Charles Bolden: "Los humanos podremos encontrar la forma de sobrevivir en Marte"
"Llámeme Charlie." Así es Charles Bolden, ex marine, ex astronauta que comandó el ya legendario transbordador espacial y administrador general de la NASA desde 2009. Estamos en la residencia del embajador de EE.UU. en Buenos Aires y Bolden, que no pierde la sonrisa, está por finalizar otra ajetreada jornada de su visita al país para firmar acuerdos sobre cooperación espacial con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y sobre el programa Globe, una red para promover la enseñanza de las ciencias, que aquí nuclea a 180 escuelas. Como parte de esa apretada agenda habló en exclusividad con LA NACION.
–¿Por qué eligieron ir a Marte?
–Lo decidió el presidente Obama… basado en nuestra recomendación. Y lo elegimos porque es el lugar de nuestro sistema solar donde tenemos más chances de encontrar signos de vida. Es muy improbable que haya algo como los seres humanos, pues no hubieran podido esconderse, pero podemos hallar microorganismos. Cualquier cosa que descubramos que esté viva será extremadamente importante. Probará que no estamos solos en el universo.
Hay dos preguntas que nos hacemos todo el tiempo. La primera es ¿cómo se creó todo esto? ¿Cómo se formaron el sistema solar, la Tierra, la Vía Láctea? Es lo que estudia la astrofísica. Pero la segunda, y tal vez la más intrigante, es si estamos solos. Todavía no tenemos la respuesta, pero hay indicios de que no lo estamos, porque ya descubrimos literalmente miles de planetas que orbitan otras estrellas en otras galaxias. Y es difícil imaginar que hay otros sistemas planetarios despojados de todo tipo de vida. Marte es el planeta [cercano] que más posibilidades tiene de haber sostenido la vida, podría tenerla ahora mismo. Y definitivamente creo que los humanos pueden encontrar una manera de sobrevivir allí. Probablemente construiremos debajo de la superficie para protegernos de la radiación. Haremos un número de cosas para que Marte sea habitable para los seres humanos.
-¿Qué etapas deben cumplirse para enviar a una tripulación?
-Todavía lo estamos planeando. Enviamos un número de misiones robóticas. El Curiosity, el gran rover que aterrizó en Marte hace dos años, Opportunity y Spirit, dos más pequeños que llegaron hace unos diez años.. Tenemos la nave Maven, un satélite, orbitando y observando su atmósfera superior. Tenemos una misión que está en camino a Plutón que llegará en julio, que nos dirá un montón de ese planeta enano, cómo se formó y nos dará claves de la Tierra.. Mucho de lo que hacemos en el sistema solar, mirando otros planetas, asteroides y cometas nos ayuda a entender más acerca de la Tierra y de los efectos que el sol, los vientos solares y el clima espacial tuvieron en algunos de los planetas más externos, que no son tan afortunados como nosotros y no tienen atmósfera. Creemos que Marte puede haber sido como la Tierra, pero que en algún momento perdió su magnetosfera, su atmósfera se evaporó y perdió su protección contra la radiación solar. Nos gustaría llegar a respuestas definitivas a estas preguntas.
-¿En estos días se habla mucho sobre la empresa holandesa Mars One, que quiere enviar a 24 personas a Marte en 2026 [la NASA planea hacerlo en 2030]. ¿Lo ve posible?
-Nada es imposible, pero será difícil. Usted me preguntó acerca de nuestra forma de planificar: lo hacemos muy meticulosamente. Sabemos que hay limitaciones físicas, hay impactos humanos que todavía no entendemos bien. La visión, la pérdida ósea, la atrofia muscular. Ya pensamos cómo contrarrestarlas, con ejercicio, dieta, medicación. Tenemos una batería de tests que tenemos que hacer en la EEI. Algunos los dejamos para cuando vayamos al "campo de pruebas", cuando movamos a humanos de órbitas bajas hacia la Luna en alrededor de cinco o 10 años. Completaremos todo el trabajo que tenemos que hacer para evitar riesgos al cuerpo humano, pero quedan desafíos tecnológicos. Por ejemplo, propulsión solar de alta energía, para llevar grandes cargas de aquí a Marte. Los sistemas que proveerán oxígeno, agua, tienen que ser mucho más robustos que los de la EEI. Porque si tenemos un problema en la estación, algo catastrófico, podemos traer a la tripulación de vuelta a casa en horas. O, si es algo que simplemente hay que arreglar, les enviamos un repuesto. Pero en Marte no se puede hacer eso: está a ocho meses de distancia.
-Mars One planea un viaje sin retorno..
-Nosotros estamos preparando un viaje de ida y vuelta. El presidente Obama dejó en claro que queremos vivir en otros lugares del sistema solar por largos períodos de tiempo, pero con la capacidad de volver.
--¿Cuál es el desafío más importante en términos tecnológicos para llegar a Marte?
-Dadas las tecnologías de propulsión de que disponemos y la distancia que hay que viajar, una misión a Marte ronda los tres años. Toma 16 meses ir y volver, y después uno tiene que quedarse alrededor de un año antes de que Marte y la Tierra se alineen de nuevo en el punto más cercano. Una de las cosas que estamos analizando, entre muchas otras, es lo que llamamos tecnologías disruptivas. Algo que sea diferente de la propulsión química que usamos hoy. Usted simplemente no puede ir a lugares distantes si depende de la propulsión química, porque necesita un enorme espacio de almacenamiento. La propulsión es uno de los desafíos que tenemos por delante. Encontrar un sistema que pueda llevarnos a Marte mucho más rápido que hoy. Será nuclear o iónica.. algo así.. La energía solar es buena para mover grandes masas, pero no para mover personas, porque es muy lenta.
-Usted piloteó el transbordador espacial. ¿Qué hay que tener para ser astronauta?
-Ohhh.. Por la forma en que evolucionó el programa espacial, seguramente hoy yo no calificaría para ser astronauta. Cuando retiramos el transbordador, en julio de 2011, tomamos conscientemente la decisión de no usar medios de NASA para el acceso al espacio. Decidimos que íbamos a pasar esa operación a la industria. De modo que ahora tenemos dos compañías, Space X y Orbital Sciences, que se ocupan de llevar el cargamento a la Estación Espacial Internacional (EEI). Pero tenemos otras dos compañías, Boeing y Space X, que están contratadas para desarrollar la próxima generación de naves tripuladas que llevarán a los seres humanos a la EEI y a otros lugares. Mientras tanto, nosotros transportamos a nuestros astronautas en la nave rusa Soyuz, y ellos operan como miembros de la tripulación. Eso quiere decir que tienen que hablar ruso con fluidez. Así, los tres criterios para seleccionar a un astronauta son que tenga facilidad para aprender idiomas (yo probablemente no calificaría para ése, porque no hablo lenguas extranjeras), que demuestre en tests especialmente diseñados la capacidad de operar brazos robóticos fuera de la EEI, algunos que están en la estación y otros que están en otros vehículos, en forma remota, y que tenga la capacidad de hacer una caminata espacial.
-¿Y desde lo psicológico?
-Bueno, nadie sabe muy bien qué es lo que buscan los psicólogos cuando te hacen las entrevistas durante una semana. Cuando me tocó a mí, usaban la técnica del buen policía y el mal policía. Tienen tests para asegurarse de que la persona pueda sobrevivir en largos períodos de soledad en el espacio. Ahora estamos eligiendo personas para ir al espacio profundo, que van a operar en situaciones psicológicamente mucho más exigentes que las que enfrentamos nosotros. Marte está a ocho meses de distancia. Fuimos a la Luna, pero está a dos días [de viaje], y para comunicarse está a segundos, de modo que casi no se nota que hay un retraso. Marte está a siete minutos, sólo de ida. Entonces, si alguien quiere comunicarse con su hijo, en la Tierra, tendrá que esperar 14 minutos antes de recibir la respuesta. Es un desafío psicológico y todavía no sabemos cómo preparar para esto.
¿Cómo describiría la experiencia de estar en el espacio?
-Estuve 14 años en el programa del transbordador y volé cuatro veces. Para ser muy honesto, el ambiente en el que uno vive es como este cuarto: se respira aire normal, la presión en la cabina es igual que ésta, de 14,7 libras por pulgada cuadrada. Pero uno está flotando por la falta de gravedad, hay ciertas cosas que le pasan al cuerpo humano. Su mecanismo de equilibrio se duerme, no hay arriba ni abajo, pero el cerebro es increíble, porque se ajusta a la ingravidez, puede leer con la cabeza para abajo o de costado..
¿Y cuando ve girar la Tierra a través de la ventana?
-Uno se queda sin aliento, absolutamente. En mis vuelos lo más lejos que estuve fue a 600 kilómetros, cuando desplegamos el telescopio Hubble, que en términos relativos es bastante cerca, comparado con ir a la Luna o a Marte, pero igual es impactante. Es difícil de describir.
¿Cómo se deciden las misiones?
-Tenemos un largo proceso. Las propuestas llegan a los cuarteles centrales de la NASA y pasan por una revisión técnica que llamamos "proceso de planificación de implementación estratégica". Los mandos superiores de la NASA dicen: "Nos gustaría volar una misión a Europa, una de las lunas de Júpiter", evaluamos los méritos técnicos del programa, y mi trabajo como administrador de la NASA es pensar: "OK, ¿puedo vender esto políticamente? ¿Podremos obtener financiación del Congreso?".
–¿Es imprescindible construir nuevos cohetes reutilizables?
–Usamos cohetes reutilizables durante 30 años. El transbordador espacial fue el primero. Volvíamos a usar todos sus componentes, excepto el tanque externo. El shuttle fue construido para usarse cincuenta veces o más. Los motores eran tan complejos que queríamos inspeccionarlos a fondo entre cada vuelo. El transbordador aterrizaba y se le sacaban los tres motores principales, los mandaban al taller y se los desarmaba por completo. Eso era tremendamente caro. Las tejas: estábamos constantemente reparándolas. Las ventanas se iban rallando todo el tiempo por los micrometeoritos. Al principio, pensamos que la mejor manera de mantenerlas era pulirlas, pero al final el mecánico dijo que pasaban tanto tiempo puliendo las ventanas que era mejor cambiarlas. Eso es caro. La reutilización es algo deseable, si uno puede volver a usar su vehículo sin tener que prácticamente volver a construirlo. Elon Musk y Space X creen que pueden lograrlo. Pero es más fácil de decir que de hacer.
–El 24 de septiembre pasado la India logró colocar una sonda en órbita marciana por 73 millones de dólares, una cifra muy inferior a los 675 millones que invirtió la NASA en la misión Maven, que había llegado unos días antes. ¿Cree que tendrían que cambiar de estrategia?
¬–Depende de lo que uno quiera hacer con una misión. Maven puede cambiar de altura, puede mirar diferentes partes del planeta, estará allí por muchos años y tiene un increíble flexibilidad. Eso cuesta dinero. Nosotros tendemos a ser mucho más agresivos en la variabilidad de lo que podremos hacer con la nave, y eso cuesta mucho más. También construimos con un cierto grado de confiabilidad y seguridad en nuestros vehículos que no todos tienen. Hacemos todos los esfuerzos posibles por disminuir el riesgo, incluso en los vehículos robóticos. Hacemos de más. Tal vez uno de estos días descubramos que no es necesario que sean tan seguros. ¿Cuánto es suficientemente seguro? Pero dudo seriamente de que NASA cambie de opinión acerca del nivel de seguridad que demandamos. Así que nuestras misiones serán probablemente un poco más caras que las de otras agencias. Por eso decidimos transferir a empresas privadas los vuelos rutinarios a y desde la EEI. Ellos simplemente construyen un vehículo de un solo propósito: transportar personas y cargas. Nosotros no hacemos eso, siempre queremos que [nuestras naves] hagan múltiples tareas.
–Ahora todo se hace con robots. ¿Se terminó la época romántica de los vuelos espaciales cuando se puso fin al programa del transbordador?
–Oh, no, para nada. Piense en [el primer astronauta canadiense] Chris Hadfield [cuyo video tocando Space Oddity, de David Bowie, en la EEI se viralizó en las redes sociales]. Scott Kelly estuvo en la tapa de TIME porque va a participar en una misión de un año con su colega ruso Mikhail Kornienko…Yo no pienso que hayamos perdido el romanticismo de la exploración espacial humana, es sólo que ahora no tenemos las capacidades para que la gente vaya a las costas de Cabo Cañaveral a ver cómo despegan los cohetes. Para verlos partir, tienen que ir a [la base de lanzamiento de] Baikonur. Por eso contratamos a Space X y Boeing, para traer el lanzamiento de los astronautas americanos y de nuestros socios, de regreso a los Estados Unidos. Creemos que allí debe estar.
"El proyecto Tronador me impactó"
- El administrador de la NASA, Charles Bolden Jr., se mostró sorprendido por el proyecto Tronador, el lanzador argentino en cuyo desarrollo trabajan varias agencias científicas nacionales. "Tuvimos la oportunidad de hablar del Vex [el vehículo de prueba], que estaba pasando por una serie de tests, y del Tronador, y nos informaron del progreso que estaban haciendo en ambos", dijo, en referencia a su visita a la Universidad Nacional de La Plata, que participa del proyecto.
- "Me impresionó mucho. En particular que se esté haciendo en colaboración con una universidad, donde los estudiantes tienen la oportunidad de ser parte del equipo que está construyendo un vehículo de lanzamiento. No hacemos eso muy frecuentemente en los Estados Unidos. Me impactó", dijo Bolden.