El nuevo local ocupa los pisos 15 y 16 del edificio ubicado en San Martín y Bartolomé Mitre, donde se encuentra la sucursal más importante del banco Santander; además, hay oficinas que se convertirán en viviendas para estudiantes y un museo deportivo con 3000 camisetas y 7000 objetos de fútbol
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Con vista a las cúpulas de la city porteña, un nuevo rooftop se suma a la lista de terrazas premium en la intersección de las calles San Martín y Bartolomé Mitre. En los pisos 15 y 16 del edificio donde funciona la sucursal más importante del banco Santander, abrirá a fines de abril Cenit, un bar con estilo neoyorkino clásico.
El grupo gastronómico Abridor invirtió $400 millones para llevar a cabo esta propuesta de casi 1000 metros cuadrados con espacios de sitting para 250 personas. Se trata de un edificio icónico de por sí, ya que el arquitecto a cargo de construirlo fue Mario Roberto Álvarez, considerado uno de los personajes más influyentes de la escuela arquitectónica del Movimiento Moderno internacional.
Pedro Díaz Flores, socio del grupo gastronómico, contó en diálogo con LA NACION que el lugar le rendirá tributo a su identidad. “Vamos a mantener los casetones y las alfombras”, ejemplificó, y añadió que el menú elaborado por el chef Pedro Bargero incluye platos de mar y tapeos.
La cima del edificio tiene algo que pocos otros tienen el beneficio de gozar: una vista panorámica de la Ciudad de Buenos Aires. “El edificio tiene vista 270 grados. De un lado tiene vista al río y el skyline de Puerto Madero. Del otro lado, vas a poder comer con vista a las cúpulas y junto al menú va a venir un brochure con información de cada cúpula que estás mirando”, cuenta Díaz Flores.
Desde allí se puede apreciar la cúpula del Congreso, de la Legislatura, del edificio Bencich, el Ministerio de Desarrollo Social de la Avenida 9 de Julio, la Plaza de Mayo y suele pasar muy cerca el helicóptero presidencial cuando baja en la Casa Rosada.
En el piso 15 estará el gran salón, que combinará distintos climas según el tipo de velada que se busque. Si los clientes quieren un espacio relajado pueden sentarse en los tatamis mientras que si buscan un espacio más tradicional habrá mesas, sillas y una gran barra central. Además, este piso contará con un espacio para hacer producciones artísticas y shows en vivo.
El piso 16, el último del edificio, estará destinado a un área exclusiva. El que en su momento fue el centro de convenciones del banco y lo utilizaban para eventos ahora será un salón VIP para entre 60 y 70 personas para eventos corporativos. “Creemos que va a traccionar mucho en la zona porque no hay espacios de esta calidad”, opina.
"La cena será con reserva y el almuerzo apostamos a que sea para el sector ejecutivo senior que trabaja por la zona del centro."
Pedro Díaz Flores, socio del grupo gastronómico Abridor
Este espacio exclusivo también tendrá una particularidad que solo algunos restaurantes se animan a mostrar. Al subir por la escalera que conecta ambos pisos, “se atraviesa la cocina por un pasillo hasta llegar al rooftop y, mientras se sube, se puede ver a los chefs cocinando y armando platos”, cuenta.
Una vía alternativa y más privada para acceder es el ascensor privado que sube desde la cochera exclusiva del edificio, en caso de que quieran llegar a un evento sin ser vistos ni pasar por el piso 15.
Ambos pisos tienen un sistema de cerramiento para aprovechar la parte exterior de las terrazas que puede abrirse hasta un 60% para disfrutar un día cálido o cerrarse por completo en los días con climas más hostiles. Díaz Flores expresa que parte de las terrazas tendrán “una instalación verde con un trabajo de paisajismo de plantas y áreas de cemento fusionadas con otras de césped sobre el que se van a poner las mesas como si estuvieses comiendo en el campo, con el diferencial de tener la vista de un piso 15 a todas las azoteas de la ciudad”.
Los cambios en el edificio
El restaurante se inaugurará en un contexto de reconversión de la zona que impacta de lleno en el edificio. “Como negocio es una apuesta fuerte del grupo en sintonía con el plan de reconversión del centro porteño ya que confiamos en que la zona va a ser una opción buenísima para el turismo y los que vivimos en Buenos Aires”, opina Díaz Flores.
Con la vuelta a la normalidad después de la pandemia, el microcentro recupera lentamente la vitalidad que supo tener. “De a poco volvemos a trabajar y estos lugares empiezan a tener mayor demanda”, señala Domingo Speranza, CEO de Newmark. Pero aclara que el público cambió: por ejemplo, el sector financiero migró a Catalinas, y rescata que “el microcentro tiene oferta gastronómica, teatros, eventos, accesibilidad con varias líneas de subte, tren y colectivo y los servicios están a walking distance”.
El Gobierno Porteño ofrece en la zona una serie de incentivos a la vivienda que apuntan tanto a promover la realización de desarrollos inmobiliarios de uso residencial como a facilitar la mudanza hacia la zona, mediante la implementación de herramientas de ayuda financiera. Incluye la creación de un Fondo de Compensación y el programa “Mudate al Microcentro” para incentivar el alquiler, con líneas de crédito preferenciales del Banco Ciudad.
De oficinas a viviendas para estudiantes
En ese marco contextual es que el edificio dejará atrás su forma tradicional de oficinas para ser pionero en la transformación y se convertirá en un proyecto de usos mixtos. “A partir del quinto piso hasta el rooftop se van a hacer 12 departamentos por piso con amenities de uno, dos y tres ambientes de entre 40 y 90 m² destinados para estudiantes que inicialmente se van a alquilar”, cuenta Sebastián Sommer, creador del fondo de inversiones inmobiliarias Tayron Capital, que es dueño del edificio.
Se trata de uno de los primeros casos que se anima a dar un giro 180° en el microcentro y transforma oficinas en viviendas. Si bien seguirá habiendo oficinas en el cuarto y quinto nivel, los departamentos estarán separados.
El edificio de 25.000 metros cuadrados totales atravesó varios cambios en el último tiempo y tiene planificado seguir evolucionando. “Se va a rediseñar la planta baja para generar integración con las oficinas y el uso del hall para los que trabajan y viven en el barrio, va a tener un lobby bar con exposiciones de arte, en la parte de afuera se van a poner mesas y va a haber bicicleteros y cargadores de bicis eléctricas, entre otras cosas”, cuenta Sommer sobre la reforma que demandará una inversión de $2400 millones, que ya está por ponerse en marcha y que esperan que finalice el año que viene.
Por su parte, Speranza agrega que “después de las primeras reformas el edificio incorporó flex spaces, que son salas de reuniones con todo el equipamiento necesario que no solo estarán disponibles para los inquilinos, sino también para que, aquellas empresas que no cuentan con esa infraestructura, puedan contratar el lugar por el lapso que deseen”.
Hoy en día, hay un piso de oficinas vacante y el resto están ocupados, afirma el titular de Tayron Capital. El alquiler mensual parte desde los US$17/m², aunque el precio varía se si alquila amoblado o vacío y si se alquila una parte del piso, la planta entera o varios pisos. En cuanto a la venta, los pisos se venden desde US$2500 a dólar MEP el metro cuadrado.
Así como las empresas podrán hacer eventos privados en el piso 16 del rooftop, hay otro lugar exclusivo en el edificio dedicado para este propósito. En el tercer subsuelo se encuentra el museo privado City Top (Templo del Otro Partido), fundado hace cinco meses por el emprendedor Claudio Destéfano para preservar el patrimonio del marketing deportivo.
Allí se expone una colección de 3000 camisetas de fútbol y 7000 objetos históricos del mundo de este deporte, por lo que su dueño eligió el edificio por su alta seguridad ya que se trata de una colección privada. La exposición no está abierta al público sino que su propietario cobra US$500 para eventos empresariales y cuenta que aproximadamente lleva a cabo dos por mes. Las organizaciones suelen contratar visitas guiadas para descontracturar las largas reuniones que se llevan a cabo en el edificio.
Una de las particularidades del edificio es que es uno de los pocos del microcentro que pertenece completo a un solo dueño. “Esto es una ventaja para el que lo ocupa porque cuando firma un contrato de varios pisos firma solo con una empresa en lugar de con muchas o el cambio de ascensores y equipos depende de la decisión de una sola gestión”, advierte Domingo Speranza.
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