Así fue el viaje a Egipto de los 10 delfines que estaban en el Aquarium de Mar del Plata
Los mamíferos, que permanecían en instalaciones donde hasta hace ocho meses funcionó el oceanario bonaerense, fueron trasladados a orillas del Mar Rojo
8 minutos de lectura'


MAR DEL PLATA.— Egipto es el destino final. Si bien se había especulado que derivarían a otros oceanarios que la misma empresa tiene en Centroamérica, Estados Unidos y Europa, los 10 delfines que permanecían en instalaciones donde hasta hace ocho meses funcionó el Aquarium Mar del Plata fueron a parar a orillas del Mar Rojo.
Acondicionados en contenedores y acompañados por personal profesional y quienes fueron sus habituales cuidadores durante estos últimos años, Zaiko, Lara, Olivia, Isis, Aramis, Callie, Moro, Ares, Juno y Mako iniciaron viaje primero en camiones, hasta el aeropuerto de Ezeiza; desde allí, en un avión de Qatar Airways especialmente preparado para este operativo, en vuelo hasta El Cairo.

El tramo final también fue por tierra y los llevó hasta Hurgada, un destino turístico con 40 kilómetros de costa y algunas playas paradisíacas donde se practica muy buen buceo en aguas profundas y aún cristalinas y que, entre otras atracciones, tienen fenomenales oceanarios.

Allí, durante los próximos meses por lo menos, estarán acompañados por varias de las mismas personas que los entrenaron y cuidaron en estos últimos tiempos. Incluso cuando el complejo cerró sus puertas el pasado 31 de marzo, derivación de una decisión de los propietarios de ese espacio de ya no alquilarlo. Todo indica que allí se proyectarán desarrollos inmobiliarios impactantes, con acceso directo a la playa.

“Llegaron ayer al mediodía [por este miércoles] y ya están en excelente estado, jugando y comiendo”, aseguró a LA NACION el biólogo marino Alejandro Saubidet, que fue director científico de Aquarium Mar del Plata y participó de la coordinación de este inédito operativo que incluyó solo a delfines.
La propietaria
The Dolphin Company fue propietaria de este oceanario marplatense durante esta última etapa y todo hacía presumir que el traslado de estos animales sería a alguno de los 30 parques de este tipo que tiene entre los dos continentes.
Sin embargo fueron a parar al noroeste de África. No trascendieron detalles de esta operación que se gestó durante estos últimos meses con todos los trámites, autorizaciones y por último despliegue logístico que requiere este transporte a lo largo de casi 12.000 kilómetros y entre 19 a 22 horas de vuelo.

Zaiko, Lara y Olivia habían llegado a Mar del Plata desde el Acuario Nacional de Cuba. Los siete restantes nacieron aquí, en el Aquarium. Esta semana todos fueron dispuestos en recipientes forrados en madera y por dentro acondicionados para que puedan contar con las condiciones ideales para transcurrir semejante recorrido sin tener ningún tipo de sobresaltos.
“Fue una operación de alta complejidad técnica”, reconoce Saubidet y recordó que durante estos meses se estuvo diseñando este despliegue que no permitía ninguna falla, porque se podía pagar con algún tipo de problema para los animales. “Viajaron en avión de carga exclusivo para ellos acompañados por veterinarios y tres de sus entrenadores”, remarcó.

La aeronave tenía el espacio suficiente para que los animales viajen vigilados de cerca. Fue, sin lugar a dudas, un operativo inédito para el país por la cantidad de ejemplares trasladados en simultáneo y a semejante distancia.
El último gran operativo que había encarado Aquarium Mar del Plata fue el arribo a esta ciudad del tortugo Jorge, que llegó desde el acuario de Mendoza y tras un proceso de adaptación durante más de dos años se lo liberó en mar abierto frente a estas costas. Contó con un equipo de seguimiento satelital que al cabo de varias semanas permitió confirmar que había llegado hasta aguas del norte de Brasil, en óptimas condiciones.

Aquí la dinámica fue bien distinta: los profesionales y cuidadores no solo acompañaron en la travesía aérea sino que incluso se quedarán un tiempo en Hurgada para supervisar la adaptación al nuevo ambiente. Conocen muy bien a estos animales y la intención, tanto del equipo técnico como de los nuevos dueños de los delfines, es que a la hora de regresar a Mar del Plata tengan certeza que los diez están listos para emprender esta nueva etapa de sus vidas con buena salud.
A meses del cierre
El cierre del Aquarium Mar del Plata se concretó el 31 de marzo, en coincidencia con la finalización de la temporada de verano, y significó el inicio de una etapa de reubicación de animales de tantas especies que allí convivían. En su mayoría nacidos en cautiverio, por lo que salvo excepciones requerían siempre de la mano humana que los cuide y alimente, ya que no tienen el hábito de caza.
En esos meses que transcurrieron entre lamentos por el cierre y el plan de reubicación de los animales hubo una instancia casi inesperada: una denuncia sobre posible caso de falta de atención y mantenimiento, en particular de estos mismos delfines. El propio intendente local, Guillermo Montenegro, tomó alguna publicación que circuló en aquel sentido y pidió a la justicia que verifique si se estaba dando algún tipo de maltrato o flaca atención a esos mamíferos.

Las autoridades del oceanario rechazaron estas acusaciones e incluso consiguieron que, en pocos días, una comisión de organismos de control ambiental y de fauna confirmaran en una visita que los animales estaban saludables y en un lugar acorde para su buena vida. Desde Aquarium Mar del Plata se aclaró que la oscuridad del agua donde se movían los delfines, en grandes piletones, era producto del retiro de algunas sustancias que se agregaban para dar mayor transparencia que permitiera una mejor visión para los espectadores.
Despachados los delfines, que además implicaban una alta exigencia para el mantenimiento ya que requerían de aguas templadas, la cuota pendiente por estos días son otras decenas, quizás cientos de animales de otras especies. En todos los casos deben ser reubicados en otros parques para que sigan teniendo atención y se les provea alimento.
El Aquarium Mar del Plata funcionó a metros del faro de Punta Mogotes durante más de 30 años en una amplia parcela que es propiedad de la familia Peralta Ramos, todos herederos del fundador de esta ciudad. El anuncio del cierre sorprendió cuando la última temporada todavía estaba en marcha. Se anticipó entonces que el último día de actividad con público sería el 31 de marzo y que este 31 de diciembre sería el de fin de operaciones en ese espacio.

Más allá del cierre del oceanario, aquí hay todavía expectativas que se pueda conservar la otra arista que tenía el complejo: su fundación, que se ocupaba de rehabilitación de animales marinos. Los rescataba en la costa, los atendía en sus instalaciones el tiempo necesario y una vez que estaban recuperados eran liberados. Desde aves hasta lobos marinos.
Los profesionales que eran parte de esa estructura, varios de los cuales viajaron a Egipto con los delfines, aspiran a que esta acción de atención a esta fauna pueda tener continuidad. La intención es permanecer en esa misma zona y continuar con esta misión de recuperación de animales a partir de la colaboración de operadores privados.
Así como allá por fines de marzo tuvo fin la historia del Aquarium Mar del Plata, con el cierre definitivo de esas instalaciones que eran uno de los centros de entretenimiento más reconocido de la ciudad, acaba de tener punto final la novela de sus diez delfines, que acaban de ser transportados y ya nadan en un oceanario de Hurgada, en Egipto.
Absoluto hermetismo
Todo el operativo de desplegó con absoluto hermetismo y se coronó con un transporte primero por tierra, hasta Ezeiza, y luego por vía aérea, en una aeronave de la línea aérea Qatar, con todos los requerimientos de acondicionamiento para que los animales completen la travesía en las mejores condiciones.
Fuentes del ex Aquarium Mar del Plata confirmaron a Ahora Mar del Plata que los diez delfines viajaron en contenedores preparados, con acompañamiento de equipos profesionales: veterinarios, biólogos y los cuidadores que tenían mientras permanecieron en el oceanario local.

Estos animales son todos nacidos en cautiverio y por tal razón no tienen ninguna posibilidad de ser liberados, ya que no están preparados para alimentarse por propios medios. Por eso, con el cierre de este espacio marplatense, la alternativa era su derivación hacia otro complejo donde los reciban y les brinden el correspondiente cuidado.
El personal técnico y científico de Aquarium Mar del Plata participó de este viaje y se ocupó del monitoreo permanente de estos mamíferos marinos, que llegaron en óptimas condiciones a su destino, en el Mar Rojo.
En Hurgada funciona un gran acuario con 1200 animales de casi un centenar de especies distintas. Fue construido en 2015 y es una de las grandes atracciones de un destino que tiene playas paradisíacas.
Tres de los cuidadores de estos delfines permanecerán en Hurgada por lo menos por un período de tres meses, a efectos de acompañar el período de adaptación a este nuevo ambiente, en donde tienen condiciones similares a las que aquí disfrutaron durante años.
“Los delfines llegaron a su destino Hurgada en el Mar Rojo, en excelente estado, debido a las buenas condiciones medico-veterinarias en las que se encontraba en Aquarium”, aclararon los responsables de este operativo.
Hace algunos meses habían trascendido algunas imágenes y denuncias de organizaciones ambientalistas sobre presuntas fallas en el servicio de atención de estos delfines. Los responsables del lugar se encargaron de rechazar esas acusaciones y lograron pronto el aval de organismos públicos específicos que ratificaron el buen estado de salud y cuidado que tenían estos animales.
1Del sueño europeo a la incertidumbre: la familia argentina que quedó atrapada por un cambio de las leyes migratorias
2Nuevo estudio: advierten sobre una práctica muy peligrosa para la salud que cada vez es más usada con intereses comerciales
- 3
Hay alerta amarilla por tormentas y calor extremo para este jueves 4 de diciembre: las provincias afectadas
- 4
Bajo Belgrano: el gobierno nacional subastará una manzana y hay inquietud en los vecinos






