Mantener una alimentación equilibrada y dormir lo suficiente son simples pasos para alcanzar una buena salud coronaria
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El Día Mundial del Corazón se conmemora cada 29 de septiembre, una fecha creada para concientizar acerca de los cuidados y hábitos que mantienen una salud coronaria. El día establece la importancia de cuidar este órgano vital para prevenir así diferentes afecciones, patologías o enfermedades, que en los últimos años han presentado un incremento en la población mundial.
¿Por qué se celebra hoy el Día del Corazón?
La fecha fue creada en el año 2000 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su origen se debe a que en ese año se habían registrado más de 2 millones de muertes asociadas a patologías coronarias.

La iniciativa contó con el apoyo de la Federación Mundial del Corazón y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Durante esta jornada se busca destacar la importancia del corazón, como un órgano vital y esencial para el correcto funcionamiento del organismo humano.
Es una fecha orientada a educar, informar e investigar acerca de los diferentes factores de riesgo, como también de los hábitos que pueden ayudar a prevenir diferentes patologías o enfermedades que en muchos casos tienen consecuencias letales.
Los hábitos que ayudan al sistema cardiovascular
El corazón es uno de los órganos vitales del cuerpo humano, que se encarga de bombear la sangre y garantizar así el funcionamiento de todos los sistemas del organismo. Es por ello que adoptar hábitos y rutinas saludables puede contribuir con la prevención de ciertas patologías y así aumentar la expectativa de vida de las personas.
A continuación, siete prácticas recomendadas para preservar la salud del corazón:
- Mantener una alimentación equilibrada: las dietas resultan claves para la prevención de patologías coronarias. Se aconseja consumir una variedad de alimentos como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres, que ayudan a reducir el colesterol y la presión arterial. Asimismo, se aconseja limitar el consumo de sal, grasas saturadas, productos industrializados y azúcares refinados, que pueden perjudicar la salud del corazón por la obstrucción de arterias.

- Realizar actividad física: si la persona no posee una contraindicación médica concreta, realizar 30 minutos de ejercicios diariamente ayuda a fortalecer la salud cardiovascular, disminuir las posibilidades de padecer hipertensión o de contraer algún tipo de enfermedad coronaria.
- Controlar el estrés: al experimentar un ritmo acelerado de vida, el organismo puede liberar cierto tipo de hormonas como el cortisol, que elevan la presión arterial y afectan al funcionamiento vascular. Es así que llevar a cabo dinámicas de relajación como la meditación, yoga, acudir a terapias como el psicoanálisis o llevar a cabo actividades placenteras, ayuda a disminuir el impacto negativo del estrés sobre el corazón.
- Evitar el consumo de tabaco y moderar el alcohol: fumar es uno de los hábitos más nocivos para la salud cardiovascular, debido a que afecta a las arterias y aumenta el riesgo de padecer un infarto. Asimismo, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede provocar hipertensión y arritmias.
- Llevar una rutina de sueño constante: mantener un horario de dormir y cantidad de horas de descanso, ayuda a recuperar el organismo. Esto regula la presión arterial y la disminución del estrés, lo que contribuye a la protección del sistema cardiovascular.
- Realizar controles médicos periódicos: es importante realizar chequeos, estudios y análisis a lo largo de la vida, con el fin de detectar afecciones de manera temprana, lo que puede contribuir con su tratamiento y recuperación.
- Conocer los antecedentes familiares: la predisposición genética puede influir en el riesgo de desarrollar hipertensión, colesterol alto o enfermedades coronarias. Es por ello que es importante informar al personal de salud acerca de los antecedentes familiares, para establecer los controles pertinentes.
El agua como parte del cuidado del corazón
La reducción del consumo de sodio es una de las estrategias más eficaces para prevenir la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares. Según el Consenso Argentino de Hipertensión Arterial que integran la Sociedad Argentina de Cardiología, la Federación Argentina de Cardiología y la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (2025), la hipertensión afecta aproximadamente al 36,3% de la población adulta en el país, un porcentaje notable que evidencia la persistencia de esta condición como un desafío prioritario para la salud pública.
A nivel mundial, las cifras también son contundentes. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2025), las enfermedades cardiovasculares causan aproximadamente 19,8 millones de muertes por año, lo que representa cerca del 32 % del total global de fallecimientos. La OMS enfatiza que reducir la ingesta de sodio —no más de 2 gramos por día en adultos— es una de las medidas más costo-efectivas para disminuir la presión arterial y prevenir complicaciones cardiovasculares.
En general, se piensa en los alimentos cuando se habla de reducir el sodio, pero pocas veces se presta atención a lo que tomamos. El agua que elegimos también puede aportar este mineral en distintas cantidades, y por eso representa un aspecto relevante a considerar al momento de cuidar la salud del corazón.
“Cuando hablamos de reducir el sodio en la dieta, la mayoría de las personas piensa en la sal de mesa o en alimentos procesados. Sin embargo, pocas veces se considera que el agua que consumimos también puede aportar sodio, siendo ésta una fuente inadvertida que compromete los esfuerzos de reducción global en la alimentación. Algunas aguas contienen cantidades significativas de sodio, que si se suman al resto de la ingesta diaria, pueden dificultar el control de la presión arterial o la prevención de enfermedades cardiovasculares”, afirmó Carolina Arriva, médica especialista en Cardiología.
“Para personas con hipertensión, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal o simplemente para quienes desean cuidar su salud cardiovascular, elegir aguas con bajo contenido de sodio resulta fundamental. Se trata de una estrategia sencilla pero muy efectiva para la prevención cardiovascular, que debería integrarse a la consejería nutricional y a las estrategias globales de prevención. Reforzar en la práctica clínica la importancia de revisar el etiquetado nutricional de las aguas y promover el uso de opciones con bajo contenido de sodio constituye una intervención simple, pero de gran impacto en la salud”, agregó Arriva.










