Cinco años en el freezer: el plan de los que creen en Buenos Aires 2032
Hablar del tema es hoy políticamente muy inoportuno, un suicidio de cara a la opinión pública. Así, la única manera de que aquellos que creen en Buenos Aires 2032 no vean hundirse la idea es enviarla al freezer por cinco años. Y en eso están.
Nadie organiza tres semanas de despliegue olímpico como las que está viviendo Buenos Aires para quedarse en eso. El plan que en su momento se trazó Gerardo Werthein , presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), pasa por convertir al país en un referente del olimpismo mundial, y es evidente que viene cumpliendo, etapa por etapa, con esa idea. Diferente es lo de Horacio Rodríguez Larreta , el jefe de gobierno de la ciudad, que prefiere morder un sapo antes que decir abiertamente "sí, queremos los Juegos". Inteligente: no tiene por qué meterse en ese lío, en el que llamativamente entró el viernes el presidente Mauricio Macri en conversación pública con Thomas Bach , presidente del COI : "Obviamente cuando este maravilloso evento termine vamos a tener la chance de pensar en organizar unos Juegos , que es un desafío mucho mayor".
Falta bastante para eso. Dentro de cinco años, cuando la carrera por 2032 ya se haya activado a fondo, la actual crisis económica bien podría ser solo un mal recuerdo. El dilema para la Argentina pasará por aprovechar o no el hecho de que el COI y Bach abran nuevos mercados que equilibren el poder asiático en general y el chino en particular. Si la Argentina quisiera, y económicamente pudiera, Buenos Aires 2032 o 2036 sería una posibilidad real: los Juegos del futuro serán bastante más baratos que los fastuosos de las últimas décadas.
Más importante incluso que eso, dice el griego Karolos Grohmann, el referente de la agencia Reuters para la información olímpica, es tener claro para qué se quieren unos Juegos. "Me llamó la atención que el presidente Macri fuera tan claro acerca de la posibilidad de postularse. Y la Argentina no debería mirarse en el espejo de Brasil, son dos países con muchas diferencias". Hay que definir para qué se quieren los Juegos y admitir que el deporte es un negocio.
"Eso no asusta a Werthein, que es un pez grande en el COI, muy grande -destaca Grohmann-. Casi no hay antecedentes de alguien que haya crecido tanto en tan poco tiempo en el mundo olímpico. Tiene la mentalidad de un hombre de negocios y tiene el dinero, dos condiciones para triunfar en el deporte hoy. Y es visto en el COI como un aliado férreo de Bach, a tal punto que a veces dice lo que Bach no puede decir". Así, la Argentina tiene algo que no tuvo por décadas: una voz con peso y poder en el olimpismo. La paradoja es que esa voz debe hoy contenerse. Werthein no es el único que cree en una Buenos Aires olímpica, pero la mejor solución que tienen hoy él y sus aliados es enviar la idea al freezer.
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