Artistas, familiares y amigos acompañaron a la filántropa en la presentación de esta nueva obra, atravesada por sonidos, aromas y recuerdos
Sonreía Amalia Amoedo (46). Cuando, antes de las 14 horas del sábado 5 de agosto, llegó a Ungallery –una galería de arte ubicada en La Boca–, la artista, coleccionista y mecenas a través de su fundación Ama Amoedo desbordaba alegría. No era para menos. Ese día, presentó “Estrella Quieta”, su tercera exhibición individual.
Familiares, amigos y artistas la acompañaron en la inauguración de este nuevo trabajo, sinestésico, pero también muy íntimo y reflexivo, basado en la exhaustiva investigación que hizo sobre los ruidos de color. Mientras recibía, feliz, a cada uno de sus invitados, le explicó a ¡HOLA! Argentina que “son frecuencias de sonido que se asocian a colores. Estos ruidos, a su vez, generan ciertos estados mentales, entre ellos, la quietud”. Si bien hay muchos ruidos de color (el más conocido es el blanco, pero hay más) y algunos se utilizan para fines terapéuticos, el interés de Ama partió de la capacidad que tienen para rememorar y para hacer sentir. “Están presentes todo el tiempo; a veces, de forma imperceptible”, contó.
Durante meses, Ama grabó los sonidos de su vida cotidiana: la ducha, los tacos de sus zapatos al caminar, el de su maquillaje, los sonidos de su jardín, las tazas de café, su secador de pelo, la turbina de algún avión, el ruido del viento… todos, de manera abstracta y poética, están en Lunática, una pieza sonora. En esta tercera muestra, también están plasmadas algunas de sus pasiones: su vínculo con las piedras semipreciosas (está interesada en el poder energético de esos minerales) hasta los aromas (la artista tiene una historia con los perfumes a través de Fueguia). En Desvelo y Besos con caramelo, dos obras en las que volvió a usar papeles de caramelo –un recurso que empleó en obras anteriores–, trabajó con carameleras, un objeto importante de su infancia: “Aquí están mis recuerdos y mis sensaciones del presente. En mi vida, el arte es central: es uno de los motores que me impulsan a trabajar y a seguir creciendo”, concluyó sobre esta exhibición, quizá la más personal, sensible y sólida de su carrera.
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