"No es cierto que los gobiernos están salvando al mundo y el sector privado, no", plantea. "Corea del Sur fue efectiva en la pandemia involucrando al sector privado y al libre mercado", agrega. "Debimos haber innovado más en el desarrollo de vacunas para estar preparados", reconoce. "Las vacunas no son rentables para las farmacéuticas", cuestiona.
Esa es la mirada de Matt Ridley, doctor en Biología por la Universidad de Oxford, autor de libros tan polémicos como estimulantes, entre ellos, "El optimista racional". ¿Tiene límites la capacidad de progreso de la especie humana? Ahora acaba de lanzar "Cómo funciona la innovación. Por qué florece en libertad".
Ridley participó de la primera emisión de La Repregunta. El Especial, el programa de entrevistas a pensadores globales que se emite todos los sábados a las 22 por LN+. Aquí, los principales pasajes de la entrevista, donde contestó sobre sus críticas a los modelos predictivos de la pandemia desarrollados por el Imperial College, el rol de la ciencia y de la política, los desafíos a la globalización en medio de la pandemia y el peso del comercio en la evolución de las ideas y la sociedad.
-Usted realizó acusaciones muy serias contra el modelo producido por el Imperial College de Londres para predecir el resultado de la pandemia de coronavirus. ¿Cuáles son esas acusaciones?
-Es importante que se planteen preguntas muy serias porque nos apoyamos en ese modelo para formular política en el Reino Unido. Pero también ejerció su influencia en otros lugares del mundo. Ahora sabemos que el código informático que está detrás de ese modelo no es un código informático con un alto standard de calidad. Es muy vulnerable a hipótesis que podrían estar equivocadas y ha estado proyectando cifras que no parecen adecuarse a la epidemia, incluso en países como Suecia, donde el aislamiento social no fue tan riguroso.
-El epidemiólogo Neil Ferguson es el responsable de estas predicciones. ¿Quién es este hombre y cuáles son sus antecedentes?
-Neil Ferguson es profesor de epidemiología en el Imperial College. Y ya trabajó con predicciones sobre enfermedades en el pasado. Y en el caso de la epidemia de aftosa de 2001 en el Reino Unido, sus predicciones derivaron en la política que llevó a sacrificar más de 6 millones de cabezas de ganado. Y fueron seriamente cuestionadas durante una investigación formal posterior cuando se concluyó que fueron demasiado crudas y simplistas en lo que respecta a lo que le podría haber pasado a esos animales. Después también predijo sobre otros casos que incluyeron la enfermedad de la vaca loca ESB y a principios de la década de 2000, cuando no había indicios de un aumento significativo de casos en humanos de esta enfermedad, él igualmente pronosticaba 136.000 muertes. Pero en realidad, solo hubo 177 muertes. En los casos de la gripe porcina y la gripe aviar también pronosticaba grandes números de muertes y eso no sucedió. Tiene un historial de predicciones de mayores números de muertes que las que sucedieron, y no solo por las medidas que se tomaron. Él alude que eso pasa porque su trabajo consiste en señalar los peores escenarios posibles. Pero con frecuencia se presentan no como el peor escenario posible, sino como posibilidades realistas.
-¿La cuestión más importante acá es que el modelo que el produjo tal vez condujo a la toma de decisiones equivocadas?
-Se está volviendo cada vez más evidente que los países que mejor lidiaron con la epidemia en Europa fueron aquellos que realizaron muchos testeos y no tanto aquellos que se enfocaron en el aislamiento. Los testeos en Alemania fueron altamente efectivos para alejar el virus de los hospitales y en Suecia, el aislamiento voluntario fue más efectivo que el compulsivo. Hay grandes diferencias en lo que tiene que ver con la transmisión del virus en diferentes segmentos de la población. Y el modelo no toma en cuenta esa heterogeneidad de la población de una manera adecuada.
-En el artículo que salió publicado en El Telegraph, usted decía: "El código está profundamente plagado de bugs". ¿Qué significa esto?
-Un "bug" en lenguaje informático es un error que deberá ser corregido de alguna forma en el código. Yo estaba citando la opinión de expertos informáticos que han dicho que este código no está libre de problemas. La cuestión es que si un bug produce un resultado diferente, eso podría ser amplificado hasta crear un resultado distinto. Una de las maneras de contrarrestar esto en el armado de estos modelos es llevar un registro cuidadoso de cada parte del modelo, de manera de saber cuál parte del modelo está produciendo tal o cual efecto Y, aparentemente, esto no se hizo enteramente con este modelo. Un bug es un error, un lugar en el que el código no está haciendo lo que se supone que debería hacer.
Ciencia, autoridad y política
-¿Cuál sería la manera correcta de usar, por parte de la política, un modelo como este?
-Los modelos son útiles pero deberíamos usarlos como experimentos para pensar para imaginar qué podría pasar bajo ciertas circunstancias, pero no deberíamos confiar enteramente en ellos y su resultado no debería ser considerado como una evidencia. Es importante que los resultados de los modelos sean contrastados con los de otros modelos. La ciencia funciona así, la idea de un grupo de científicos es contrastada por otras ideas de otros grupos de científicos. Y espero que una de las cosas que aprendamos de este episodio sea que en el futuro, la predicción de un modelo sea contrastada con la de otro modelo. Lo importante es que haya muchas voces discordantes en las ciencias, y necesitamos escuchar todas esas voces. Luego los políticos tendrán que decidir.
-El hecho de que el modelo se desarrolló en el Imperial College de Londres, esta institución tan respetada, ¿amplifica este tipo de errores?
-Esa es una de las cuestiones en este caso: sopesamos la evidencia científica de acuerdo con la fuente, de acuerdo con la institución de donde proviene. Y se espera que las universidades más importantes y de más alta valoración del mundo, y el Imperial College es una de las universidades más importantes del mundo, produzcan resultados científicos de muy alta calidad que sean considerados confiables. Por eso es muy inquietante descubrir que este modelo no es de alta calidad y que tiene sus problemas. Porque se lo tomó muy en serio precisamente porque salió del Imperial College.
-El gobierno sueco también puso a prueba la efectividad de este modelo.
-Sí, Suecia es un buen caso testigo para este modelo. Porque fue usado para realizar predicciones específicas para Suecia. Y Suecia no impuso un aislamiento compulsivo como la mayoría de los demás países de Europa. Por lo tanto, el resultado en Suecia debería haber sido, más o menos, como lo que predijo el modelo. Y tendrían que haber habido decenas de miles de muertes solo en la jurisdicción de Estocolmo. De hecho, el número de muertes fue mucho menor, y solo hubo 3000 muertes en todo el país. Esa parece ser una buena muestra de que el modelo estaba sobreprediciendo las muertes como resultado de sus fallas.
Evolución, innovación, libre comercio
-Una de sus ideas clave es que la evolución de las ideas, la innovación, se producen en base al comercio. ¿Podría explicarlo?
-Los seres humanos somos muy singulares entre los animales porque comerciamos, hacemos mucho intercambio entre nosotros. Eso es cierto no solo en la sociedad occidental moderna, sino que también es cierto en las sociedades de caza y recolección. También comercian, hacen trueque, intercambian una cosa por otra. Este hábito parece ser muy antiguo, está profundamente enraizado en la naturaleza humana. Y es el motivo por el que nos hemos convertido en una especie innovadora que logró producir nuevas tecnologías y nuevos conceptos a medida que ha avanzado la historia. Por ejemplo, si apartamos a una sociedad del comercio, ella deja de innovar, a veces sufre una regresión, pierde las tecnologías que ya había alcanzado. Un buen ejemplo es Tasmania, una isla cerca de Australia, que quedó aislada durante 10.000 años por el aumento en el nivel de las aguas. Con una población muy pequeña, perdieron tecnologías que tenían antes y no accedieron a otras tecnologías que se inventaron después del aislamiento.
-¿Qué piensa sobre la idea de que la globalización, que es de cierta manera la síntesis del comercio, está mostrando sus límites en el contexto de esta pandemia? Por ejemplo, China lidera la producción y provee también insumos médicos críticos y esto produce un comercio desequilibrado.
-Es cierto que el mundo se volvió muy dependiente de China. Lo vemos con los insumos médicos y con otros rubros también. Pero sería un error abandonar el comercio internacional como respuesta a la pandemia. Porque así, cada país tendrá que inventar su propia vacuna. Si inventamos una vacuna o un tratamiento o una manera de mantener con vida a las personas durante esta pandemia, es importante que todos podamos aprender unos de otros. Un gran beneficio de este comercio global es que todos podemos acceder a las mejores prácticas y los mejores equipamientos en todo el mundo. Pero hay un tipo de intercambio con el que debemos tomar recaudos. Y ese es el intercambio de enfermedades o de malas prácticas. Y en ese sentido, la costumbre del sudeste asiático de vender animales silvestres vivos en sus mercados típicos representa claramente un problema, porque, a través de la globalización, nos puede afectar en otros continentes, ya no es un problema local, se convierte en un problema global.
-Usted sostiene que la especialización en la producción y la generalización en el consumo produce efectos positivos. Pero la globalización ha demostrado que la especialización enfrenta una distribución de poder comercial desigual.
-Es cierto que a los países que tienen más éxito en el intercambio comercial les va mejor que a otros, en general. Pero es beneficioso tener importaciones, y también es beneficioso exportar. De hecho, el beneficio es aun mayo, porque el ciudadano argentino o británico puede tener acceso a productos fabricados eficientemente en China y a un precio accesible. Y solo tenemos que entregar a cambio un pedazo de papel que lleva el signo de dinero. Es un buen negocio, si lo pensamos. Y ha sido muy claro desde que el economista David Ricardo hablaba de esto en 1817, que el libre intercambio beneficia a ambos países, el que recibe la mercadería y el país que la vende. Siempre habrá cosas que China querrá comprar de otros países. Cuanto más ricos se vuelvan los chinos, más mercados pueden abrir para el turismo y otros servicios que nosotros podemos ofrecerles. Es un error ver el intercambio como un juego de suma cero; ambas partes ganan algo en el intercambio.
-En países de libre mercado como EE.UU., el estado está teniendo un rol importante en la asistencia a la economía con paquetes financieros. Esta pandemia, ¿representa un desafío la idea de que los países más libres en términos de intervención estatal son más innovadores y están mejor preparados para enfrentar el futuro?
-No creo que nos enseñe esa lección. Países como Corea del Sur, que fueron efectivos en suprimir el virus, lo hicieron involucrando al sector privado, al libre mercado para desarrollar tests de detección y para rastrear y seguir. Y si pensamos en las cosas en las que nos apoyamos para controlar la epidemia, nos vamos a apoyar en productos, medicamentos y vacunas que en muchos casos los desarrollará el sector privado. El sector privado seguirá produciendo la cadena de alimentos. Así que no es que los gobiernos están salvando al mundo y el sector privado no lo está haciendo. Ambos están trabajando juntos, cuando trabajan bien. Los problemas que vemos en muchos países tienen que ver con la logística. Si vemos cuán exitosas pueden ser con la logística muchas empresas privadas del libre mercado, compañías como Amazon, entonces necesitamos recurrir a su experiencia.
-Estamos esperando una vacuna como la gran solución pero tal vez nunca llegue. ¿Sería un fracaso para la humanidad o nos motivaría hacia otra cadena de innovaciones para que podamos enfrentar esta "nueva normalidad", conviviendo con el coronavirus?
-Me sorprende realmente la lentitud con la que avanza el desarrollo de una vacuna. Es una de las áreas que hemos descuidado. No ha cambiado mucho en cincuenta años. En parte porque a la industria farmacéutica las vacunas no les resultan rentables. Tal vez fracasemos, tal vez no lleguemos a tener la vacuna como fracasamos con el VIH hasta ahora. Sospecho que podremos desarrollar terapias antivirales para curar esta enfermedad antes que vacunas para prevenirla. Creo que otras formas de innovación podrían solucionar este problema antes que una vacuna. Y es posible que podamos resolver el problema con tecnologías digitales, de rastreo, testeo y seguimiento. Habrá otras maneras de enfrentar este problema además de una vacuna.