Cómo es el barrio donde viven los principales implicados del asesinato de las francesas
Algunos vecinos no creen que hayan tenido vinculación con el hecho; otros se sienten más seguros después de su detención; disparidades de un lugar donde el signo es el contraste
SALTA (Enviada especial).- Casi todas las calles de San Lorenzo, la localidad salteña donde asesinaron a las turistas francesas , son de ripio o tierra y todavía conservan el espíritu de villa veraniega con el que nació este municipio ubicado a 16 kilómetros del centro de la ciudad de Salta, aunque ahora vivan cerca de 12.000 personas de manera permanente.
El signo característico es el contraste, el choque entre los arroyos y los montes; los verdes y la sequedad marrón caqui que deja en los cerros el viento zonda en agosto; la discordancia entre las grandes casonas y las viviendas precarias, la pobreza y la opulencia.
La discrepancia socio-económica se nota aún más al llegar al barrio La Montaña, donde vive la familia de Gustavo Lasi , la de Daniel Octavio Vilte y la de Santos Clemente Vera, los principales sospechosos del crimen de las turistas francesas.
Para acceder al barrio hay que transitar la avenida San Martín, la calle principal, una de las pocas asfaltadas, flanqueadas por árboles añosos, altos, con copas poderosas. A los costados hay amplios caserones, algunos antiguos, otros más modernos, con parques amplios, cuidadosamente mantenidos.
El barrio queda muy cerca del cementerio, en los márgenes del río San Lorenzo, el mismo que baja de la quebrada donde encontraron muertas a Cassandre Bouvier y Houria Moumni.
Está instalado en una porción de terreno que pertenecía a la estancia homónima, una de las más importantes de la zona, que fue cedido por sus propietarios al municipio para que vivan las familias que antiguamente trabajaban y vivían en la finca.
Las viviendas son muy humildes, algunas de material, otras de madera, con jardines pequeños, custodiados por perros ladradores que parecen feroces, pero que mueven la cola al tocarles el lomo.
Más cerca de otro de los márgenes del río, al pie de la loma Balcón, las casas son muchos más precarias, algunas ni pueden llamarse casas, son pedazos de chapas unidas con ingenio y cubiertas por bolsas de plástico, para enfrentar la lluvia en los meses de verano.
A pesar de las pruebas contundentes, entre ellas el ADN, que vinculan a Gustavo Lasi con la violación de Moumni, algunos de los vecinos de la calle donde viven varios miembros de la familia no pueden creer que el presunto homicida haya sido capaz de semejante crimen. Dudan. Piensan que hubo mucha presión del gobierno francés y que detrás de la investigación judicial se esconde algo más grande, gente poderosa, dicen, y resuenan, como en tantos otros casos, palabras como hijos del poder, políticos, encubrimiento.
Otros, en cambio, son menos escépticos. "Si son ellos, tienen que pagar" -dice una joven-. "Lo que hicieron es terrible, para nosotros es mucho más seguro que estén presos", agrega.
Un hombre que conoce el municipio como pocos cuenta que Walter Lasi, el padre de Gustavo, que también está detenido por haber guardado una de las armas homicidas, tiene fama de violento y que fue el primer nombre que se le vino a la cabeza cuando se enteró del crimen de las jóvenes.
La calle del celular
En el barrio El Chaparral vive Fernanda Cañizares, la novia de Gustavo, que también está detenida. De la casa de su familia, en la calle Guido Spano, secuestraron el celular y la máquina de fotos de las turistas. Se los había regalado su pareja, dijo ella en la indagatoria y él también lo confirmó en su primera presentación ante el juez.
Las características del barrio son similares a las de La Montaña, aunque las construcciones son menos humildes y está ubicado en la otra punta del municipio, cerca del ingreso a la localidad lindera Las Costas, donde se encuentra la residencia oficial del gobernador de la provincia.
Allí es más difícil recabar testimonios. Las puertas se cierran, los caminantes aceleran el paso y desde los jardines miran con desconfianza ante la presencia extraña. Los pocos que se acercan, prefieren no hacer comentarios de la familia.
Conjeturas y verdades
En la ciudad de Salta, las dudas se multiplican y los habitantes tejen decenas de hipótesis, aunque pocas incluyen a los lugareños, quizás porque en el imaginario colectivo salteño no cabe la posibilidad de que algún habitante de estas tierras, famoso por su pacifismo y cordialidad, sea capaz de violar y asesinar salvajemente, y menos a dos visitantes, en una provincia donde el Turismo tiene un rol fundamental.
Las teorías van desde la participación de los cordobeses que subieron al paseo justo después que las francesas hasta la supuesta fiesta VIP en el country Buena Vista, ubicado a metros de la quebrada, pasando por la diferencia entre los peritajes que determinaron la fecha de la muerte y la sospecha sobre la administradora del Hostal Del Cerro, que no realizó la denuncia de la desaparición de las jóvenes y que días más tarde partió a Barcelona sin dejar rastros.
Lo que muchos no saben, por ejemplo, es que la española ya declaró en la causa y que, a través de las mochilas que las jóvenes dejaron en el hostal, los investigadores pudieron determinar que portaban un teléfono celular, conseguir el número y seguir el rastro de las llamadas, una pista que, según las propias palabras del juez Martín Pérez, se dedicó a seguir mientras las conjeturas más disímiles se repetían en bares, trabajos y medios de comunicación, mucho antes que el estudio entomológico realizado en el laboratorio del Centro de Investigadores Fiscales determinara que Cassandre y Houria fueran abusadas, golpeadas y asesinadas el mismo día en que subieron a la quebrada.
Esa línea investigativa y el posterior entrecruzamiento de llamadas permitió saber que el 15 de julio, a las 19.50, Gustavo Lasi prendió el celular de una de ellas con un chip propio, que le había comprado su padre, y secuestrar de la casa de los Cañizares el teléfono y la máquina de fotos.
El juez Pérez también desmintió a LA NACION que la justicia francesa haya iniciado una investigación paralela. Contó que sólo abrieron una causa, a modo de colaboración con la justicia salteña, para recabar información sobre las jóvenes investigadoras que pudiera servir a la pesquisa local. Además, manifestó que nunca recibió presión del gobierno de Sarkozy y que el cónsul siempre se mostró respetuoso y confiado, al igual que los familiares de las víctimas.