Inaugurado hace apenas cuatro meses, el hotel Fasano São Paulo Itaim es la segunda apuesta urbana del grupo de herencia italiana y una muestra de la sofisticación, el diseño y la gastronomía de primer nivel que lo definen.
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A la urbe infinita –tan apabullante como seductora–, a la jungla de hormigón, grafitis y helicópteros –que parece tenerlo casi todo–, le hacía falta un hotel como este. Uno de diseño y servicio personalizado, pero a gran escala y con volúmenes paulistas.
El edificio de 20 pisos se camufla entre rascacielos modernos en una esquina de Itaim Bibi, exbarrio residencial devenido en nuevo polo financiero, con 107 habitaciones y un staff atento al detalle y siempre dispuesto a poner en práctica “el padrão Fasano” –como ellos lo llaman–, esa marca registrada del grupo hotelero creado por el italiano Rogério Fasano que es sinónimo de hospitalidad de lujo en Brasil. No es un lujo cualquiera, estándar, mucho menos vulgar, sino un lujo simple, con identidad. Un lujo que no se traduce en objetos ni excesos, sino en el placer de disfrutar, en la experiencia sutil y genuina.
Exactamente 20 años después de la apertura de Fasano São Paulo Jardins –un hotel estilo años 30 en el barrio más exclusivo de Sampa–, este nuevo eslabón de la saga familiar es aún más ambicioso. No sólo revolucionó el coqueto barrio de Itaim, sino que se convirtió en un destino elegante dentro de la ciudad, tanto para viajeros cosmopolitas, artistas, empresarios, socialités, deportistas y gourmands como para los propios paulistas, que aman comer en su restaurante Gero o visitar su rooftop, y se apuntan a un tratamiento del spa o se hospedan en sus suites, para vivir la experiencia Fasano 24/7.
La evolución de un estilo único
Las fotos en blanco y negro recorren la pared del extenso lobby. Cuentan la historia del grupo en São Paulo, desde sus raíces gastronómicas –la Brasserie Paulista abierta en 1902 por el milanés Vittorio Fasano, el patriarca, y el emblemático Jardín de Invierno de los años 60 sobre la Avenida Paulista, por donde pasaron Nat King Cole y Marlene Dietrich– hasta el capítulo hotelero, timoneado por Rogério Fasano, cuarta generación que abandonó una promisoria carrera de cine en Londres para volver a Brasil y retomar la tradición familiar. Bajo el sello y la visión de “Gero”, Fasano se convirtió en un referente de refinamiento singular –lejos de las tendencias–, que se replica hasta hoy en su colección de 10 hoteles dentro y fuera de Brasil (de Trancoso y Río de Janeiro a Punta del Este y Nueva York; próximamente, Londres y Miami), y en sus 26 restaurantes.
La planta baja ya es una declaración de principios de lo que espera en los pisos superiores, donde reinan la sofisticación y los materiales nobles, que son característicos de las propiedades de la marca: madera, cuero y tonos neutros matizados con sobrios toques de color. Para preservar el ADN invitaron al prestigioso arquitecto local Marcio Kogan, quien supo plasmar con maestría la clásica herencia italiana y agregarle detalles contemporáneos junto con el estudio Áflalo/Gasperini.
El lounge tiene varios espacios encantadores con sofás, sillones y mesas de la firma italiana de muebles Minotti, lámparas y objetos traídos de tiendas de antigüedades de Francia e Italia por Ana y Gero Fasano, y piezas únicas e icónicas de diseñadores locales, como el banco GB de Geraldo de Barros y un sillón del brasileño de origen polaco Jorge Zalszupin.
El ambiente distinguido se prolonga en un continuo hacia el bar, ideal para saborear en su barra las infalibles caipirinhas o tragos de autor elaborados con variedades de gin y bourbon. Al final, del otro lado de un telón, aparece el spot más codiciado: Gero, el restaurante signature –el segundo en la ciudad–, inaugurado en simultáneo con el hotel y con mesas colmadas desde el día uno.
El salón con flores, luces tenues y una delegación de mozos de sacos blancos impecables, de igual blancura que los manteles, es el escenario perfecto para degustar los platos de claro corte mediterráneo. Destacan los risottos, pescados, pastas frescas y especialidades como spaghetti frutti di mare, vitello tonnato con crema de alcaparras y carpaccio de vieiras ejecutados de memoria por el chef Lomanto Oliveira. Desde hace 18 años trabaja en los restaurantes Fasano y no le tiembla el pulso para satisfacer a 100 comensales con el mismo nivel de excelencia. “São Paulo es una metrópolis de mucho volumen, es un desafío grande, pero acá hacemos una gastronomía de mucha técnica y con buenos equipos”, confiesa humildemente. Puede ser una de las comidas más caras en São Paulo, pero merece la inversión.
La buena vida
Si los espacios comunes son exquisitos, las suites son directamente templos de bienestar y cuesta mucho abandonarlas. Por empezar, tienen un tamaño fuera de serie: van de los 30 m² a los 190 m² y sus ambientes se separan con puertas corredizas de madera, que ofrecen privacidad a medida.
A sus ventanales con vistas abiertas de la ciudad, cortinas de lino y black out (que no dejan pasar ni un hilo de luz y garantizan descanso óptimo), se suman una cantidad de detalles que aportan calidez, confort y alegría. Algunos ejemplos son el plato de frutas frescas de bienvenida junto con deliciosos bombones y frutos secos, las flores de colores estridentes, los libros de fotografía que se reparten sobre las mesas, las lámparas de pie, las alfombras y el ropero, generoso de espacio para guardar y colgar.
Mención aparte para el baño enorme (una seña particular de los hoteles Fasano), con bañera y ducha XL, sales, espuma y aceite de baño de cortesía, y la estrella: el inodoro inteligente, al estilo japonés. Con control remoto para regular temperatura y agua, calentador de asiento, sensor que detecta el movimiento y hasta luz integrada, es una nota de color y sustentabilidad que resulta muy agradable.
En el anteúltimo piso funciona el spa, con cinco salas de tratamiento, una dedicada sólo a parejas, y propuestas tentadoras como la experiencia Flor de Tiaré, dos horas de placenteros masajes en pies y rostro con la flor insignia de la Polinesia francesa. El gimnasio, al lado, tiene la ventaja de abrir las 24 horas, así que es posible ejercitarse en sus máquinas de última generación incluso de madrugada.
Por encima de todo está el exclusivo rooftop con una espectacular piscina y un bar de paredes vidriadas. Su mejor versión es a la noche, cuando también abre a no huéspedes, hay DJ invitados y es posible picar y tomar algo con una vista impresionante del skyline paulista y sus antenas iluminadas. Es como un faro hedonista de la ciudad inagotable, la maravilla brutal que, sin embargo, no contaba con una propuesta como esta, hasta ahora.
Emporio Fasano
Todo lo lindo que tienen los hoteles Fasano se encuentra en esta tienda de tres pisos en el corazón de Jardins, abierta en 2022 entre marcas de alta gama. Con una excepcional curaduría, ofrece productos propios e importados. Hay frutas y verduras de pequeños agricultores exhibidas cual joyas en estantes de madera, pan recién horneado, pastas, especias, salsas, quesos (pecorino y mozzarella de búfala elaborada en su laboratorio), jamones crudos de Parma y hasta una sección de comidas para llevar con recetas clásicas de Fasano. El segundo piso tiene una bodega con más de 6.000 etiquetas de vino de todo el mundo (también brasileños). En el tercero, junto a un café con terraza arbolada donde se puede degustar el blend propio de café, tostado in situ, reina Fasano Casa: objetos de decoración seleccionados por Ana Joma Fasano. Se puede comprar la misma almohada y el cubrecama con los que se duerme en los hoteles, hasta sus velas y sillones.
DATOS ÚTILES
Pedroso Alvarenga 706, São Paulo. T: (+55 11) 3513-7470. reservas.itaim@fasano.com.br
La doble desde R$ 2100 (unos u$s 430) con desayuno buffet, wifi, cafetera, botellas de agua y amenities de baño de cortesía, uso de piscina descubierta del rooftop y sala de fitness abierta las 24 horas. Los masajes y tratamientos del spa, con costo adicional y previa reserva. Si bien los huéspedes tienen prioridad en su restaurante Gero y en los dos bares, conviene reservar porque son muy concurridos.
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