Beautyfreak, referente de la medicina funcional: “El mundo no está preparado para que encuentres opciones saludables fácilmente”
La médica Florencia Raele tiene 332.000 seguidores en Instagram; trabaja con la rama de la disciplina que considera que los síntomas son la expresión de una compleja red de hábitos
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Para muchos pacientes, Florencia Raele fue un hallazgo, una médica que luego de haber ido de un especialista a otro, por fin les dio una serie de recomendaciones que los llevó a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, el camino que ella propone está lejos de ser un atajo, todo lo contrario: Raele, que en Instagram se llama Beautyfreak y tiene 332.000 seguidores, se enfoca en la medicina funcional, una mirada integral y personalizada de la persona, cuyos pilares básicos son la alimentación, la gestión del estrés, el descanso y los antecedentes familiares, entre otros.
Lo que busca es que el paciente comprenda que detrás de la sintomatología que manifiesta suele haber una compleja red de hábitos para desarticular y reformular.
Raele se recibió de médica en el Instituto Universitario Cemic y continuó su formación con una especialización en medicina estética y ortomolecular en la Asociación Internacional de Clínica Estética (Aicer), realizó un posgrado en nutrición en la Universidad Favaloro y la carrera de medicina ayurvédica en la Fundación de Salud Ayurveda Prema. Luego, en Estados Unidos cursó en medicina ortomolecular, medicina antiaging, nutrición y medicina funcional en The Institute for Functional Medicine.
Ahora, hay pacientes que esperan meses para tener una entrevista con ella y, por el interés que despierta la medicina funcional a nivel local, el próximo fin de semana en el Palacio Sans Souci (Victoria, San Fernando) desarrollarán Nous, el primer festival con especialistas abocados a informar sobre este enfoque integral del cuidado del cuerpo, con el lema “la salud al alcance de tus hábitos”. En el evento habrá más de una docena de expositores que se especializan en diversas áreas de la salud. Allí se tocarán temas como medicina ancestral, respiración funcional, flexibilidad metabólica y ayunos, mindfulness y salud tiroidea, entre muchos otros. Las entradas tienen un costo de $45.000.
–¿Qué es la medicina funcional?
–La medicina funcional es la medicina de los hábitos. Cuando uno va a un médico, por la propia formación de los médicos al salir de la facultad, lo que se busca es ponerle un nombre a la enfermedad o a los síntomas que manifiesta el paciente. Eso hace que uno se encierre en distintos protocolos de medicamentos, pero sin que le den al paciente una estrategia alternativa o paralela. En la facultad no te enseñan mucho de hábitos o de nutrición, que son la base para no enfermar. La medicina funcional tiene en cuenta que cada paciente tenga su plan personalizado haciendo base en los hábitos. No vemos a los síntomas como una enfermedad, sino como un desequilibrio. Uno viene condicionado por la genética, pero los hábitos muchas veces gatillan las enfermedades. También es una medicina que empodera al paciente, porque le enseña a cuidar el cuerpo de manera integral.
–¿Existe la necesidad de pasar de una formación de especialización, a una más amplia?
–La medicina de la especialización está bien, pero dejamos de pensar al organismo como un todo. La gente se la pasa yendo de especialista en especialista sin una mirada integral. Yo tenía hábitos muy malos, vengo de una casa con malos hábitos. Hice nutrición y fui formándome en todas las otras áreas que necesita una persona para estar sana. Hoy la medicina funcional tiene un título solo en Estados Unidos, pero uno puede ir formándose indagando en distintas herramientas.
–¿Cuáles suelen ser los principales temas por los cuales te consultan?
–Me suelen consultar mucho por enfermedades autoinmunes o disfunciones gastrointestinales. Por lo general, buena parte de los motivos de consulta se desencadenan por el nivel de estrés que tenemos y a eso se le suma que nuestra alimentación está muy alejada de nuestras necesidades biológicas. El motivo de consulta es clave porque ahí el paciente define su objetivo. En general los que nos consultan son pacientes informados; de todos modos, yo les hago una entrevista a fondo. Trato de rastrear el origen de los síntomas: les pregunto sobre su vida, que me cuenten cómo es un día entero desde que se levantan hasta que se van a dormir, les pido un análisis exhaustivo de sangre, un análisis de composición corporal, entre otras cuestiones. Si uno sabe interrogar bien, de ahí uno obtendrá las claves para acompañar al paciente.
–¿Existe una tensión entre la medicina funcional y la tradicional?
–La medicina funcional no está en contra de la medicina tradicional, sino que complementamos lo que le diga le médico con otras herramientas. La alimentación es fundamental, el intestino, el microbioma... Si hay una alteración ahí, se pueden desencadenar muchas enfermedades. Por eso yo hago mucha patología digestiva porque, si no está en equilibrio, puede desencadenar una enfermedad autoinmune.
–¿Lo que proponés es un camino largo?
–Muchos no se quieren hacer cargo de sus hábitos. Es un camino de incomodidad, porque hay que cambiar hábitos. A su vez, el mundo no está preparado para que encuentres opciones saludables fácilmente.
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