Destruyen un barco del 1800
Lo encontraron en el terreno donde se está construyendo un hotel Hilton
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En pleno Puerto Madero aparecieron en las excavaciones en las que se levantará un moderno centro de convenciones y un hotel Hilton los restos de un barco del siglo XIX.
Pero arqueólogos y expertos de los gobiernos nacional y porteño denunciaron que la empresa responsable de la construcción destruyó los objetos, que tenían un valor arqueológico incalculable.
Ahora, reclaman a la compañía constructora que devuelva el material que desapareció y que se impulsen leyes que, en el futuro, eviten estos atropellos.
Paradójicamente, el descubrimiento se realizó a pocos metros de donde se construirá el Museo del Mar y la Navegación.
Arrasaron con un barco del 1800
El casco de una nave con algunos objetos intactos fue destruido durante la construcción de un hotel
Los restos de un barco que habría sido de mediados del siglo XIX aparecieron en el Dique 3 de Puerto Madero, en la excavación donde se construye un centro de convenciones y un hotel Hilton, aseguraron a La Nacion arqueólogos y expertos en conservación.
Pero la buena noticia duró poco tiempo y se convirtió rápidamente en lo que consideraron una tragedia arqueológica: una topadora arrasó con todo. A esto se suma otro ingrediente desalentador: según las denuncias, algunos operarios no sólo habrían descuidado los elementos hallados, sino que hasta se habrían apropiado de ellos.
A sólo metros de la Casa Rosada, en lo que ahora es un pozo gigantesco que linda con la calle Tte. Gral. Juan Domingo Perón, apareció a principios de este mes el casco de un barco antiguo, así como otros elementos: botellas con vino antiguas, una gubia que podría haber sido inglesa, cadenas, sogas, armas y hasta un ancla.
Pero, según los arqueólogos, cuando se produjo el singular hecho, la empresa que excavaba el lugar decidió seguir con su trabajo sin avisar a las autoridades. Es más, habrían decidido pasar con las grúas de noche, como si la oscuridad pudiera ocultar la tarea.
Paradójicamente, el barco apareció en el mismo dique donde la Corporación Antiguo Puerto Madero (CAPM) tiene prevista la construcción del Museo del Mar y la Navegación, cuyo proyecto está prácticamente definido.
Solicitud
Expertos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl) -que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación- y del Programa por la Memoria de Buenos Aires -del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires- denunciaron lo ocurrido y pidieron que, aunque sea, se restituya el material que desapareció.
Indignados, dijeron que en ese lugar podrían haber recuperado información valiosísima de la fundación de Buenos Aires.
"Para nosotros fue una sorpresa -dijo Diana Ronaldi, directora del Inapl-. Pedimos a la comunidad que tome conciencia y que se sensibilice cuando ocurren estas cosas. Es importante que sintamos orgullo por nuestro pasado", agregó.
Al ser consultada, la empresa South Convention Center -responsable de las construcciones que se llevan adelante en el predio- negó todo y aseguró que es "absolutamente imposible" la versión de los denunciantes.
"Ahí no hay absolutamente nada. Nunca apareció algo significativo ni de valor arqueológico", aseguró a La Nación Claudio Breuning, inspector de la cuestionada obra, quien ayer se convirtió en vocero de la compañía.
Breuning informó que, en el pozo, ahora hay "simplemente algunas maderas". Anteriormente, según expresó, se habían encontrado instalaciones subterráneas de antiguos servicios cloacales y que en su momento avisaron a las autoridades.
Denuncia
A partir de lo poco que pudieron rescatar y reconstruir en Puerto Madero, los expertos presumen que la embarcación podría haber sufrido un naufragio. Es que aparecieron algunos elementos en buen estado como, por ejemplo, botellas antiguas con vino en su interior.
En la zona del Dique 3, a mediados del siglo pasado, había un muelle de pasajeros que se internaba unos 300 metros en el mar. En 1889 la ciudad comenzó a rellenar los terrenos de lo que se convirtió a principios de este siglo en el nuevo puerto.
Ahora, la queja más fuerte de los arqueólogos apuntó a que nunca fueron alertados de la situación y que se enteraron tan sólo esta semana, cuando todo era irreversible.
"Lo grave es que la persona que hizo esto estaba consciente de ello -disparó Amaru Argüeso, del Inapl-. Eran cosas invaluables desde el punto de vista arqueológico", se quejó.
"Si ahora el mal ya está hecho, pedimos que al menos devuelvan las cosas", agregó Argüeso. La intención sería poder estudiar los elementos y, eventualmente, exhibirlos en algún museo.
"Si hubiéramos podido estudiar el contexto de lo que apareció, podríamos haber determinado aspectos importantes del pasado de la ciudad", coincidió Marcelo Weissel, del Programa por la Memoria de Buenos Aires.
Rodolfo Giacosa, gerente general de CAPM, dijo que el lugar donde va a estar el centro de convenciones es privado y que no tienen responsabilidades sobre él: "Es un terreno vendido a un particular y no tenemos rol de vigilantes". De todas formas, expresó: "Si tal cosa ocurrió, me parece lamentable que no se hayan tomado las previsiones para preservar objetos valiosos".
Otro caso
El 10 de febrero de este año, en la esquina de Balcarce y Moreno, se encontraron en forma absolutamente fortuita piezas y objetos de los siglos XVII al XIX.
En la casa donde había vivido el escritor Miguel Cané -autor de "Juvenilia"- se estaba construyendo un estacionamiento subterráneo. Pero una llamada anónima alertó al Inapl sobre el posible descubrimiento.
A diferencia del caso de Puerto Madero, la empresa constructora de San Telmo les dio apenas 48 para rescatar todos los materiales posibles. Trabajando contra el reloj, los investigadores encontraron objetos de uso cotidiano y piezas artesanales de la época colonial.
Los estudios preliminares del Inapl reconocieron que sólo habían podido salvar la tercera parte de los objetos. Pero dada la escasa legislación que existe en nuestro país, los científicos se sintieron conformes con esas pocas horas que les brindó la empresa.
Ese tiempo -dos días- también habría sido suficiente para reconstruir parte del casco del barco que apareció en el dique 3. "Es todo lo que pedimos en estos casos. No pretendemos detener las obras ni que la empresas pierdan plata", coincidieron Argüeso y Weissel.
Ambos destacaron que, así como se hacen estudios de impacto ambiental cuando se está por realizar una obra, habría que analizar también el impacto cultural.
Y aportaron un punto de vista interesante: si la empresa responsable de la construcción hubiera tenido un poco más de astucia, ella misma podría haber sacado provecho del descubrimiento arqueológico.





