Riquísimo, esponjoso, mullido, aireado, suave. Ponele el adjetivo que quieras a este soufflé de calabaza pero hacelo porque no te vas a arrepentir. Además en esta receta le ponemos un ingrediente sorpresa que le da un gustito salado increíble: la panceta. Claro que si sos veggie podés evitarla y la receta te va a salir perfecta igual. Es super fácil, lleva poco tiempo y le suele gustar a todos porque cada uno tiene su propio soufflé individual, entonces tiene mucha pinta al servirlo. Es más, lo podés guardar en la heladera frío para que lo coman entrehoras o en una merienda, en lugar de un postre lleno de harinas. Es puro color y vitamina, además de tener la textura ideal para grandes y chicos. Mucho más rico que un simple puré y tan fácil de masticar como cualquier papilla, resulta el alimento ideal para los más bebés y los mayores de la familia. Agendá este paso a paso.
Derretir la manteca. Agregar la harina e integrar muy bien. Incorporar la leche -caliente- y, sin dejar de revolver, llevar a ebullición. Cocinar hasta obtener una salsa bien espesa, condimentar con sal, pimienta y nuez moscada.
Mezclar el puré de calabaza con la salsa. Agregar el queso parmesano rallado, las nueces picadas, la panceta en tiritas, la ciboulette picada, las yemas, sal y pimienta. Añadir las claras batidas a nieve.
Colocar la mezcla en moldes individuales previamente enmantecados y enharinados. Por último, cocinar en horno fuerte hasta que los soufflés crezcan y se doren levemente en la superficie. Servir de inmediato.
El secreto para que el soufflé esté bien hecho es no abrir el horno durante la cocción (debe estar bien caliente).
El soufflé de calabaza se puede hacer en un molde grande, pero hay que tener en cuenta que el tiempo de cocción será mayor que en los recipientes individuales.