Para configurar el hogar familiar, el dueño partió de una planta de distribución antigua y la transformó por completo con un concepto integrado, abierto y atemporal.
3 minutos de lectura'
Juan vivía solo con Philippe, su perro salchicha, en un departamento sobre la calle Crisólogo Larralde. “Mi mundo eran 50m2, un piano Steinway & Sons en el centro del living y una colección de objetos cuidadosamente organizada”, relata como preludio de la mañana en que, paseando a Philippe por el Parque Saavedra, conoció a Sami, una instructora de yoga, que caminaba con su perra Olga.

“Fue amor a primera vista. Desde ese encuentro se instaló algo difícil de nombrar, pero imposible de ignorar, y no tardamos mucho en apostar por eso que se había encendido entre nosotros. Primero convivimos en mi ‘Museo de la calle Larralde’ y cuatro meses después, con Philippe, Olga y un bebé en camino, supimos que era hora de movernos para seguir construyendo nuestra vida juntos”.
Otro capítulo
En Olivos empezó otro capítulo de la historia: el del chalet en la calle Félix Amador, donde Juan Martín asumió la tarea de hacer él mismo la reforma de su hogar. “Amador es mucho más que un proyecto de arquitectura; hay días en que no puedo creer tener una casa y una familia con todo este amor. Es como un sueño hecho realidad”.

Encaré esta reforma como un proyecto personal, sin arquitecto, pero con la mirada generosa de profesionales cercanos. Empezaba a las cinco de la mañana y cerraba la obra al anochecer. Fue un trabajo artesanal y también emocional.”
— Juan Martín Teitelbaum, dueño de casa

Obra propia
Sin los viejos tabiques, la casa brilla y luce la bow window del frente en todo su esplendor.
Con la intención de unificar la planta, reemplazaron los muros de carga por tres columnas de hormigón unidas por vigas doble T. En el medio del ambiente principal, dejaron una a la vista. “No la revestimos porque es el corazón de la casa”, explica Juan.

Para un ambiente especial, dirigieron luces cálidas de muy baja intensidad al follaje de los potus.

La premisa: abrir e integrar
La vieja cocina era una tira que corría en paralelo al jardín uniendo el cuarto de servicio y el lavadero. Ahora es un espacio integrado, funcional y estético.
En la cara que da al jardín, el ventanal de hierro repartido con vidrios laminados de seguridad completó el concepto de la reforma.

“Soñaba con una cotidianidad donde quien estuviera en el living pudiera hablar con el que estaba cocinando o descansando en la pileta. Mi visión era un espacio amplio y abierto, como un loft industrial neoyorquino".”

También el exterior
Un solo cerramiento vidriado y el mismo piso en la cocina y en la galería ayudan a integrar el exterior. Arriba se distingue la ventana de la suite, ahora orientada al jardín.
El típico cuarto “guarda-tutti” del fondo se acondicionó como playroom para que las chicas tuvieran un espacio de juego en planta baja, además del que les brinda su dormitorio en el primer piso.


Paso a paso
La nueva caja blanca, con un único piso de madera, aprovecha mejor lo que ofrece el contrafrente vidriado.
Qué se hizo
- Se demolieron todos los tabiques divisorios de la planta baja y se reforzó la estructura con columnas y vigas.
- La cocina original tipo pasillo se reemplazó por una nueva, integrada al living-comedor.
- En el contrafrente, se colocó un cerramiento de vidrio repartido.
- Cambiando el revestimiento de pared y los pisos, convirtieron un viejo cuarto de herramientas en playroom.
- Para conformar la suite, reubicaron las ventanas y sumaron un baño tomando la superficie de un escritorio contiguo.
- La cámara de aire en el techo fue acondicionada como un ambiente más con salida a la terraza, otra incorporación que no existía, con acceso desde el pasillo de los cuartos y también a través de una escalera exterior.

Escaleras arriba

Conservaron las puertas y ventanas de cedro con sus herrajes y las tiñeron.

Pisos hidrolaqueados sin el brillo del barniz, para un acabado más natural.

El cuarto principal incorporó un baño en suite tomando un escritorio contiguo.

Fue una obra grande, porque no dejamos ni un centímetro de desperdicio: se aprovechó hasta el techo, con una escalera plegable. Todo el proceso fue desafiante, pero lo hice con gusto y aprendí mucho.

El broche de oro

Ni el altillo ni la terraza existían: este sector era una cámara de aire.

Cuando pensás que ya viste toda la casa, se abre una puertita, baja una escalera y aparece una terraza de película. Esa fue mi idea, como una fantasía, y siento que quedó increíble.

Más notas de Reformas Living
Antes y después. Una reforma espectacular que llenó una casa familiar de luz, vistas y calma
45 m2 en Palermo. Te mostramos cómo se transformó un monoambiente en un espacio con estilo y confort de hotel boutique
En Chacarita. Te mostramos cómo se diseñó un departamento minimalista y funcional de 130 m2 donde cada detalle cuenta
1Sin obra, te mostramos cómo se renovó un departamento con terraza en un espacio con mucha elegancia, color y arte
2Nos metemos en el universo creativo de Ana Manghi y sus piezas únicas en vidrio que dan identidad a cada espacio
3Te mostramos cómo se transformó un monoambiente en un espacio con estilo y confort de hotel boutique
4Una casa con celosía árabe se convirtió en un oasis urbano que combina naturaleza y diseño








