De Siberia a Pinamar, la familia rusa que encontró en la costa argentina “el mejor lugar para vivir”
Los Safronov emigraron con sus dos hijos a la ciudad de Buenos Aires y, desde hace un mes, viven en este privilegiado balneario; destacan la tranquilidad, la gente y... el helado
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PINAMAR (Enviada especial).– “Teníamos la vida perfecta”, dice Natasha Safronova, psicopedagoga, de 40 años. Toma un té en una amplia mesa junto a su marido, Alexandr Safronov, empresario de 50 años, y sus dos hijos, Gregori y Ekaterina. Los integrantes de la pareja, casada hace diez años, nacieron en Novosibirsk, la capital del distrito federal de Siberia, en Rusia. Luego vivieron algunos años en Krasnodar, cerca del Mar Negro.
Tras el comienzo de la invasión rusa a Ucrania, en un período de una semana esta familia decidió no solo irse del país por la situación política, sino que también en ese plazo eligieron radicarse en la Argentina. Tres años después, se mudaron a Pinamar.
“Antes de la guerra, ya no estábamos de acuerdo con lo que hacía el presidente, Vladimir Putin. De a poco fue consolidando una dictadura desde 2008 [año de la guerra en Georgia]. Yo salí a protestar algunas veces, ya no me podía quedar callado, incluso habíamos contratado abogados en caso de que me arrestaran, porque allá no nos podemos manifestar”, cuenta Alexandr a LA NACION en la tarde de un domingo mientras disfrutan de una merienda, hábito que adoptaron en este país.
A pesar de los desacuerdos con la política de turno, la familia tenía una cómoda vida en Rusia. Convencidos de que irse a Turquía o Georgia no era una buena opción y habiendo descartado Europa por las leyes migratorias, encontraron en la Argentina el mejor destino para sus hijos; incluso escucharon la opinión de dos economistas que habían vivido en la Argentina y la recomendaron. Su partida estaba programada para marzo de 2022, tan solo un mes después de la invasión, pero su vuelo fue cancelado; finalmente emigraron en mayo de ese año.

“Cuando pensamos en venir a la Argentina, un blogger dijo que la gente es muy amable. Cuando llegamos, desde el primer día todo el tiempo disfrutamos, nos sentimos recibidos. Ahora entendimos que la razón principal para vivir en la Argentina es la gente”, cuenta Alexandr.
Su estadía en la ciudad de Buenos Aires fue breve: seis meses. Ya sabían que allí no querían quedarse a largo plazo. Buscaban un lugar parecido a Krasnodar, cerca de la playa y con tranquilidad. En ese contexto, se mudaron a la ciudad balnearia de Mar del Plata por dos años, pero no consideraron que fuese lo suficientemente tranquilo. Fue entonces que, tras varias visitas, eligieron comprar una casa en los bosques de Pinamar e instalarse acá.
La guerra en Ucrania y la división familiar
El abuelo y la madre de Alexandr nacieron en Ucrania y se radicaron en Rusia, pero sus familiares “no entienden” cómo él y su esposa no están a favor de Putin. Incluso las discusiones con su madre por videollamada fueron “varias”, pero siguen hablando todos los días. Lo mismo ocurre con la madre de Natasha.
“En Rusia solo se mira la propaganda estatal, no hay diarios ni prensa libre. No podíamos quedarnos ahí, sobre todo porque tenemos hijos y entendimos que no hay perspectiva a futuro a para nosotros en Rusia”, afirma Alexandr. En el medio del diálogo, confesó que le encanta el helado en la Argentina.

A pesar de que están a favor de Ucrania, no piensan que la guerra vaya a terminar en un futuro cercano, por lo que tampoco analizan volver a Rusia. “Me parece que va a continuar. Y después cuando termine, puede asomarse una época muy larga para cambiar el poder, para las reformas y para tranquilizar toda la situación con los soldados. Y esto puede durar 20 o 30 años”, sostiene.
La llegada a Pinamar
La familia Safronov no se arrepiente “ni un día” de la seguidilla de decisiones que tomaron hasta terminar en Pinamar: ni irse de su “patria” –como ellos se refieren a su país–, ni vivir en Buenos Aires, ni elegir Mar del Plata por un par de años para “probar” la vida en la costa, ni desembarcar en Pinamar. Según comentan, es la ciudad “más parecida” a Krasnodar, donde criaron a sus hijos.
Hace un mes llegaron aquí, compraron una casa y ya matricularon a Gregori y a Ekaterina en una escuela local. “Estamos seguros de que Pinamar está bueno y muy lindo, y estamos seguros de que es el mejor lugar para vivir. Honestamente, observé toda la costa de la Argentina y me parece que no hay lugar más adecuado para nosotros, para vivir todo el año, que Pinamar. No solo para visitar, sino para vivir, para nuestros hijos. Pinamar cuenta con la infraestructura, las escuelas, hospitales y restaurantes”, expresa Natasha.
Por otro lado, la esposa de Alenxandr destaca la relación que existe entre los niños y los maestros en la escuela, sobre todo en ciudades costeras como Pinamar o Mar del Plata, a diferencia de Rusia, donde los vínculos son más fríos. “Es muy importante y emocionante. Lloré cuando mi hijo terminó su escuela en Mar del Plata porque las maestras tienen mucha bondad”, dice con lágrimas en los ojos.
“La gente es más abierta, más amable, afectuosos. Los rusos son más fieros y más duros, más ásperos, fríos. En Rusia, el otro es sospechoso, hasta el doctor”, compara, mientras que Alexandr agrega: “No nos arrepentimos ni un día de haber venido a Pinamar”.
Ambos trabajan remoto. Él, como gerente de una empresa con sede en Rusia, y ella, en consultas con pacientes. También obtienen ingresos por la renta de la casa que dejaron allá.
Economía y política
“Soy economista, pero no entiendo nada en la Argentina”, lanza Alexandr entre risas al ser consultado sobre su perspectiva económica y política de este país. Esta familia llegó a la Argentina en medio del gobierno de Alberto Fernández, cuando su administración ya estaba fuertemente debilitada tras la pandemia del coronavirus, la crisis económica y las internas políticas.
“En Rusia trataron de construir socialismo, por ejemplo. Es una idea fantástica, absolutamente. Fue y será muy fantástica. Pero hay leyes de economía y de mercado. Por eso, del peronismo no conozco algo bueno. Me gusta Harry Potter, Alicia en el País de las Maravillas y otras novelas de fantasía. Es muy lindo, pero no para nuestra vida”, considera el ciudadano ruso.
Respecto al actual gobierno de Javier Milei, indican que es algo novedoso para lo que estaban acostumbrados en su patria. Pero también pone reparos sobre las ideas libertarias. “Es otra idea fantástica. Pero él tiene un gabinete muy adecuado, por eso puede disfrutar, puede viajar a ver a Donald Trump a Estados Unidos, a Europa, y charlar, todo bien. Pero los ministros trabajan y reforman”, suma.
Si bien advirtió que las situaciones no son similares, Alexandr compara: “Puede entenderse con el cambio entre la Unión Soviética y la Rusia república. Es muy difícil, es la época de cambio”. En tanto, explica: “En la Argentina, cada día estoy viendo las noticias sobre leyes, sobre reformas, me parece más o menos todo bueno a nivel económico”.
“Entre ellos acá se pelean, es la situación normal, acá pueden criticar la situación del país, no tenemos eso en Rusia. Acá hay libertad, por eso podemos respetar algunas ideas y podemos discutir y podemos hablar. Cuando en el Congreso no hay mayoría y hay muchos partidos, es la situación normal”, reflexiona Alexandr.
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