El sector espera la reglamentación que defina los detalles del proceso
La ley que permite blanquear fondos para invertir en obras nuevas o con un avance de obra del 50%, además de introducir beneficios fiscales para todo el que invierta en dichas obras, ya está publicada en el Boletín Oficial desde hace 10 días. Sin embargo, se demora la publicación del decreto reglamentario , clave para que la AFIP, el organismo a cargo de su reglamentación, instrumentalice la norma, aprobada por unanimidad en el Congreso. En los hechos, sin decreto y sin reglamentación no hay ni procedimientos formales ni garantías que hagan efectivo al blanqueo o a las ventajas impositivas, pensados para motorizar a un sector clave de la economía.
La demora es especialmente preocupante porque, con la publicación, ya empezó a correr el plazo de 60 días para sincerar fondos. Está corriendo el tiempo para blanquear sin que sea posible hacerlo. Una alternativa al retraso podría ser la introducción de una prórroga. “En la medida en que se demore el proceso y teniendo en cuenta la expectativa que se generó, creemos que lo conveniente sería que rija desde que está vigente la reglamentación y no la ley”, dice Carlos Spina, presidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV). Es decir, que se cuenten 60 días a partir del momento en que AFIP haga efectiva la reglamentación de la ley.
Otros puntos importantes que el organismo debe instrumentalizar son el mecanismo mediante el cual se podrán convertir los dólares sincerados al valor del contado con liquidación (un tipo de cambio favorable para el blanqueador); la manera concreta de constatar que una obra tiene un avance de obra del 50%; o la apertura de una cuenta comitente en paralelo a la cuenta especial que se abre para blanquear. Detalles técnicos sin los cuales no hay ley ni motor alguno.
“No ayuda que no podamos dar certezas con esto. Agrega incertidumbre en un momento delicado, porque se suma al aumento en el costo de la construcción”, sigue Spina.
Preocupación por la suba en el costo de construcción
El miércoles pasado, el Indec dio a conocer su informe de evolución de precios mayoristas y del costo de construcción correspondientes a febrero. Sobre el segundo, el índice arrojó un aumento del 5% mensual, llegando a acumular una suba de 8,2% en los primeros dos meses del 2021. En la comparación interanual, el aumento de precios fue del 40,8%. Medido en dólares, el metro cuadrado cuesta 7,4% menos que en marzo del año pasado.
Si bien el costo de construcción viene de un piso que probablemente no era representativo (tocó fondo en mayo del año pasado, en plena inactividad por la pandemia), el hecho de que lentamente empieza a trepar inquieta al sector, ya que el costo bajo es uno de los factores que apuntala a la actividad en un contexto marcado por la renuencia a invertir.
“Lo vemos con cierta preocupación. Veníamos de un mercado detenido, luego empezó a arrancar lentamente y ahora esto podría volver a hacerlo menguar. No es un dato positivo, lo que no quiere decir que no fuera esperable”, dice Spina. “Sí, preocupa”, coincide Alejandro Ginevra, a cargo de la desarrolladora GNV y presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (Camesi). “Que la inflación le empiece a ganar al dólar no es una buena noticia”.
Según Reporte Inmobiliario, los aumentos sufridos en pesos durante el semestre se replicaron de forma casi idéntica medidos en dólares. Además, la baja con respecto a precios que tocaron picos en 2017 pasó del 62% a ubicarse actualmente en un 47%.
El contexto está marcado por la incertidumbre. La evolución del costo de la construcción dependerá principalmente del dólar y de la inflación, pero también de factores como las faltantes de importaciones, que ya se sienten.
Si bien el costo de construcción sin duda estaba y sigue bajo, el grado en el que la caída del año pasado es representativa es discutible. “Creo que, estructuralmente, el costo de la construcción en realidad no había bajado mucho, porque esas bajas duraron poco. Las caídas más fuertes se dieron por la suba rapidísima del dólar, cuando parecía que no encontraba techo. Pero después se estabilizó, y un poco quedó la sensación de que seguíamos con el dólar cerca de los $200”, opina Federico Gonzalez Rouco, economista especializado en vivienda. Además, la comparación con los meses del 2020 es poco relevante. “El nivel de actividad y precios no reflejaban un momento normal, reflejaban la pandemia. Encima había mucha disociación entre los factores que inciden en el costo (materiales y mano de obra), que variaron con poca relación entre sí”, continuó el economista.
Los faltantes son otro tema que preocupa. Una parte se explica por las dificultades logísticas y de costos (sea para producir o importar) que tienen los proveedores en tiempos de Covid, pero también por el acopio en tiempos de brecha cambiaria. “Cuando hay una brecha creciendo, el que puede darse el lujo de no vender guarda el stock. Nadie quiere perder valor”, dice Spina. Ya aparecen, como en otros sectores de la economía, cuellos de botella.
En cuanto a las proyecciones a futuro, todo es duda. La evolución del costo de construcción dependerá del dólar y de la inflación, que impactan en la variación de precios en salarios y materiales. “Depende de lo que ocurra con el dólar. Por ahora sigue estable, pero hay que ver por cuánto tiempo y cómo. Lo mismo con la inflación: si sigue en estos niveles, entre 3% y 4%, y el dólar se mantiene estable, entonces se va a erosionar el costo de construcción”, completa Gonzalez Rouco. Las distorsiones sufridas el año pasado, además, hacen difícil notar en donde están los precios de equilibrio. Volatilidad, inflación y dólar. Vaivenes de la economía argentina.
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