Más allá del uso de la báscula tradicional, existen otros parámetros que le indican cuál es su peso ideal
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Hoy en día, las personas se preocupan por llevar un estilo de vida saludable en el que no solo agregan a su dieta diaria alimentos ricos en vitaminas y nutrientes, sino que también lo acompañan con la realización de ejercicios.
A lo largo de los años, el peso ideal está asociado con el índice de masa corporal (IMC) que tenga cada uno y este se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos entre su estatura en metros cuadrados, explica el portal CuídatePlus.
Por lo general, el sobrepeso está establecido con un IMC superior a 25 y obesidad como un IMC mayor de 30. Sin embargo, estos marcadores no dan una información completa acerca de cómo está la salud y existen otras formas más precisas a la toma de decisiones, según Violeta Ramírez, nutricionista, especialista en medicina familiar y coordinadora del grupo de Trabajo de Alimentación y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC).
Una de las principales razones por las cuales estos parámetros no revelan cómo está verdaderamente la salud es porque no tienen en cuenta los principales indicadores, como lo son el porcentaje de grasa y el de masa muscular.
Estos valores son determinantes a la hora de saber cómo está el organismo, independientemente de lo que indique la báscula.
“Por eso, están cada vez más denostados, porque no nos dan idea de la adiposidad que presenta la persona, sobre todo, de la grasa visceral, y tampoco de su índice de masa muscular”, manifestó Ramírez.

Además, la especialista recomienda que es importante que las personas no confundan el análisis de composición corporal con el índice de masa corporal, que por lo general es utilizado para saber si una persona tiene el peso normal o si está con sobrepeso y obesidad.
Así se puede saber si se cuenta con una salud óptima
“La composición corporal no es valorable a través del IMC, ya que únicamente tiene en cuenta la altura y el peso, pero no cómo está distribuido este último”, explicó.
El índice de masa muscular anteriormente era conocido como índice Quetelet (QI) y fue creado en el año 1830 por Adolphe Quetelet, un matemático, sociólogo, astrónomo y estadístico belga, y en ese entonces fue utilizado en una población de hombres blancos europeos para describir cómo era el ‘hombre ideal’.
Sin embargo, él advirtió que esta fórmula no servía para determinar el estado de salud de una persona, sino más bien con fines estadísticos, y sugirió que el IMC saludable en hombres sería de 28, mientras que en mujeres era de 27, pero en el año 1998 cambió.
Esta fórmula estaba basada en hombres blancos europeos de clase media; no tenían en cuenta ni la edad, estatura ósea o la distribución de la grasa y muchos pueden considerar obesas a una persona que tenga un perfil cardiometabólico adecuado y, al contrario, entender que presentan un estado óptimo personas con una salud cardiometabólica comprometida.
Ramírez explica que el IMC solo indica la relación que hay entre el peso con la estatura, pero que no tiene en cuenta la proporción de grasa ni del músculo y estos aspectos son cruciales a la hora de evaluar el estado de salud de una persona.

Otro aspecto que comenta Violeta Ramírez es que hace algún tiempo el peso idóneo estaba 10 kilos menos por debajo de la altura, pero este tampoco se asemeja a la realidad, ya que las personas que practican mucho ejercicio físico podrían presentar sobrepeso u obesidad.
“La conclusión es que cada vez somos menos pesocéntricos y cada vez se utiliza menos el concepto de peso ideal, sino que nos fijamos cada vez más en la adiposidad y la masa muscular”, agrega.
Para conocer el porcentaje de grasa e índice muscular, se debe recurrir a varias técnicas, entre las que se encuentra la utilización de las básculas de bioimpedancia o la antropometría.
El valor del peso que ofrece la báscula tradicional es la suma correspondiente a los huesos, músculos, agua y grasas, además de los órganos y tejidos, y es por eso que en ocasiones este no es negativo, sino todo lo contrario, y de ahí la importancia de determinar en qué medida el peso está condicionado por la grasa en general, la grasa visceral, masa muscular y los líquidos.
“Las estrategias de nutrición deben ir orientadas a perder grasa visceral y aumentar masa muscular. Y es que, además, el músculo se come la grasa, con lo que es el mejor negocio metabólico que podemos hacer para nuestra salud”, concluye Ramírez.
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