“Para él, la mujer es una cosa”, los audios que presentaron contra el juez de San Isidro acusado de acoso sexual
Ernesto García Maañón, presidente de la Cámara de Apelación y Garantías, fue denunciado por una funcionaria
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La funcionaria judicial que acusó por acoso sexual y laboral al juez Ernesto García Maañón, presidente de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro, amplió la denuncia y presentó una serie de mensajes de WhatsApp que intercambió con una compañera de trabajo que, según los chats, estaba al tanto del calvario que sufría la víctima.
Así lo informaron a LA NACION fuentes al tanto de la presentación realizada en las últimas horas por el abogado Juan Eduardo Saucedo, representante de G. B. S., la denunciante, ante la Subsecretaría de Control Disciplinario de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, donde se tramita un sumario administrativo.
“En la presente instancia, y sin perjuicio de la futura presentación de otros elementos de prueba que considero dirimentes, se contextualizará los intercambios de comunicaciones mantenidas con la G. N. S. quien se desempeña en la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro. Para ello, las transcripciones de los audios relevantes y las capturas de pantalla de las conversaciones de WhatsApp. Estas pruebas demuestran un cambio en la dinámica laboral y en el trato personal dispensado por el doctor García Maañón inmediatamente después de mi negativa a mantener un vínculo personal. Dicha alteración desencadenó una serie de acciones perjudiciales que afectaron mi desempeño, estabilidad física y mental como el entorno laboral en general, generando estrés, ansiedad, depresión y problemas de sueño”, sostuvo en el escrito G. B. S., la denunciante.
Tras la denuncia ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense y el inicio de una causa penal, a cargo del fiscal José Amallo, García Maañón, de 76 años, presentó su renuncia. Ahora, el gobernador Axel Kicillof debe definir si acepta o no la dimisión del magistrado.

Hasta la presentación de la denuncia en el máximo tribunal bonaerense, G. B. S. tenía el cargo de secretaria letrada y cumplía funciones “propias y exclusivas” en la Secretaría de Presidencia de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro desde 2016. Antes, durante cuatro años, se desempeñó como auxiliar letrada.
“En una ocasión en la que nos encontrábamos a solas me ordenó: ‘Sentate en ese lugar’, señalando un cuerpo de un sillón, haciendo alusión a un sillón de tres cuerpos. Me senté y el almohadón se hundió considerablemente y quedé como hundida, pequeñita. Entonces se sentó a mi lado y, mientras yo intentaba leer y explicarle temas [de trabajo] que había llevado escrito en hojas, su mirada y su cuerpo se giró considerablemente sobre mi cuerpo y su mirada se posó por encima de mi hombro. Fue la primera vez que me sentí intimidada por el doctor García Maañón. Era el presidente, mi jefe, nunca antes había vivido tal incomodidad. La luz tenue innecesaria, y la cercanía de su cuerpo me incomodó, sentí como que respiraba casi sobre mi cara. Yo miraba hacia abajo las hojas, tratando de leer de manera rápida la firma para retirarme y él, en un tono lento, me miraba haciendo como que le interesara lo que leía. Me intimidó con su cercanía y lo notó. Luego, con voz suave, me preguntó ‘¿Te incomoda?’. Sí, le contesté con firmeza. Automáticamente, se levantó y se sentó en otro sillón, y me dijo, como desentendiéndose de la situación, ‘tendré que cambiar ese almohadón’“, había sostenido G. B. S. en su denuncia original.
Ahora, según los mensajes de voz enviados por WhatsApp, todo indica que una compañera de los tribunales de San Isidro conocía parte de lo que había sufrido la denunciante.

“No sabes, no podía hablar con vos porque yo tenía una angustia. Empecé terapia porque era tal la presión a la que me había sometido. Estaba angustiada, me la pasaba llorando. Me ponía firme con él, pero después me quebraba sola en casa y decía ‘por qué tengo que aguantar esto’. Eso que vos contabas, que se te sentaba al lado ‘pegadito’, que quería que le explicaras en realidad más cerca, viste, el tema de que todos se retiraran y vos quedar sola con él. No me considero una carmelita descalza, pero llega un punto en donde vos ya le decís que no, que no, que no, siendo simpática, le agradezco el halago y, sin embargo, no entiende razones hasta que bueno, ya se me fue, la voz, levanté un poco la voz y fue un grito de ‘déjenme en paz Don, yo quiero ser mamá, no tengo interés en un vínculo’”, le contó el 5 de mayo pasado G. B. S. a su compañera.
Ese mismo día, en otro mensaje, le dijo: “El tipo [por García Maañón] con su posición de poder no acepta un no, entonces esto no termina acá, esto continúa, y yo quisiera saber que no vaya creciendo su nivel de agresividad, porque puede llegar al punto de no hablarte, al punto de iniciar, en mi caso, un sumario, una investigación o buscar un error mío y con ese error armar toda una historia. No es alguien inocente, sabe lo que hace y si se enoja, ese poder lo puede usar de diversas maneras, hay gente que él la echó del lugar, simplemente porque no le sirvió más. Para él la mujer es una cosa, estamos ‘mega recontra cosificadas, entonces somos objetos que el tipo usa y desecha”.
Tras la presentación de la ampliación de la denuncia, Saucedo dijo a LA NACION: “Mi asistida se encuentra de licencia médica. Todavía no está en condiciones de declarar. Se cambió el diagnóstico de trastorno de ansiedad a depresión profunda, por lo que se encuentra fuertemente medicada. Esto da cuenta de la imposibilidad de declarar".
El letrado también hizo referencia a la renuncia presentada por García Maañón. “Parece que se queja de que no le permitirían ejercer su derecho de defensa, pero simultáneamente pretende que se cierre el sumario apelando a que el gobernador le acepte la renuncia. En el jury es la instancia donde puede ejercer eficazmente su derecho de defensa, pero en rigor de verdad no quiere ir ahí porque sabe que tiene pocas posibilidades de salir airoso. Además, estando en pleno trámite el sumario, aún no se produjo el informe del instructor y tampoco se formuló cargos. Cuando esto suceda, se le dará vista de todo y puede presentar descargo y ofrecer pruebas en su defensa. Con lo cual, intenta instalar la idea de que está siendo prejuzgado o condenado mediáticamente cuando la decisión de renunciar se parece a una maniobra para no ser juzgado y salir sancionado del jury. También se pretende exhibir como el perjudicado de sus propios actos, recurriendo a la victimización”.
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