Caruso vive oculto en su casa de Bahía Blanca

BAHIA BLANCA.- Mientras la Justicia intenta determinar si los 900.000 dólares hallados en una caja de seguridad pertenecen a él o a su suegra, el comisario Juan Manuel Caruso permanece encerrado en su casa.

A raíz de la investigación encarada por el fiscal Oscar Duizeide, el comisario Caruso quedó en disponibilidad preventiva y perdió el estado policial; esto significa que se le quitaron el arma reglamentaria y el uniforme y que pasó a cobrar el 50 por ciento de su sueldo.

La sugestiva referencia del ministro de Seguridad, Juan José Alvarez, en el sentido de que "la investigación sigue para arriba", podría involucrar a jerarquías superiores a Caruso.

A todas las propiedades que se le atribuyen, cuyo monto ascendería a 5.000.000 de pesos, se les sumarían también depósitos que habrían quedado atrapados en el corralito financiero por unos 400.000 pesos, según determinó la Justicia.

Sin embargo, no existe aún la confirmación oficial en tal sentido ni sobre el intento de venta de algunas propiedades que figurarían a nombre del funcionario policial, mencionado insistentemente por quienes realizan la investigación.

Caruso no puede salir del país, a raíz de una disposición de la jueza Gilda Stemphelet.

"No, no está, salió a hacer unas diligencias", respondió la encargada de la casa de Caruso, en República Siria 2161, de esta ciudad, ante la requisitoria de LA NACION. Tampoco es posible hallarlo en su teléfono celular. Lo cierto es que se encuentra en la ciudad y ése es el domicilio que ha quedado fijado como propio, según reconoció a LA NACION un informante seguro.

Allanamiento

En el allanamiento realizado en la casa de Nélida Rodríguez, suegra del comisario Caruso, los investigadores no secuestraron nada. Según fuentes judiciales, la mujer, una jubilada de 78 años, no otorgó ningún poder a otras personas para que puedan acceder a su caja de seguridad en el Banco Macro-Bansud de esta ciudad. Los responsables de la investigación sospechan que la mujer ignoraría la cantidad de dinero que había a su nombre.

A raíz de esta presunción, el fiscal solicitó que se secuestraran las cintas de video de las cámaras instaladas en el recinto de las cajas de seguridad donde queda registrado el ingreso de los clientes.

El fiscal dijo que "el personal ha comenzado a ver las cintas, que representan un gran trabajo porque es una filmación rápida que requiere de tiempo y técnica para hacerlo".

El caso de Luis Aguado, un gasista de 56 años que ha tenido problemas con todos sus vecinos -de carácter irascible-, vive en una humilde casa de Zapiola 57, de esta ciudad. Allí sí se secuestró documentación. Los consultados en el barrio coinciden en que es una persona que lleva una vida sin lujos y ajustada, a tal extremo que cuando llegaron los investigadores les advirtió: "Cuidado con las ratas".

Al parecer, la vivienda perteneció a la fallecida madre del comisario Caruso y Aguado habría llegado a ella como cuidador, pero su trabajo normal es como gasista y gomero, y sus vecinos lo ven partir en bicicleta muy temprano y con ropa de trabajo.

En devolución del "favor de tener vivienda" le habría facilitado la firma a Caruso para adquirir algunas propiedades, como una quinta en General Roca, Río Negro. Sus relatos llevaron a la Justicia a realizar la escucha telefónica que reveló el diálogo entre el comisario -cuando se encontraba a cargo de la comisaría de Médanos- y el gasista.

"Vos sabés que yo me estoy negando a firmar y quería que vos vinieras a hablar conmigo", le habría dicho Aguado. Sin emitir más que monosílabos e insinuar algunas interjecciones en el diálogo -según la escucha telefónica que trascendió-, Caruso mantuvo a su interlocutor en línea y le prometió verlo próximamente para "tomar unos mates y conversar: "Vos sabés que no me voy a pelear nunca con vos, Luis"", le dijo el policía.

En esa conversación telefónica Aguado le advirtió a Caruso que iba a iniciarle un juicio.

Por Oscar Rubén Baltian

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