Caso Solange: por qué absolvieron a Lucila
Los médicos forenses de la defensa explicaron en detalle a lanacion.com cómo fue la investigación médica y por qué se desprende de allí la inocencia de la imputada; los argumentos del Tribunal
"¡Justicia!"
"¡Asesina!"
Los gritos se escucharon en el momento en el que el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de San Isidro anunció la absolución de Lucila Frend, la única persona imputada en la investigación por el crimen de Solange Grabenheimer ocurrido el 10 de enero de 2007.
La familia de Lucila no pudo contener su emoción al escuchar la decisión de los jueces. Del otro lado, y muy lejos de esos sentimientos, estaban los Grabenheimer, que rompieron en llanto y gritos de rabia y dolor.
¿Qué fue lo que llevó al Tribunal a decidir ese veredicto?
La causa de la muerte. "Paro cardio respiratorio traumático como causa o consecuencia de una asfixia de tipo mecánica por constricción cervical, con el ingreso de sangre en la vía respiratoria y del shock hipovolémico por la herida perforante en la vena subclavia derecha, de manera conjunta o coadyuvante". Esta fue la conclusión de los peritos.
Durante la investigación no se pudo definir cuál fue el arma utilizada para causarle las heridas mortales a Solange, aunque los expertos coincidieron que se trató de un elemento "más punzante que cortante". Se especuló que las heridas fueron hechas por una persona zurda, tal como lo es Lucila. Sin embargo los especialistas y el Tribunal consideraron que "no se puede ser concluyente respecto de la secuencia de las lesiones y la posición relativa del agresor".
Además, el cuerpo de Solange no presentaba signos de lucha, con lo cual, los forenses determinaron que "el agresor tiene que haber sido una persona con un índice de masa corporal sustancialmente más alto que el de la víctima", para poder inmovilizarla sin que pueda defenderse. "Lucila tiene un índice de masa corporal similar al que tenía Solange, con lo que no podría haberla reducido como lo hizo el atacante", indicaron.
Una prueba fallida. Ocho peritos analizaron la prueba más importante: la hora en que Solange fue asesinada. Ese dato podía poner a Lucila dentro o fuera de la escena del crimen. Sin embargo, nunca se pusieron de un acuerdo sobre este punto.
El médico que estuvo en el lugar del hecho, subcomisario Eugenio Aranda, forense de la Policía Científica bonaerense, habló de tres franjas horarias diferentes a lo largo de la investigación y del juicio.
Primero dijo que el crimen había ocurrido entre la una y las siete de la mañana. Eso ubicaría a Lucila en el lugar y el momento del crimen porque, se comprobó, salió de su casa a las 7.30. Pero luego, tras la junta médica en la que se reunieron peritos, abogados e incluso el fiscal, Aranda sostuvo que la data de muerte fue entre las siete y las 13. Finalmente estableció una franja horaria más extensa: entre la una y las diez.
¿En qué se basa este cálculo? Tal como explicaron los forenses de parte de Frend, Daniel Valenti y Laura Del Gesso, a lanacion.com, dos de los elementos fundamentales para establecer un rango horario de un crimen son la temperatura y la rigidez del cuerpo.
Ninguno de los dos elementos dieron resultados concluyentes y tampoco hubo acuerdo entre los forenses, quienes dieron diferentes horarios posibles en varias oportunidades.
Si bien se habló de prueba contaminada, http://m.lanacion.com.ar/1385008-caso-solange-se-contamino-una-evidencia-clave Valenti indicó que en realidad se trató de una impericia al momento del análisis de la escena del crimen.
"Cualquier forense sabe que lo primero que se hace cuando se está ante una muerte de este tipo es tomarle la temperatura al cadáver. Esto se hace primero con la mano, que fue lo que hizo Aranda, pero luego se deber realizar con algo tan simple como un termómetro", dijo Valenti. "Y debe hacerse en el lugar del crimen".
Otro elemento que permite determinar la hora de muerte es el humor vítreo, http://blogs.lanacion.com.ar/cronicas-del-crimen/casos-irresueltos/como-se-establece-el-intervalo-post-mortal/ elemento que tampoco fue tomado en el lugar donde se encontró el cuerpo de Solange sino "cuando el cadáver ya estaba en la morgue, ya comenzado el proceso de putrefacción", explicaron los forenses. Por ese motivo no sirvió como elemento probatorio del horario del deceso.
También se puso en discusión otro dato que permitiría saber la data del crimen: la rigidez del cadáver. "Aranda dijo que el cuerpo de Solange se hallaba con una rigidez completa y reductible", sostuvo Del Gesso. "Esto nos permitió determinar y concluir que la data de muerte es entre 12 a 16 horas previas al examen médico-legal del cadáver (9:10-9:30 a 13:10-13:30)".
Otros peritos dieron diferentes franjas horarias.
Sobre estos elementos, el Tribunal argumentó que "con los deficientes o incompletos datos aportados en esta investigación, el horario de la muerte en el caso desde el punto de vista médico legal, como dato de certeza resulta ser tan extenso que deviene prácticamente inútil".
Entre otras cosas, los jueces tuvieron en cuenta: "Que en el acta de procedimiento [labrada por Aranda en el lugar del crimen] no se dejó constancia alguna de las condiciones en que se encontraba el cadáver en ese momento" y que "la primera referencia del estado del cuerpo al momento de su hallazgo se tiene en el protocolo de autopsia". Así, concluyeron que "el testimonio del Dr. Aranda no ha sido coherente intrínsecamente".
La escena del crimen. "La ausencia de toda prueba directa o indicio en la persona o pertenencias de la acusada es también un hecho no controvertido", sostuvieron los jueces en su veredicto. Además, se refirieron a los accesos a la vivienda que, se sostuvo en principio, "no fueron violentados".
Sin embargo, en la investigación se estableció que "en la habitación, parcialmente vidriada, en que dormía la víctima existía una puerta balcón que no se encontraba cerrada con llave y que permitía el acceso desde el exterior por intermedio de un balcón a la obra vecina".
Otros datos que llamaron la atención de los jueces fueron la presencia de algunos elementos en la escena del crimen y la ausencia de otros.
Por un lado, según el testimonio de Marcelino Cottier, que estuvo en la escena del crimen una vez que "los muebles y demás elementos ya habían sido removidos de su lugar", se encontró un "bóxer" con una "mancha de sangre que debió estar a no más de un metro de la víctima al momento del hecho y no fue relevado".
Por otra parte no se encontró un elemento que los forenses identificaron como algo similar a un encendedor que dejó una marca en el muslo de Solange. Para Valenti, la ausencia de este objeto podría indicar que el agresor volvió al lugar del crimen a recuperarlo y eso explicaría por qué el cuerpo fue movido al menos dos veces.
Sobre este "encendedor", el fiscal reconoció que podría haberse perdido por una presunta "contaminación" de la escena del crimen.
Los jueces también criticaron el hecho de que en el peritaje de la escena "no se hayan inspeccionado los lavabos en busca de manchas hemáticas".
El estado mental de Lucila. En muchas ocasiones durante el debate oral la querella y la fiscalía se refirieron a la "frialdad" de la acusada y evaluaron su forma de actuar tanto en el momento en que se encontró el cuerpo como en los eventos posteriores.
Uno de los hechos que mencionó Santiago Abramovich, novio de la víctima, en su declaración, es que Lucila "no subió a ver el cuerpo de Solange" tal como lo afirma ella y que "tenía una inexplicable preocupación y miedo" de ingresar a la casa.
Sobre este punto, los jueces resaltaron que Lucila no fue la "única que manifestó que estaba muy preocupada porque su amiga no aparecía", sino que Valeria Kohan, prima de la víctima, también lo estaba.
En cuanto a la participación de Lucila en el velorio y posterior entierro de su amiga, los jueces consideraron que "las circunstancias referidas a si Frend estuvo mucho o poco en el velorio, o en la primera o tercera fila en el entierro de la víctima, si llegó tarde al parecer de otro, si lloró mucho o poco, si hablaba mucho o poco, si se acercó a la familia de Solange o no, no resisten el menor análisis a la hora de atribuir un hecho criminal".
También se habló de "crimen pasional" con connotaciones sexuales y de odio, lo que, según declaró el perito Raúl Torre indicaría que el autor padecería "un trastorno antisocial de la personalidad-trastorno psicopático de la personalidad" o que habría actuado "bajo el efecto de alguna sustancia (droga o alcohol)", sin poder refrenar sus impulsos.
"Ninguno de los dos supuestos coincide con Lucila Frend", sostuvieron los jueces, y resaltaron que "no se advirtieron rasgos psicopáticos en la peritada, ni un indicador".
Sin solución. El veredicto de ayer no significó un cierre del caso, ni para la Justicia, ni para la familia de Solange, ni para Lucila.
"Voy a seguir luchando hasta que se encuentre al responsable del crimen de Sol", sostuvo la joven absuelta, que además contó que se irá a vivir a España por un tiempo "hasta que se calmen las cosas y pueda andar por la calle" sin que la tilden "de asesina".
En tanto, la madre de Solange aseguró que apelará la decisión del Tribunal e insistió en la culpabilidad de Lucila. "Los jueces son unos cobardes", sentenció.
Entre llantos, algunos de alegría, otros de tristeza, la jornada de ayer dejó una pregunta sin responder: si Lucila no mató a Solange ¿quién es el asesino?
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