“¡Papá, me pegaron!“, el desgarrador grito de la policía federal que fue baleada frente a su hijo de 9 años
El padre de la víctima, testigo del ataque, relató que su hija se enfrentó con tres ladrones en La Matanza
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Todo comenzó como la simple espera de una grúa, pero terminó en un tiroteo en Ciudad Evita. Eran cerca de las 16.30 cuando Jessica Brítez, agente de la Policía Federal Argentina y de 36 años, decidió acompañar a su padre mientras aguardaban asistencia mecánica dentro de su auto. Iban a pasar el rato tomando unos mates, sin imaginar que pocos minutos después estarían envueltos en una sangrienta balacera a corta distancia.
En el asiento trasero estaba Valentín, el hijo de Jessica, de apenas 9 años que presenció como los atacantes balearon a su madre. “Yo le dije que no venga. Pero bueno, vino. Estábamos tomando unos mates en el coche de ella y de repente apareció un auto”, relató el padre de la víctima en diálogo con A24.
El vehículo, un Volkswagen Voyage blanco, frenó en la intersección de las calles El Cachi y El Cóndor. Del interior bajaron tres hombres armados. Mientras un cómplice se mantenía en el volante.
Según las declaraciones de varios testigos y el aporte de las imágenes obtenidas por sistemas de videovigilancia hogareños, los tres delincuentes portaban armas de fuego, al menos uno de ellos tenía una pistola 9 mm. “Abrió la puerta de atrás y estaba mi nieto sentado. Yo me agaché y le dije al tipo ‘tomá el celular’”, contó el padre.
La oficial Brítez, que estaba de franco y sin uniforme, que se había apartado del vehículo unos metros, reaccionó. Sacó su arma reglamentaria e intentó repeler el ataque. “Uno de ellos gritó ‘¡tiene un arma!’ y ahí empezaron los tiros. No sé quién disparó primero, pero fue una lluvia de balas”, recordó su padre en diálogo con A24.

Uno de esos proyectiles impactó directamente en el costado derecho del cuerpo de la agente, a la altura de las costillas. “¡Papá, me pegaron!”, se escucha gritar a Jessica en los registros de las cámaras de seguridad. En cuestión de minutos, una camioneta de Gendarmería la trasladó de urgencia al Hospital Balestrini.
Mientras tanto, los ladrones escaparon en el Volkswagen Voyage blanco. Pero poco tiempo después, en el Hospital Santamarina de Monte Grande, un joven ingresó con una herida de bala en el pecho. Cuando las autoridades analizaron las cámaras de seguridad, no hubo dudas: se trataba de uno de los atacantes. Fue identificado como Dylan, tiene 18 años, y estaba cumpliendo prisión domiciliaria en su vivienda ubicada en Esteban Echeverría. Esa medida de restricción de movimientos no le resultaba un obstáculo para salir a robar.

“Yo confío en Dios. El tipo que le tiró a mi hija pasó por al lado mío y me podría haber tirado un tiro”, reflexionó el padre de Jessica, aún conmocionado. “Mi nieto salió del auto cuando escuchó todo y vio a la mamá sangrando. Le agarró un ataque de nervios”, agregó.
La policía herida fue derivada al Hospital Churruca, donde permanece internada, fuera de peligro. El disparo, que entró y salió por la zona de las costillas, no tocó ningún órgano vital, aseguraron los familiares de la víctima tras recibir el parte médico.
La Justicia investiga el hecho, que sucedió a una cuadra de una garita de seguridad. Se relevaron las cámaras de vigilancia de la zona, y se realizaron análisis de huellas dactilares en el lugar. Además se confirmó la identidad del agresor herido, y la fiscalía busca dar con los otros tres implicados.
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