Túnel en San Isidro: planearon un “robo subterráneo” a un banco y ahora están cerca de ir a juicio
El Ministerio Público Fiscal solicitó el debate para cinco de los sospechosos
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El plan criminal comenzó a ejecutarse el 1 de noviembre de 2023. Todo se desarrolló como estaba previsto hasta que, el 6 de agosto de 2024, surgió un contratiempo inesperado que hizo abortar, de golpe, la estrategia. Ahora los delincuentes que estuvieron detrás de la excavación de un túnel de 155 metros de largo y 4,35 de profundidad en pleno casco histórico de San Isidro para entrar en la bóveda de un banco y apoderarse de un botín millonario están cerca de enfrentar un juicio oral y público.
Los fiscales de San Isidro Patricio Ferrari y Carolina Asprella, a cargo de la investigación, presentaron el requerimiento de elevación a juicio del expediente respecto de cinco sospechosos: Alan Daniel Lorenzo Rodríguez, Alejandro Israel Rosendo López, César Cazenave Peña, Nicolás Carpani Romero y Carlos Andrés Cazenave Peña. Falta identificar a otros siete delincuentes.

“[Los delincuentes] Ejecutaron un plan criminal con la finalidad de violentar las medidas de seguridad de la sucursal del Banco Macro situada en Chacabuco 444, en San Isidro, e ingresar mediante la fabricación de un túnel subterráneo en el sector de cajas de seguridad y así apoderarse de bienes muebles ajenos allí contenidos en las mismas, tales como dinero en moneda extranjera y nacional, joyas, alhajas, artículos de arte y objetos de valor“, afirmaron los representantes del Ministerio Público Fiscal en el requerimiento de elevación a juicio, al que tuvo acceso LA NACION.
El túnel comenzaba en Chacabuco 535/547, donde hasta hace unos años funcionó un taller mecánico, y llega hasta unos pocos metros de la sucursal del Banco Macro. Los ladrones alcanzaron a cavar cinco metros desde el cordón de la vereda hacia la entidad bancaria.
La planificación detrás de la audaz iniciativa de la banda de delincuentes no pasó desapercibida para los detectives policiales y judiciales que participan de la investigación: todo el trayecto del túnel tiene iluminación cálida con lámparas bajo consumo. Con caños plásticos como los utilizados para hacer desagües pluviales, los “ingenieros criminales” fabricaron un mecanismo para “cambiar” el aire a través de un sistema que se conectaba a un tomacorriente que estaba en “la superficie”.
Todos los acusados, salvo Rosendo López (con antecedentes por narcotráfico) son uruguayos.
“En Chacabuco 543 [el inmueble alquilado por la banda] se verificó la existencia de maquinaria hábil para la actividad ilícita, numerosa cantidad de bolsones conteniendo tierra, madera para la construcción de las contenciones, víveres y numerosa cantidad de colchones, zapatillas y prendas de vestir, como así también los planos; mediciones e información sensible con la que contaban los asaltantes para perfeccionar el plan que se frustró en orden a su perfeccionamiento habida cuenta de la oportuna intervención policial en tanto las maniobras en cuestión llegaron a ubicarse a menos de cinco metros del sitio donde se cobijaban las cajas de seguridad que resguardaban presuntamente sumas millonarias y pretendían ser sustraídas en las horas siguientes”, afirmaron Ferrari y Asprella en el citado requerimiento de elevación a juicio.
La investigación que derivó en el descubrimiento del túnel comenzó de forma fortuita el martes 6 de agosto del año pasado, cerca de las 8.45, cuando Damián Otero llegó a un local gastronómico situado en Chacabuco al 400, a pocos metros del banco que los ladrones pretendían robar. Al estacionar, sintió un ruido extraño debajo de su camioneta.
“Otero declaró que al encontrarse estacionado con su camioneta haciendo reparto de mercadería percibió golpes en el chasis, lo cual le llamó la atención, observando una varilla que se movía como si alguien la ejecutara bajo la tierra en varias ocasiones, también escuchó golpes de una herramienta tipo masa de construcción desde abajo, por lo que gritó en dirección al piso ‘pará que me vas a romper la camioneta’, cesando a los minutos los ruidos y movimiento de la varilla”, según el expediente judicial.

Eran las 8.45 del 6 de agosto de 2024. Entonces, corrió el vehículo unos pocos metros y, después de descender, descubrió una varilla de hierro que sobresalía entre los adoquines. Pronto se acercaron el personal de la confitería y vecinos. Nadie entendía qué era lo que veían.
Tras el hallazgo, y como no pudieron sacar la varilla, los comerciantes de la zona decidieron doblarla para que ningún conductor se la llevara por delante. Después, le pidieron al personal de seguridad del banco que colocara un cono naranja fluorescente para que el lugar quedara señalizado.
Un analista técnico revisó todas las alarmas y los sensores del banco sin encontrar ninguna anomalía. Igualmente, se comunicaron con personal de la comisaría 1ª de San Isidro para “dar aviso de lo sucedido”. A las 20, un patrullero de la policía bonaerense estacionó en Chacabuco al 400 para vigilar en forma preventiva las proximidades del banco: un día después descubrieron el oscuro túnel. Los ladrones ya habían escapado.
El plan criminal había empezado antes de alquilar el inmueble de Chacabuco 543. Primero, los delincuentes firmaron un contrato de locación de un comercio situado en Ituzaingó 341, frente al edificio de los Tribunales de San Isidro, donde durante años funcionó el bar Habeas Corpus, visitado por fiscales, jueces y abogados que intervienen en casos resonantes.
“Se presume que en dicho lugar habrían realizado diferentes tareas de inteligencia y análisis previo” explicaron los fiscales Ferrari y Asprella.
Para los representantes del Ministerio Público, los cuatro delincuentes uruguayos deben ser juzgados por los delitos de robo agravado por su comisión en lugar poblado y en banda, en grado de tentativa en concurso real, con daño calificado en concurso real, con falsificación de documento. Y a Rosendo López por robo agravado por su comisión en lugar poblado y en banda en concurso real con daño calificado.
Para la Justicia fue el “lanchero” que cruzó a miembros de la banda criminal desde y hacia Uruguay. Hay pruebas de que dejaba a los sospechosos en un muelle cercano al puerto de Frutos de Tigre.
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