Kamado B10. La historia detrás del primer kamado que revoluciona el asado argentino con la única fábrica que mantiene la técnica milenaria japonesa
Kamado B10 es la única fábrica en Argentina y Latinoamérica en producir esta parrilla, horno y ahumadero de origen japonés. Descubrí el secreto detrás de la cocción en el único kamado elaborado con un método artesanal en el manejo del barro, donde la sutil diferencia está en la mano del hombre.
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¿Qué es un Kamado?
Kamado significa “lugar para la cocina” y hace referencia a la versatilidad en su uso: horno de barro, parrilla, cocina, salamandra y ahumadero. De origen japonés hace más de 2.500 años, se caracteriza por la posibilidad de cocinar a muy bajas temperaturas durante varias horas. Este un proceso milenario de cocción que preserva todos los nutrientes y resalta los sabores de cada alimento, sacando su máximo provecho. Su material transmite un sabor particular, propio de todo horno de barro, algo que Martín Beraud mantiene en secreto y le llevó años de estudio y prototipos.
Kamado B10 Argentina es la casa matriz, pero también tiene una fábrica en Santiago de Chile y en Stuttgart; Alemania. Abastece prácticamente a toda América y Europa. ¿El secreto de esta inserción mundial? Ser el único en el mundo que los fabrica con la técnica ancestral japonesa.
A diferencia de otros productores que utilizan cerámica común, esta empresa familiar los fabrica enteramente de barro por sus cualidades aislantes ya que refracta y conserva el calor por más horas logrando, así, maximizar el consumo de carbón. Con 800grs de carbón se puede cocinar un asado para doce personas.
Desde su fabricación hasta la cocción de la carne y/o vegetal, tiene un valor en sí mismo. Revaloriza lo artesanal, los procesos, los tiempos de cocción, las tradiciones y, también, los nutrientes de los alimentos.

El Kamado B10 es ideal para los amantes del asado que viven en departamentos. Debido a la poca emisión de humo y olor, el 80 % de los KB10 se instalan en balcones.
Un cruce cultural repleto de nostalgia
Martín Béraud es el fundador de Kamado B10. Nos cuenta que, a pesar de la distancia cultural con nuestros típicos asados argentinos, tiene una historia familiar que lo hizo acercarse a este horno milenario.
Su tío Héctor fue piloto de la fuerza aérea y en el 57′ conoció el Kamado en un viaje a Estados Unidos. Los pilotos estadounidenses tenían kamados debido al cruce cultural en la Guerra de Japón y Vietnam, por lo que sus colegas solían invitarlo a comer asados japoneses mientras que él los invitaba a comer los típicos argentinos. Hasta que un día le trajeron un Imperial Kamado de regalo, y así fue como dejó atrás su técnica y la reemplazó por la japonesa por la practicidad, beneficios y sabores únicos que el kamado ofrecía. En los años 60, ese kamado terminó en el piso 14 de un departamento en Buenos Aires, ese es el primer registro en Argentina.
“Ir de chico a comer asados a la casa de mi tío era todo un espectáculo”, recuerda.

Martín es diseñador industrial y antes de hacer su carrera en KAMADO B10, trabajaba diseñado aparatos tecnológicos como teléfonos y relojes en los 90s. Debido a la apertura de las importaciones, era más rentable importar que producir en el país. Fue así que decidió fundar su empresa e importar Kamados y en 1994 se concretó la primera importación.
“Fui a una ExpoJapón con mis 3 kamados apagados, de traje y corbata. No vendí ninguno. El último día los prendí y vendí 3. A la semana estaba en Expogourmandise vestido de Chef con gorro y delantal rojo. Quería ser, o mejor dicho era la caricatura de un chef. El resultado: Vendí todos. Las personas los compran porque no hacen humo”, cuenta Martín.
En el 2001 la empresa japonesa cerró, pero lejos de cerrarse una puerta, Martín comenzó a diseñar él mismo su primer kamado 100% hecho a mano en Argentina y de manera 100% artesanal, en el garaje de su casa.
Una vez que encontró la fórmula secreta, empezó a montar su empresa. “El secreto es la fabricación, de cómo mezclamos el barro. Y es un secreto de familia. Surgió a prueba y error, aprendiendo de los mejores ceramistas de Argentina. Mis amigos me decían que pusiera a alguien a hacerlos, pero yo debía poder seguir creando ¡y perfeccionando la técnica... todo esto en el garaje de mi casa!”, cuenta.
Kamado B10 no sólo fabrica, sino que diseña sus propios productos de cocina. Un luthier no sólo diseña y fabrica instrumentos musicales, también debe saber de música. Con la cocina ocurre lo mismo. Para poder diseñar debes saber cocinar y ser un apasionado de la cocina, como lo es Martín.

Cada Kamado cuenta una historia.
En su fábrica en Tigre, los kamados son fabricados 100% de manera artesanal y pasan por distintos procesos que dependen de los tiempos del barro. Una vez que las piezas están armadas, se lo coloca en un secadero para ser secado lentamente. Cuando ya está seco, pasa por el horno eléctrico a 1150 grados durante un día entero. Luego, se pinta en las cámaras de pintura y se arman.

Además de los KB10 negros o blancos, tienen una línea de Kamado B10 Art, donde cada uno es intervenido por una artista plástica, cambiando el típico lienzo plano por una superficie ovoide. Para esto, Béraud desarrolló una técnica de pintura resistente al calor que terminan siendo increíbles obras de arte. Actualmente, Florencia Béraud se encuentra en el estudio de Arte de la fábrica, donde está trabajando en una nueva serie de Kamado B10 Art inspirados en ranas tóxicas que fotografió en un viaje al Amazonas.
Poder elegir un diseño personalizado y único es el principal diferencial de Kamado B10 y que refuerza la idea de alejarse de todo proceso de industrialización, poniendo en valor lo artesanal. Cada Kamado cuenta una historia y conmueve.

Casi siempre, Martín o Federico, su hijo y CEO de Kamado B10, van personalmente a las casa de los clientes para hacer la entrega y enseñar a usarlo. Se quedan hasta que está hecha la comida y acompañan el proceso de la primera cocción. Es todo un ritual y, para ellos, es especial el aprendizaje hacia su correcto uso. “Es una Masterclass que le damos a cada uno, mientras nos reciben con un “trago loco”, expresa Martín entre risas y anécdotas.

“A mí me conmueve que sea ecológico. Tengo el nano, y no gasto más de 500 gramos de carbón, uso el 33% de eso porque remuevo la brasa y sigue cocinando. No uso papel de diario, no uso maderitas, nada. Desde el proceso de fabricación hasta la cocina diaria, es ecológico.”, expresa Johanna Kramer, fanática de KamadoB10, quien asegura no prender más el horno, desde que comenzó a usarlo.
En su Instagram podrás encontrar desde riquísimas recetas, tips y consejos para el correcto uso del Kamado B10, diseños únicos pintados a mano, historias conmovedoras de clientes y de la familia Béraud, hasta sorteos y promociones únicas.
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