Día Mundial Contra el Cáncer: cuántos casos se detectan al año y cuál es el tipo más frecuente en la Argentina

“No tengo ganas de llorar, solo de vivir”, dice con firmeza Alejandra González, de 48 años, paciente del Hospital Oncológico de Lanús. En marzo del año pasado, acudió al médico cuando se encontró una “pequeña bolita” en la parte superior del pecho, que detonó en un cáncer de mama con metástasis en los huesos. “Al principio creí que no era nada, pero esa bolita empezó a crecer y a dolerme”, agrega.

Tras la primera consulta, le dieron una quimioterapia preventiva hasta obtener los resultados, que llegaron en junio, tres meses después. “El costo de la quimio era alto pero asequible, alrededor de 11.000 pesos, que conseguía reunir entre la familia. Pero cuando llegó el diagnóstico real, la cifra ascendió a 500.000 pesos mensuales. Era imposible”, cuenta a LA NACION.

Así fue como contactó a Débora Bosco, presidenta de la Fundación Solidaridad Cáncer Argentina, que ayuda a acceder a los medicamentos que no son cubiertos por el Estado. Hoy, desde hace siete meses, recibe cuatro medicamentos para combatir el cáncer (entre ellos, una inyección para eliminar la menstruación y administración de calcio) y, en el Día Mundial Contra el Cáncer, que se conmemora cada 4 de febrero, insiste en que “hay que realizarse exámenes constantes para prevenir”.

Según las estimaciones realizadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), a partir de los datos producidos por registros de cáncer de base poblacional de nuestro país, en la Argentina ocurrieron 130.878 casos nuevos de cáncer en ambos sexos en el año 2020. Estos son los últimos datos disponibles según informó el Ministerio de Salud de la Nación.

La Argentina presenta una incidencia del cáncer media-alta con respecto a todos los países del mundo, con un 212,4 casos por 100.000 habitantes, y ocupa el quinto puesto en la escala de América Latina.

Desde el inicio de la pandemia descendieron las tres principales prácticas de tamizaje (prueba para verificar si la persona es propensa a desarrollar una enfermedad) con respecto a 2019. Así, las mamografías bajaron un 61,8%; los test de VPH y las citologías, un 63%; y los test de sangre oculta en materia fecal, un 70%; según los datos del Sistema de Información de Tamizaje (Sitam) del Instituto Nacional del Cáncer (INC).

Si bien en 2021 se retomaron las prácticas de tamizaje con más frecuencia que durante 2020, no se llegó al nivel que hubo en 2019.

Además, en 2020 se produjeron 70.074 muertes por cáncer, un 7,8% más que en 2019 (62.106), según afirmó el Ministerio de Salud de la Nación.

“Si se realizan los estudios correspondientes y se detecta a tiempo, es muy probable que cualquier tipo de cáncer se cure. Conocemos pacientes que han sobrevivido hasta tres veces del cáncer. Desde el inicio de la pandemia, esta detección temprana se complicó porque muchos pacientes, por miedo al contagio o por falta de acceso al sistema de salud, dejaron de hacer sus controles. La salud no espera”, afirmó Bosco.

Según el Ministerio de Salud, las demoras en el sistema de salud en 2020 fueron de dos meses desde el inicio de síntomas hasta acudir a la primera consulta, de un mes entre la primera consulta y el diagnóstico, y de dos meses y medio entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento.

Cáncer de mama, el más frecuente

El caso de Alejandra no es aislado: de hecho, el cáncer de mama es el más frecuente, con 22.024 casos nuevos anualmente, lo que representa el 16,8% del total. Le sigue el colorrectal, con 15.895 nuevos casos anuales (12,1%) y el pulmonar, con 12.110 (9,3%).

Si bien en las mujeres predomina el cáncer de mama entre los tumores, con un 32,1% casos anuales, en los hombres es el de próstata el de mayor incidencia, con un 18,7% de los nuevos casos al año. Además, el cáncer de mama registró un descenso sostenido en mortalidad entre 2002 y 2019, de -1,03% anual, lo que implica una tasa de 16,93 defunciones por cada 100.000 mujeres en el último año.

Salud mental

“La depresión, la ansiedad y la desesperación invaden a los pacientes con cáncer. Es una enfermedad muy cruel. Con la llegada de la pandemia, a muchos pacientes les hizo mal el encierro y algunos sentían miedo de ir a hacerse sus controles. También se demoró la llegada de medicación en algunos casos, pero la enfermedad seguía avanzando. Por ello creamos una red de difusión para recibir y entregar medicamentos en todo el país”, apunta Bosco.

“Los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer producen un impacto psicológico en el paciente que causa en ocasiones una autoestima baja, aislamiento social, ansiedad o depresión. Aquellos que se transforman en pacientes crónicos y aprenden a vivir con la enfermedad, buscan verse bien en su ámbito social y laboral. La actitud para colaborar en los tratamientos frente a la enfermedad es un elemento muy importante en la recuperación. Se trata de la sobrevida”, afirma María del Carmen González Ramos, directora de la beca de perfeccionamiento en Dermatología Estética y Láser en el Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires (Iuhiba).

“Nunca tuve dolores ni síntomas, pero cambió la forma de mirarme al espejo, porque se me cayó el pelo en los primeros meses. Ahora sé que es un tratamiento crónico, pero voy a seguir luchando”, afirma Alejandra.

Y concluye: “Hay que autoexaminarse todo el tiempo e ir a controles rutinarios aunque sea molesto. Si sale positivo, no hay que dejar de confiar. Hay que ponerle fuerza y mucha positividad para no caer”.