Ánimos alterados: destrozó un colectivo porque no le dejaron pagar el viaje en efectivo
El hombre, de 40 años, atacó la unidad con un martillo de emergencia tras discutir con el chofer; no hubo heridos y la unidad quedó seriamente dañada
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Un episodio de violencia alteró la rutina del transporte urbano en Córdoba este jueves a la mañana, cuando un pasajero de 40 años destrozó un colectivo de la línea 11 de la empresa Coniferal tras negarse a pagar el boleto.
El hecho ocurrió en boulevard Illia al 600, en barrio Nueva Córdoba. Según informaron fuentes policiales, el hombre discutió con el chofer y, en medio del altercado, tomó un martillo de emergencia y rompió tres ventanillas y la puerta central de la unidad, que circulaba con pasajeros a bordo.

El conductor, identificado como Ezequiel Mora, relató que el agresor subió “ya violento, prepotente” y que se negó a abonar el pasaje. “Dijo que no iba a pagar, que era guardia de seguridad”, contó en diálogo con medios locales. La tensión escaló rápidamente: “Le pegó patadas a la puerta del medio y la rompió toda; después rompió tres ventanas dobles con un martillo”, agregó.

Mientras el hombre descargaba su furia, el pánico se apoderó del habitáculo. “Por lo que yo podía ver, las caras de los pasajeros… y sí, yo también me preocupé porque no se sabía qué se podía esperar de estas personas”, describió Mora.
Según su testimonio, el atacante amenazó varias veces y se mostró “muy agresivo”, hasta el punto de de intentar escapar por una de las ventanas que él mismo había destruido.

El chofer especuló sobre las causas del arrebato: “Parecía… muy violento por alguna situación, no sé si es bajo algún efecto de estupefaciente, o algo que arrastraba realmente personal”.
La secuencia fue tan rápida como violenta. El colectivero activó el botón antipánico, lo que permitió la intervención inmediata de la Policía de la Provincia de Córdoba.
Gracias a la visualización del sistema de cámaras del 911, efectivos de la policía caminera llegaron al lugar y detuvieron al sospechoso en la esquina, cuando intentaba huir por una de las aberturas dañadas.
El comisario a cargo informó que el detenido presentaba heridas en las manos y fue asistido por personal médico. Ninguno de los pasajeros resultó lesionado.

Las imágenes posteriores al ataque reflejan la magnitud del daño. En el interior del colectivo, los asientos quedaron cubiertos de fragmentos de vidrio y varias ventanillas aparecen completamente destrozadas. El martillo de emergencia, que debería usarse solo en casos críticos, fue el instrumento que el agresor utilizó para desatar la violencia.
En el exterior, el panorama no era menos elocuente: el colectivo de la empresa Coniferal permanecía detenido sobre boulevard Illia, rodeado de restos de cristales esparcidos en la vereda y la calzada. Las fotografías muestran al menos tres ventanillas destruidas, lo que confirma el relato del chofer sobre la brutalidad del ataque.
El impacto del ataque quedó reflejado en la descripción del propio chofer: “Rompió toda la unidad”. La escena, en pleno corazón de la ciudad, transformó un viaje cotidiano en un momento de tensión extrema para quienes estaban a bordo.

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