Un grupo de expedicionarios unidos por una ilusión: replicar la primera vuelta al mundo que 500 años atrás marcaba un hito en la historia de la humanidad. Eso fue lo que motivó a los tripulantes de la Asociación de Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles (Agnyee) a aventurarse el pasado 10 de agosto, desde el puerto de Sevilla, a bordo del velero "Pros" en una travesía de 81.500 kilómetros y tres años de duración para conmemorar el quinto centenario de la expedición de Magallanes-Elcano.
El 10 de agosto de 1519, cinco naves y 239 hombres, capitaneados por Fernando de Magallanes y financiados por la Corona Española, se embarcaron desde el puerto de Sevilla con la misión de abrir una ruta comercial vía Occidente con las islas de las Especias, las Molucas. Tras descubrir el paso por el Sur que unía el océano Atlántico con el Pacífico, la expedición, al mando de Juan Sebastián Elcano, en su retorno con tan solo 18 tripulantes sobrevivientes completó la primera circunnavegación de la Tierra de la historia.
Cinco siglos después, estos tripulantes voluntarios españoles se proponen divulgar la legendaria hazaña a través del proyecto "500 años después. A vela tras la estela de J.S Elcano".
"Nuestro plan es recorrer todos los lugares históricos de la odisea. Pretendemos que el conocimiento del modo en que se fraguó el inicio del proceso de globalización sirva para ampliar y reforzar los lazos que unen a los pueblos de las riberas del Atlántico, el Pacífico y el Índico.La idea de un mundo conectado, por encima de credos, razas y costumbres, cobró naturaleza real con la hazaña que Elcano llevó a cabo", cuenta Pepe Solá, de 69 años, subcapitán de la nave de 21 metros y presidente de esta institución, horas después de haber llegado al Club Náutico Mar del Plata tras 12.000 kilómetros navegados y ocho puertos visitados en casi las mismas fechas que en la expedición original.
Vientos que soplan a más de 75 kilómetros durante horas, infinidad de atardeceres y noches estrelladas contempladas como una postal, una manada de delfines haciendo eco en algún trayecto, tardes de tertulias acompañadas por gin tonics, intercambios de anécdotas con el público que los recibe en cada localidad, son algunas de las experiencias que los integrantes de la asociación, al igual que lo hicieron los tripulantes de antaño con el Archivo de Indias, llevan registradas en su bitácora de viajes a través de su página web.
Días atrás, los tripulantes pudieron anticipar, por medio de los pronósticos del tiempo, que un vendaval los interceptaría en la zona de convergencia intertropical-próxima al Ecuador. Los vientos soplaban a velocidades inmensurables y durante tres días prácticamente estuvieron atascados con las velas caídas en medio del océano. Esa misma travesía, en la expedición del siglo XVI, llevó más de 15 días.
"A diferencia de los antiguos exploradores, contamos con permanente comunicación satelital, cartas náuticas de viaje y previsiones meteorológicas que nos permiten anticiparnos y afrontar los temporales con mayor garantía. De igual manera, tenemos turnos de guardia cada tres horas, porque el mar no deja de ser imprevisible", explica Solá, mientras alista los preparativos para retomar viaje hacia el Puerto de San Julián, departamento de Magallanes, Santa Cruz, adonde estima llegar a fines de marzo junto a los otros seis voluntarios que actualmente integran la nave.
La asociación está conformada por más de 40 voluntarios que se calificaron durante tres años para la travesía y que se van rotando con un mínimo de un mes a bordo. A Solá, por ejemplo, lo acompañará su esposa durante un tramo.
Los tripulantes saben que aún quedan tormentas, pamperos, lluvias torrenciales e incontados momentos de agotamiento para completar la odisea el 8 de septiembre del 2022.
"¿Qué nos inspira a continuar cuando las rachas de viento y las olas de incertidumbre nos invaden? Los momentos en que vuelve la tranquilidad. En esos instantes es posible clavar la mirada en el horizonte y ponerse por unos segundos en el pellejo de aquellos navegantes, que casi sin ninguna tecnología a bordo y con muchas menos certezas, se atrevieron a hacer lo que hicieron. El agua calma nos hace recordar la ilusión que nos une por sobre todo", expresa el presidente de esta asociación, que financia la mayor parte del proyecto con fondos propios, a lo que se le suman patrocinios de instituciones públicas y privadas y colaboraciones que el público en general va aportando a través de su campaña de crowfunding.
En esos instantes es posible clavar la mirada en el horizonte y ponerse por unos segundos en el pellejo de aquellos navegantes
A Solá se le llena de vitalidad la voz al rememorar la hazaña que en cinco meses conectó los puertos de Sevilla, San Lúcar de Barrameda, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Recife, Río de Janeiro, Piriápolis (Montevideo), Buenos Aires y Mar del Plata. En unas horas, el Pros estará surcando las aguas del océano. Desde el timón, Solá apuntará la frente hacia el Sur. Percibirá la brisa en su cara y se sentirá pequeño. No sabe cuándo arribará al próximo destino pero casi podrá percibir el hilo invisible que lo aproxima.
Para más información sobre la odisea, visitar la web: www.agnyee.com
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