Luego de unos días en que varias ciudades argentinas se pintaron de blanco, arquitectos y expertos en diseño comparten ideas para mantener el calor en la casa sin gastar energía
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En una semana en la Ciudad de Buenos Aires en la que las temperaturas rozaron los 0° y en que nevó en otras ciudades del país, muchos se preguntan por trucos que ayuden a calefaccionar la casa, aunque sin recurrir a la estufa.
Muchos de estos trucos se relacionan con la aislación térmica, es decir que con las distintas alternativas en materiales que preservan el calor y otros tienen que ver con la orientación de la vivienda, la decoración y el diseño arquitectónico.
1) Aislar las ventanas
En primer lugar, una de las claves esenciales para ahuyentar el fresco de la casa es mantener las ventanas aisladas. En ese sentido, Fátima Bandeira, diseñadora y fundadora de FA Interiores, señala: “Para alejar el frío de las ventanas, lo mejor son las que tienen Doble Vidriado Hermético (DVH), que garantizan una excelente aislación. Sin embargo, si estas son comunes, hay varias acciones que se pueden tomar para mejorar su aislamiento”.
Desde la Asociación Argentina del PVC (AAPVC) también recomiendan ventanas de perfiles de PVC con doble vidriado hermético (DVH). “El PVC es un aislante natural, no conduce el frío como los metales. La combinación del marco de PVC y el aire entre los dos vidrios crea una barrera casi impenetrable para el frío. El resultado es inmediato: se reduce la pérdida de calor hasta en un 70%, y a su vez ayuda a bajar las facturas de gas y electricidad, y de paso, aíslan el ruido exterior”, detallan desde la asociación.
Una solución económica para logarlo, sin encarar una obra nueva y compleja, es la colocación de burletes. Se trata de bandas de goma o espuma que se instalan en los bordes de las ventanas y ayudan a mejorar la aislación del frío.
2) Aprovechar las persianas y cortinas
Bandeira también sugiere utilizar cortinas térmicas y hacer un buen uso de las persianas para preservar el calor durante la noche: “Conviene cerrar cuando el sol ya no calienta y se va terminando el día, para mantener la temperatura acumulada”. Las persianas, además de ser un buen aislante, cumplen una función relativa a la seguridad. A la hora de elegirlas, es importante tener presente tanto el material de fabricación como el grosor que presentan.
En cuanto a las cortinas, también existe la posibilidad de utilizar “doble cortinado”: “Una opción es colocar cortinas de tela gruesa que tengan una capa de blackout en la parte trasera. Otra alternativa es combinar un roller de blackout con cortinas de tela al frente que se puedan correr. Esta instalación ayuda a mantener el calor adentro y el frío afuera, además de aportar un toque decorativo a la casa”, agrega la diseñadora.

3) Un aliado inesperado: la decoración
“Es importante absorber el calor y mantenerlo a través de los materiales porosos”, asegura la fundadora de FA Interiores. Explica que estos elementos actúan como trampas de aire: retienen las altas temperaturas y, de esta forma, funcionan como un buen aislante térmico.
Se trata de una herramienta que se utiliza para la estructura de las paredes y los techos y, esa misma lógica del aislamiento en la envolvente de la casa también aplica para los materiales de decoración: “Cuanto más porosos son y más celdas de aire tengan, más cálido va a ser el espacio”, señala Bandeira y ejemplifica: “Prendés una estufa y el calor se mantiene en las alfombras, almohadones, telas de las cortinas, en los tapizados de las sillas, en los pisos de madera, empapelados, entelados, en las paredes, etc., y colabora para hacer más cálido el espacio”.

La especialista recuerda que, en el pasado, las chimeneas cumplían un rol importante a la hora de calefaccionar, pero los grandes tapices y alfombras que antiguamente decoraban las casas también desempeñaban una función vinculada a conservar la temperatura. “Si nos atenemos a lo histórico, en la época de los castillos, como no había calefacción, todas las paredes tenían tapices, para mantener el calor”, explica la diseñadora.
También se debe prestar atención a techos, paredes y pisos: desde la Asociación Nacional de Materiales de Aislación Térmica Eficiente explican que existen tres puntos críticos en una vivienda a los cuales prestar atención para no perder el calor necesario para lograr confort interior.
Uno de ellos es el techo, que en una vivienda individual es la zona por la que se pierde la mayor parte del consumo energético ya que es la superficie más expuesta al clima exterior. “El 40 % del calor que generamos se pierde por el techo”, aseguran. Por otra parte, los muros son los responsables del 30% de la pérdida de calor porque dejan traspasar al interior la temperatura exterior. Por último, el piso representa el 10% de estas pérdidas energéticas. En los tres casos es necesario revisar los materiales ya que existen algunos específicos como la lana de vidrio, el poliestireno expandido y poliuretano, que ayudan a mantener el calor interior. “Con aislación térmica eficiente se logra ahorrar hasta un 35% en el consumo total de energía y hasta un 70% en las facturas sobre la luz y el gas consumidos para climatizar un hogar”, sostienen.
4) La ubicación de la casa
Respecto a la arquitectura de la casa, los expertos señalan que la orientación solar de la vivienda es algo esencial. “Es fundamental para lograr maximizar el confort y la eficiencia energética desde una etapa temprana. Sabemos que la mejor orientación es hacia el norte, ya que, de esta manera, la vivienda recibe la mayor cantidad de luz solar durante el día”, señala Gabriel Joga, director y arquitecto de Grupo 8.66.
En este sentido, explican que ellos ubican las áreas de uso común del departamento, como el living y la cocina, en el sector que recibe más luz solar, mientras que las áreas de menor uso, como baños y lavaderos, se colocan en las partes más sombreadas. De esta manera, si se instalan grandes ventanales en la dirección del sol, ingresará mucha luz y calor natural durante el invierno en esos espacios más frecuentados de la casa. Al mismo tiempo, conviene que las ventanas en el lado sur sean más chicas, ya que recibirán menos sol y viento más frío.
También explican que el color de las paredes juega un papel en la conservación del calor, ya que, como indican desde Grupo 8.66, “usamos colores claros en interiores para reflejar el calor e iluminación, y colores más oscuros en las caras que necesitemos absorber y retener el calor”.
Ahora bien, si la casa ya está construida y no se pueden cambiar las zonas de la casa, algo que puede ayudar es conocer cuáles son las zonas de la casa donde más se escapa el calor y, así, ganarle a las bajas temperaturas. En ese sentido, el techo es el lugar por el que se pierde la mayor parte del consumo energético: por ahí se escapa el 40% del calor, ya que es la superficie más expuesta al clima exterior. Es por esto que, “es la parte de las viviendas en donde hay que redoblar los esfuerzos a la hora de aislar térmicamente”, explican desde Andima. Por su parte, las paredes son las responsables del 30% de la pérdida de calor. “Normalmente, no están aislados térmicamente y traspasa la temperatura exterior; por ejemplo, en invierno, cuando tocamos las paredes notamos que están heladas y también visualizamos, muchas veces, condensación en paredes y ventanas”, agregan desde la Asociación.
5) Un invento inesperado
Por último, un truco que surgió recientemente es la opción de instalar un film transparente en la ventana, una lámina delgada que se adhiere a la superficie del vidrio y ayuda también a la aislación. En palabras de Bandeira: “Actúa como una barrera adicional, reduciendo la transferencia de frío o calor entre el interior y el exterior de la casa”.
Explica que, para instalarlo, se rocía una solución de agua con jabón en la superficie del vidrio, lo que facilita el posicionamiento del film. Después, se coloca el film sobre el vidrio y se ajusta para que quede bien alineado.
Además de todas estas consideraciones y teniendo en cuenta la creciente preocupación por el consumo energético y el cambio climático, la arquitectura bioclimática se consolida como una alternativa inteligente y sostenible para el diseño de viviendas aporta Martín Suffern, Ggerente del Área Técnica de Vivienda en Eidico. Se trata de aprovechar las condiciones climáticas del entorno para minimizar el uso de sistemas mecánicos de calefacción o refrigeración, lo que reduce la huella ambiental y los costos energéticos. “La arquitectura bioclimática propone diseñar edificaciones que trabajen con el clima y no contra él”, sostiene Suffern. Esto se concreta a través de decisiones ya mencionadas como la orientación del edificio, el aprovechamiento de la luz solar, propone el uso de materiales naturales (como corcho, lana de oveja, celulosa reciclada o fibras vegetales, de bajo impacto ambiental) y también la ventilación cruzada.
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