Diez tiros dejan al borde de la muerte a un testigo del caso del "rey de la efedrina"
ROSARIO.- En otro capítulo de la violencia que golpea a esta ciudad, fue atacado a balazos un exdirectivo de la empresa Sadocks, propietaria de un depósito fiscal en Barracas que fue usado para preparar los envíos de efedrina a México, en 2008. Andrés Lamboy, abogado, de 45 años, recibió diez disparos y quedó internado en grave estado en el Hospital de Emergencias Álvarez.
Lamboy había declarado como testigo en la causa del contrabando de efedrina por la que Mario Segovia fue condenado a 14 años de prisión en 2012, igual pena que la recibida por el mexicano Juan Jesús Martínez Espinosa.
Lamboy, la víctima del ataque, admitió ser directivo de Sadocks hasta 2007. Segovia fue quien suministró -de acuerdo con la causa- los 294 kilos de efedrina ocultos en un cargamento de 12.000 kilos de azúcar, despachados desde el depósito fiscal Sadocks SA, del barrio porteño de Barracas. Lamboy no fue procesado porque dejó su lugar en el directorio de Sadocks poco antes de que se realizara el contrabando de efedrina.
Este abogado de 45 años, vinculado actualmente a las inversiones inmobiliarias, manifestó que "fue yerno del imputado Rubén Alberto Galvarini y que figuró como director del depósito fiscal Sadocks hasta el año 2007, a raíz de la disolución de su matrimonio". Y admitió en su declaración que "conocía a Segovia, al que llamaba 'Nicolás Mario', quien trabajó en el depósito fiscal hasta que se peleó con Galvarini". En 2012 el Tribunal Oral Federal N° 2 condenó a Galvarini a siete años de prisión.
El ataque a Lamboy se produjo ayer en Wilde 1200, en el barrio de Fisherton. Allí está ubicado el colegio San Bartolomé, donde dejó a uno de sus hijos poco después de las 7.40. El abogado y empresario vive en el country Kentucky, ubicado a la vera de la autopista Rosario-Córdoba, a la altura de la localidad de Roldán. En 2008 Mario Segovia llevaba sus hijos a la sede del centro de Rosario del colegio San Bartolomé con su Rolls Royce Phantom y vivía en una mansión en Fisherton, frente al golf. De esa zona también es oriundo Galvarini, exsuegro de Lamboy.
El ataque
Luego de dejar a los chicos en el colegio, Lamboy fue al bar de un club de rugby a desayunar con los padres de compañeros de su hijo y poco después de las 8.15 se encaminó a su camioneta Dodge RAM. En ese momento fue interceptado por dos hombres que se bajaron de un Gol Trend azul con vidrios polarizados. Algunos testigos señalaron que estaban con el rostro cubierto. Con sus armas 9 milímetros los atacantes hicieron más de 25 detonaciones.
Lamboy quedó tendido en la vereda, a unos pocos metros del colegio, con múltiples heridas de bala en las piernas, el tórax y el abdomen. Vecinos de la zona llamaron al 911 y una ambulancia del SIES trasladó al abogado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde fue operado tres veces. Los médicos del hospital señalaron que llegó consciente y que su estado era reservado por las serias heridas de bala que recibió.
Después del ataque los sicarios huyeron por calle Wilde hacia el sur. La policía recolectó en el lugar 20 vainas calibre 9 milímetros. En un primer momento los investigadores pensaron que los atacantes usaron un calibre mayor, 11.25, pero después se descartó esa versión. Los investigadores judiciales no tenían una hipótesis firme sobre la razón del ataque. La participación del abogado en la causa de la efedrina era una de las líneas más fuertes -según admitieron fuentes judiciales a LA NACION-, pero no la única.
Los investigadores esperaban la evolución del estado de salud de Lamboy para poder hablar con sus familiares. Entre sus actividades empresariales, se empezó a indagar en las inversiones inmobiliarias y en los préstamos de dinero en efectivo.
El rey de la efedrina
El desafío de la pesquisa era intentar determinar ahora cuál es el nexo entre el ataque a Lamboy y la situación de Mario Segovia. El "rey de la efedrina", según se sospecha, traficó a México más de 5000 kilos de esa sustancia. Cuando fue detenido en 2008, en su casa de Fisherton, cerca de donde ocurrió el atentado contra Lamboy, Segovia usaba la identidad falsa de Héctor Benítez, un preso que purgaba condena en Sierra Chica desde 2003.
A su nombre abrió un laboratorio, con el cual, según la investigación, proveía a los carteles mexicanos y también, presumiblemente, a una cocina de drogas sintéticas que funcionaba en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz. El juez en lo Penal Económico porteño Marcelo Aguinsky lo envió a juicio oral y público a instancias de una denuncia presentada por la Aduana, organismo dependiente de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Segovia era socio de Juan Jesús Martínez Espinoza, mexicano responsable de la quinta de Maschwitz, con contactos con Sebastián Forza, una de las tres víctimas del triple crimen de General Rodríguez. Y también estaba asociado a Galvarini, que figuraba como presidente de Sadocks.
En 1998, diez años antes de su detención, Segovia era mozo en una empresa de catering que realizaba cenas en el club Provincial. Se inscribió por primera vez en la AFIP en 1998 bajo la actividad "venta al por mayor en comisión y/o consignación de mercaderías". Se presentaba como vendedor de películas truchas, pero al poco tiempo empezó a viajar al exterior. Fue despedido de su trabajo en Poet y a principios de 2006 empezó a visitar una docena de países, como la India -uno de los principales productores de efedrina-, Holanda, España y México, entre otros.
En 2003, Segovia se trasladó con su familia al barrio de Fisherton, donde compró una mansión por US$350.000 y un Rolls Royce Phantom. Y no dudaba en mostrar su crecimiento económico a los vecinos.
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