Por la pandemia y el auge del home office, surgen opciones con espacios portátiles equipados que se venden o alquilan para que el trabajo en casa sea más eficiente
Si hay algo que la cuarentena puso en evidencia es que gran parte de los trabajos que se hacían en las oficinas se podían realizar desde la comodidad de la casa de cada empleado. El home office le abrió las puertas a que mucha gente le encontrara el gusto a trabajar desde su hogar, ahorrándose tiempo de traslado y previniendo los tan temidos contagios del coronavirus. Esto no sólo generó cambios culturales, sino que, además, favoreció el nacimiento de un nuevo mercado no sólo local sino también internacional, el de las oficinas modulares, también conocidas como portátiles o “instalables”.
Este tipo de inmueble de reducidas dimensiones y de diseño funcional, rápidamente se convirtió en un suceso comercial en todo el mundo. En tiempos de aislamiento y de distanciamiento social muchos emprendedores, diseñadores y arquitectos encontraron en las cabinas de oficinas una gran oportunidad de negocios. Así es como en muy poco tiempo en el mercado internacional se comenzaron a multiplicar las opciones.
Una de ellas es WorkPod. Este modelo creado por la firma Autonomous se distingue por sus 17 componentes prefabricados que como un Lego pueden ensamblarse en un solo día y sin precisar de conocimientos de construcción. Además, sus grandes ventanales (desde piso al techo) conectan al ocupante con el exterior.
Los WorkPods son compatibles con la mayoría de los tipos de suelo -entre ellos grava, ladrillo, césped y hormigón-, sin dudas, esta es una gran ventaja, dado que pueden adaptarse fácilmente a cualquier tipo de terreno. Otro de los beneficios con que cuenta es su alto poder de aislación sonora y térmica que le permite a cada ocupante no distraerse con los sonidos de la naturaleza ni de los niños. Además, las variaciones climáticas tampoco resultan un problema. La oficina está hecha sobre una base de acero y cemento y recubierta con maderas fuertes y nobles como el roble y el nogal. Ellas están equipadas con un sistema de cableado eléctrico configurado de antemano.
Según la web de sus desarrolladores “sólo hay que armarlas y enchufarlas a una fuente de electricidad para que funcionen la iluminación, los tomas de corriente, el aire acondicionado portátil y un ventilador interno”. La estructura laboral portable tiene tres años de garantía y se comercializa a US$22.800. Por este precio, la empresa promete que las oficinas resisten el viento, la lluvia, la nieve, la humedad, las altas temperaturas y hasta los gritos de los pequeños más revoltosos.
Para alquilar
Otra propuesta es la que lanzó la startup irlandesa Nooka. Esta compañía no sólo ofrece un tipo diferente de inmueble, sino que además ideó su propuesta comercial de una forma distinta. Su negocio está basado en el arrendamiento de estos miniespacios de trabajo que denominan “oficinas de proximidad”. “Ésta es una solución práctica y funcional que se pueden alquilar temporalmente y que pueden ser instaladas tanto en el patio como en el jardín de la casa”, explican en un comunicado de prensa los mismos emprendedores.
Estos inmuebles modulares resultan una alternativa para quienes no quieren regresar a la oficina o quienes siguen trabajando de forma remota y necesitan separar su espacio de trabajo con su casa (y los chicos o la familia). Estos puestos laborales vienen totalmente equipados con escritorio, silla, armario, wi-fi de alta velocidad, energía, iluminación, cerradura inteligente, calefacción y refrigeración. Las primeras versiones que salieron al mercado están diseñadas sin baño, aunque ya están evaluando la incorporación de este espacio para próximos diseños.
Cabe aclarar que, esta idea no surgió de la mano de la pandemia, aunque con la aparición del Covid-19 y la implementación de manera masiva del home office tomó mucha mayor preponderancia esta alternativa. “Nosotros, antes de que llegara el coronavirus, percibimos que mucha gente trabajaba desde casa en condiciones menos que ideales. La mayor parte del tiempo lo hacían desde la mesa de la cocina, el sofá y, a veces, en la cama”, dice la CEO Leanne Beesley. Y agrega: “Entendimos que era preciso darle una solución a toda esa gente que hace home office. Y así fue que nacieron nuestras ‘oficinas de proximidad’”.
La gran innovación que aporta Nooka no radica tanto en el espacio de trabajo, sino en la forma que tiene la gente de acceder a él. “En la actualidad, existen varias empresas que hacen pequeños edificios prefabricados que los propietarios pueden comprar para obtener espacio de oficina adicional, pero a menudo estos inmuebles se encuentran fuera de los bolsillos de la mayoría del público. Por tal motivo nosotros pensamos en una opción mucho más accesible”, comenta Beesley.
La estrategia comercial propuesta por la startup, que se presenta como “la primera red de oficinas de proximidad inteligentes”, se basa en membresías mensuales. “Nuestro sistema contempla que las personas se puedan asociar a Nooka obteniendo así un pase de duración mínima de un mes, que les permitirá hacer uso de nuestras oficinas de proximidad. Los modelos más pequeños (para una persona) tienen un costo de alquiler de €299 al mes, mientras que la que ofrece dos puestos de trabajo puede rentarse por €399. Para aquellos que lo soliciten puede hacerse un modelo con tres ubicaciones laborales”, dice el CEO. Y agrega: “Convertirse en miembro le permite acceder instantáneamente a la comunidad y la red de Nookas en todo el mundo”.
Para aquellos que quieren adquirir un inmueble de este tipo pueden hacerlo realizando un depósito que ronda los €1000 y luego una serie de cuotas que, según sostienen desde el portal, resulta mucho más accesible que el alquiler de un puesto de trabajo en cualquier espacio de coworking. La compañía afirma que tanto aquellos que alquilan como quienes compran este tipo de mini-estructuras laborales tienen garantizada la entrega gratuita, en toda Europa, en un plazo máximo de 60 días.
Un pequeño coworking
Muchos de los miembros que se sumaron a la red durante la primera etapa residen en Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Según la startup, la mayoría de los clientes busca hacerse de un espacio tranquilo ya sea para trabajar o estudiar desde su hogar. La compañía también ofrece la opción a cualquier persona que tenga un patio trasero en su propiedad y que vea la oportunidad comercial de subarrendar el espacio de trabajo a vecinos, amigos o conocidos. Para aquellos que ven un negocio de subalquiler temporario del espacio de trabajo, la startup ofrece no sólo asociarse comercialmente a ellos, sino que además les brinda una sencilla aplicación que les permite administrar el negocio.
Beesley dice que Nooka mantiene conversaciones con algunas empresas que están interesadas en arrendar estas unidades para sus empleados. Uno de los primeros clientes de la firma irlandesa es un pueblo de Rumania que desea agregar comodidades modernas en las casas con el fin de facilitar que las personas trabajen de forma remota.
Según la CEO de la compañía, antes de la pandemia, “se observaba una tendencia: la multiplicación de espacios de coworking en sectores suburbanos. Hoy mucha gente -fruto del Covid-19- está intentando quedarse en sus hogares y para ellos la ‘oficina de proximidad’ se presenta como una gran solución”, concluye Beesley. Para este año que acaba de comenzar la compañía -que actualmente está presente en seis países de Europa- prevé expandirse a los Estados Unidos.
En la Argentina
En nuestro país, las oficinas modulares también se convirtieron en una suerte de fenómeno que tomó un gran impulso de la mano de la pandemia. Pero vale aclarar que ellas nacieron hace mucho tiempo y que entre los rubros que hicieron punta en su utilización se destacan las firmas petroleras, mineras y las vinculadas con la construcción y vialidad. Como era de esperar, la pandemia -de algún modo- ayudó para hacer de ellas una opción más accesible y masiva.
Uno de los precursores en estas tierras de las oficinas modulares es Juan Luis Basombrío, presidente y fundador de U-Store, una firma que actualmente se dedica al alquiler de contenedores marítimos como espacio de guardado. Basombrío es un emprendedor nato, su visión de negocio y su convicción lo convirtieron -en los últimos diez años- en uno de los referentes del sector del storage en la Argentina, pero sus orígenes en el negocio están relacionados con las denominadas oficinas modulares.
“Hace quince años arranqué sólo con un préstamo personal. Con ese dinero compré ocho contenedores marítimos y los comencé a alquilar para los campamentos de petróleo, gas y minería. Algunos eran reformados como oficinas, viviendas, laboratorios o vestuarios. A los 60 días la empresa ‘dio el primer peso’. Desde ese momento jamás dejó de dar beneficios. El crédito lo pagó solo el negocio. En ese mundo me mantuve por cinco años. Luego, llegó la etapa del storage con el nacimiento de U-Store, rubro al que finalmente me dediqué”, explica el emprendedor que actualmente, cuenta con 5200 metros cuadrados divididos en dos predios (uno en Don Torcuato y el restante en el partido de Escobar-).
Desde la aparición de Basombrío en el rubro de las oficinas modulares hasta hoy se multiplicaron no sólo las firmas que ofrecen estas opciones sino también los clientes que las demandan. “En la actualidad, en ese sector existe casi una opción para cada necesidad”, concluye Basombrío.
Adaptarse a las necesidades
Con dos décadas de historia y más de 980 proyectos realizados, Mobilbox cuenta con dos sucursales (en Buenos Aires y en Neuquén), ofrece proyectos llave en mano y estructuras modulares tanto para la venta como para el alquiler, para casi todos los rubros y funcionalidades. En lo que tiene que ver con oficinas cuentan con tres modelos, los cuales pueden combinarse para ir incrementando la superficie. Otra de las firmas que se destaca en el sector es Módulos DOF Soluciones Habitacionales. La empresa radicada en la localidad de Ensenada brinda tanto la opciones modulares de viviendas, locales gastronómicos como de oficinas con seis modelos que van desde plantas libres hasta estructuras con cocina y baño).
Otra de las marcas que ofrece alquiler de módulos habitables es Tcom, la firma oriunda de Villa Rosa, Buenos Aires, que brinda cinco opciones válidas para ser utilizadas como espacios de trabajo. La más pequeña (de 3x2,4 metros) cuenta con diseño multifuncional y eficiente y está diseñada para todo tipo de funcionalidades. Está equipada con sistema de electricidad, equipo de aire acondicionado y ventana.
La firma Mini Casas Argentinas construye oficinas, casas y quinchos realizados sobre la base de contenedores marítimos que los comercializan bajo el sistema llave en mano a $78.000/m2. El servicio, con entrega estimada entre 20 y 30 días, contempla construcción en seco realizada con materiales nobles y sustentables de alta calidad. Además, los clientes pueden elegir los detalles de terminación.
Otra manera de modular
Patricio Rozenblum, Marcelo Saul y Guido Cabrosi son amigos desde el colegio secundario y conducen el Grupo Oslo, un conjunto de empresas conformado por Oslo Propiedades, PBG Desarrollos y Baires Apartments, que se especializa en la ejecución de proyectos de construcción, servicios de compraventa de usados y alquileres tradicionales.
Su último proyecto es Azur, un edificio de US$10 millones de inversión y ubicado en pleno Palermo Nuevo. Tiene nueve pisos y 6000 m2 de oficinas con la particularidad de adaptarse a la superficie que necesite el cliente: cada nivel está predividido en siete módulos de 55 m², y quienes compran en pozo pueden unir o separar a demanda.
Si el edificio ya está construido y dividido, a la oficina se le puede dar un tamaño distinto al existente. ¿De qué manera? El secreto es usar “losas sin vigas -si se saca la pared no queda una viga donde estaba la pared que dividía- y paredes divisorias de Durlock. Como no hay nada en el techo, se puede mover como una caja”, detalla Marcelo Saul, director comercial del grupo Oslo.
Azur estaría listo para fines de 2023, allí el metro cuadrado promedia los US$2700. Cada módulo consta de 55 m² y una planta entera ocupa 460 m². Sin dudas, esta innovación es una respuesta al mercado que busca personalización en los espacios. “Nos dimos cuenta de que la posibilidad de modular las plantas ofrecía mucha más versatilidad a la hora de salir a comercializar y no nos equivocamos”, finaliza Rozenblum.ß