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Olalá: un día en el balneario elegido por políticos
Aníbal Fernández, Randazzo y Scioli, entre otros, pasaron por el parador en los primeros días de enero; las mejores anécdotas de los funcionarios cuando descansan en short y ojotas; accedé a las imágenes
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PARA LA NACIONIván Ruiz
VILLA GESELL.- Aníbal Fernández salió de las duchas, atravesó el pasillo y llegó hasta la administración del balneario. Tomó con sus manos el toallón que había usado para secarse y apuntó como si el canasto de la ropa sucia fuera un aro de básquet. Encestó.
Como Aníbal, los políticos que prefieren la playa para tomarse vacaciones eligen un balneario de Villa Gesell para acercarse al mar, descansar y disfrutar del sol con sus amigos: Ola lá. Allí, en la intimidad, suceden los acontecimientos más graciosos del verano.
De short y ojotas, los políticos juegan a las cartas, leen o se refrescan en el mar. lanacion.com te cuenta cómo se vive una jornada en el balneario elegido por los funcionarios para sacarse la política de la cabeza.
Si está soleado, el día comienza cerca de las 9. "El primero que llega es José [Díaz Bancalari]. Mientras lee los diarios, toma mate, charla con los mozos y con los carperos", comentó Laura Fretes, dueña del balneario.
Durante los primeros días de enero, los kirchneristas coparon el parador: Aníbal, el gobernador bonaerense Daniel Scioli; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el diputado José María Díaz Bancalari y el ex intendente de Quilmes, Sergio Villordo, entre otros, pusieron los pies en la arena. De la oposición, sobresale la presencia del gobernador de Santa Fe, Hermes Binner. El alquiler de una carpa durante enero oscila los 4000 pesos.
Aníbal Fernández, que tiene previsto volver el fin de semana a la arena, se roba el protagonismo del balneario, según cuentan los empleados. Suele llegar cerca de las 11. Enseguida, ordena una gaseosa dietética, mientras bromea con los mozos.
"Todos comen muy sano. Casi siempre una ensalada o, como mucho, una picada", sostuvo Fretes. Como para la playa no hay descanso, a la tarde comienzan las actividades recreativas. "El clásico es el truco", agregó la mujer.
Pero mientras Aníbal se divierte, su carpa tiene dueño: Ernesto. "Es un perro bravo. No lo dejan subir al balneario. Es sereno hasta que te acercás a su dueño", contó Fretes.
El 9 de enero de los últimos años festejó su cumpleaños con sus compañeros de carpa. Hasta le preparan una torta. La cercanía con los empleados del lugar también es llamativa: "Se conocen el nombre de todo el personal", afirmó Fretes.
Los hermanos Chávez, mozos del balneario, pueden dar fe. "Se porta muy bien. No es el mismo que se ve en tele. Se lo ve de otra manera. Está más tranquilo, hace bromas", afirmó Christian, que intercambia correos electrónicos con el jefe de Gabinete durante el resto del año. "Es como un compañero más. Siempre lo tratamos como un amigo, no como alguien de arriba", agregó Federico.
El día en Ola lá termina tarde. Cerca de las 20 emprenden la retirada. "Cuando el clima lo permite, se quedan hasta que la playa los echa", relató Fretes.
Pero no todo es color de rosa. A la mayoría, el descanso le dura unos pocos días: llegan para pasar sábado y domingo y durante la semana vuelven a trabajar. Aprovechan esos días para cargar las pilas que les permitan enfrentar un 2011 electoral.
El personaje: Aníbal Fernández, jefe de Gabinete
1. Ernesto. Un clásico del verano, su perro es el más fiel guardián del funcionario kirchnerista. Junto a sus custodios, cuida sus espaldas en la playa.
2. Mozos. "Es un compañero más, siempre lo tratamos como un amigo", dice el personal gastronómico, que hasta le hace regalos.
3. Una de Manu. Al jefe de Gabinete lo recuerdan por encestar su toallón mojado desde un par de metros en la administración del balneario.
Por Iván Ruiz
