El autor del bestseller “Mi Cocina” restauró una casa de más 100 años de antigüedad en Mazatlán y creó un espacio funcional a puro color, materiales nobles y detalles artesanales
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“Como chef no podía tener una sola cocina en casa, así que construí otra en la planta más alta”, contó Rick Martínez, reconocido autor de libros de cocina mexicana. Nacido en el sur de Texas, es hijo de una madre méxico-americana que cocinaba guiada por su memoria y olfato y de un padre hijo de trabajadores migrantes que recogían algodón en Waco, Texas.
“No crecí en México hablando español, pero siempre me sentí más conectado con este país. Lo sentía en el aroma del cerdo guisado con chiles y en los tamales que hacíamos cada Navidad”. En 2019, voló a Ciudad de México en un viaje “de raíces” que, sin saberlo, le cambiaría la vida. Condujo 40.000 kilómetros y exploró más de 300 ciudades y pueblos de 32 estados recopilando diferentes recetas locales. “Quería encontrar personas que se parecieran a mí, a mi familia y a los platos que hacían mi mamá y mi abuela”. Fue luego de ese viaje que escribió su último libro, “Mi Cocina” con más de 100 recetas únicas.
En los últimos cinco años, Martínez se ocupó de renovar la casa -que permanecía abandonada hace 15- ubicada dentro del centro histórico de Mazatlán, en la costa del Pacífico mexicano. “Sentí que tenía muchísimo potencial. Quería que refleje mi personalidad. Viví por 20 años en Nueva York así que quería ese toque sofisticado y chic de Manhattan pero también la playa, el arte, la creatividad y la pasión de México”.
“Rick es una explosión de color, tanto en sus platos como en su forma de vivir. Se enfoca mucho en la cocina mexicana y diariamente filma recetas para su canal de YouTube. Es por esto que era importante que este amplísimo lugar -que mide igual que toda la planta baja- le permitiera producir sus videos desde diferentes ángulos y fondos”, explicó el arquitecto Francisco Bernés de Workshop Arquitectos a cargo del proyecto de ampliación de la cocina-terraza, que luego fue diseñada y ejecutada por Michelle Cordoba y Fernanda Soto de Lasál Estudio en dos años.
“Lo que me encanta es que puedo grabar todo el día aquí con un equipo grande y la planta baja de mi casa va a seguir estando impecable y tranquila. Tener dos cocinas era algo que no iba a negociar. Como autor de libros de cocina y presentador de videos, necesito sentirme inspirado para crear comida nueva que le dé alegría a otros”, nos explicó Martínez.
Antes, en las largas jornadas de grabación en la planta baja, el eco era un problema por el concreto de la casa, entonces al diseñar la nueva cocina, colocar un techo de palma tejido a mano fue esencial para absorber el sonido y darle un toque estético al espacio.
“Este es mi escenario. Eran importantes los colores fuertes y llamativos, como el de los azulejos artesanales de las paredes. Cuando estoy rodeado de cosas que me hacen feliz, veo creatividad y pasión a mi alrededor y eso me potencia a crear comida espectacular”.
La terraza
Otro de los deseos del dueño de casa fue la incorporación de un jacuzzi. “Paso mucho tiempo ahí. Quería convertir mi terraza en una jungla de Yucatán. Pedí a los arquitectos que diseñaran una barrera de plantas que rodeara completamente el área y que me aislara de la calle y sus sonidos. El resultado quedó increíble. Cuando te sentás en la mesa o estás metido en el jacuzzi, estás en otro mundo”.
“En cada uno de nuestros proyectos, nos resulta importante la continuidad entre el interior y el exterior. En este caso, queríamos que Rick pudiera abrir las puertas a su gusto y que pudiera convertirlo en un solo espacio gigante y unificado”.
“El mobiliario de exterior realmente transforma y da alma al espacio. Cada curva, unión y detalle refleja la intención con la que fue confeccionado. Más que muebles, son arte que atesoraré por años. Hacen que el lugar se sienta verdaderamente mío. Es profundamente mexicano: maximalista, vibrante y orgulloso”.
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