“Dale, Kicillof, no la chamuyes más”: cientos de médicos residentes reclamaron mejoras salariales frente a la Gobernación
Los profesionales bonaerenses exigen aumentos de sueldo y condiciones laborales más favorables; el Ejecutivo señaló que hubo incrementos
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Desde Open Door hasta Ciudad Evita. Desde Pacheco hasta Lanús. Desde Haedo hasta San Justo. Había médicos que habían viajado hasta tres horas para participar esta tarde de la marcha de residentes bonaerenses, que se congregaron en la sede del Ministerio de Salud, en La Plata, y caminaron hasta la Gobernación para exigir un aumento salarial. Un reclamo que, aseguraron, tomó impulso a partir del de sus colegas del Hospital Garrahan.
Entre los que marcharon esta tarde había médicos que ayer no durmieron o que lo hicieron apenas un par de horas, como Candela, residente de pediatría de un hospital provincial de zona norte, que mientras caminaba en la columna de residentes hacia la sede de la gobernación bonaerense, hacía el cálculo: “Sí, habrán sido dos o dos horas y media. Estoy de posguardia, por eso estoy tan cansada”.
Ayer trabajó de 8 a 14 y luego, gracias a que sus amigas de residencia se coordinaron para cubrirla, volvió a su casa hasta las 17, horario en que volvió a entrar al hospital, donde se quedó de guardia hasta las 9.30 de hoy. Una rutina que le toca repetir dos veces por semana. Luego salió en un auto que les prestó el padre de una colega de residencia, junto a otras tres médicas, y llegaron a las 14 a La Plata para participar de su primer reclamo de sueldo.
Para muchos de los que hoy se movilizaron, su situación salarial implica no poder independizarse, incluso teniendo más de 30 años y siendo médicos, o tener que pedir ayuda a sus padres para alquilar un departamento. Para otros, representa no poder mantener a su familia, como es el caso de Romina, residente de obstetricia, de 41 años, y madre soltera de una niña de 10.
“Elegimos hacer la residencia porque es lo mejor para nuestro futuro laboral, salís muy formado. Pero te la hacen pagar caro, porque te pagan dos mangos por un montón de laburo. Gano $1.100.000 y hago dos guardias por semana. Hay veces que llegan a ser de 24 horas. Se excusan con que tenés que estar agradecido porque te estás formando, Pero uno pone el lomo trabajando”, cuenta Romina, residente en el Hospital Korn, de Melchor Romero, mientras cargaba una pancarta en la que se exigía sueldos dignos, junto a dos colegas. “No llego ni a mitad de mes, entre alquiler, niñera, comida, servicios”, sumó.
Mientras las columnas llegaban a la Gobernación, al canto de “olé, olé, sin residentes no hay hospital” se sumaba uno dirigido especialmente al gobernador de la provincia: “Quiero un aumento, no da para más, soy residente a nada del burnout, estoy cansado de tanto trabajar, dale [Axel] Kicillof no la chamuyes más”.
Escala
De acuerdo a la grilla salarial del sistema de residencias de la provincia de Buenos Aires, la asignación básica de un profesional de primer año fue en mayo de $1.019.812, cifra a la que luego se le descuentan y se le suman otros montos de acuerdo a la situación particular de las distintas especialidades y las zonas donde se encuentra el centro médico donde trabajan. En términos generales, los salarios de los residentes bonaerenses de primer año oscilan entre los $886.000 y los $1.260.000 “en mano”. Entre los residentes hay médicos y también profesionales de otras áreas del sistema de salud, como psicología, trabajo social y arquitectura para la salud.
Para graficar un caso, en primer año, un médico que realiza la residencia en una especialidad como pediatría y hace ocho guardias por mes cobra en mano cada mes $1.218.084. En tanto, un residente de cuarto año de la misma especialidad y que también realiza guardias cobra $1.470.774.
Fuentes del Ministerio de Salud de la provincia explicaron, a su vez, que ya hay aumentos firmados en paritarias: un 6% en mayo y un 4% en junio.
“Los voceros agregaron, a su vez, que el 50% de los médicos residentes cobran $1.260.000. Desde 2022, tras los reclamos que los residentes bonaerenses realizaron frente al Ministerio de Salud, la provincia cambió el reglamento de guardias médicas: pasaron de ser de 24 horas a un máximo de 12. Aunque dado el exceso de demanda del sistema de salud, sostienen los residentes, no siempre logran terminar la guardia a las 12 horas y a veces deben quedarse más, lo que hace que su guardia se una a su horario laboral diario y terminen trabajando, incluso, 24 horas seguidas.
Con un micrófono en mano, mientras esperaba en una ronda de cientos de residentes una respuesta del gobierno provincial, la psicóloga Mariana Rueda, residente de tercer año, alzó la voz: “Nos felicito a todos nosotros por estar acá. Vemos cómo compañeros que hicieron una larga carrera profesional ni quieren hacer las residencias por lo mal que se paga. Estamos acá defendiendo no solo a los residentes, sino a los niños y todos los pacientes que se atienden en hospitales y salitas”.
“Si no fuera por lo explotados de trabajo que estamos, habría muchos más residentes presentes hoy”, comentó una joven pediatra que prefirió resguardar su identidad. “En el hospital entendían nuestra causa, pero estaban explotados de laburo. Así que algunos residentes vinimos y otros, que querían venir, tuvieron que quedarse”, contó la medica. y sumó: “La residencia es un sacrificio que muchos disfrazan de vocación y educación, pero en realidad es un trabajo muy intenso”.
Insumos
Al bajo salario, que algunos de ellos no dudan en considerar como “indignante” y otros definen como “insostenible”, los residentes sumaron esta tarde otros reclamos, en particular el estar desbordados por el trabajo, en ciertos casos sin contar con el apoyo necesario de sus superiores para poder abordarlo de manera correcta, y con faltantes de insumos médicos.
“Estamos muy solos y sobreexplotados, con poca asistencia de los médicos de planta, que son pocos, porque no se aumenta la cantidad de puestos. En los momentos que nos dejan solos, con situaciones que no deberíamos abordar solos, la residencia deja de ser formativa”, indicó Juan, un residente de psiquiatría de un centro médico de San Isidro.
Al escucharlo, una residente de pediatría que marchaba a pocos metros agregó que en el hospital donde trabaja, que también prefiere no nombrar, un tercio de las camas están ocupadas por pacientes psiquiátricos, dado que “no hay a dónde derivarlos”, por lo que termina habiendo faltantes de lugares para el resto de los pacientes que, especialmente en invierno, ingresan al centro médico de a montones por patologías respiratorias.
Los residentes también reclamaron la falta de insumos: Iara Hibernon, del Hospital San Roque, una de las líderes del reclamo, subrayó que hay salitas en las que hasta faltan ibuprofeno, curitas y gasas. En tanto Candela, residente de pediatría, remarca que en donde trabaja, un hospital pediátrico de referencia de zona norte, faltan cánulas de alto flujo nasal, una terapia que se usa para dar oxígeno y reducir la dificultad respiratoria de pacientes.
“Desde hace dos semanas, cuando empezó a hacer más frío, las guardias están explotadas. Las cánulas no solo no alcanzan, sino que funcionan mal. Y a eso se suma que el hospital no da abasto. Muchos pacientes traen un mundo de patologías: se internan quizás por una bronquitis, pero cuando los empezás a estudiar, tienen un montón de patologías”, cuenta la médica, que está en segundo año de su residencia.
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