“Dos pediatras para atender a 250 chicos”: personal de la salud de La Matanza reclamó a Espinosa mejoras salariales
También expuso la falta de insumos y de profesionales en hospitales municipales
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Falta de insumos, salarios insuficientes, “aprietes” por los reclamos y respuestas inexistentes. Los trabajadores de salud del municipio de La Matanza volvieron a reclamar por una recomposición salarial al intendente Fernando Espinoza (Unión por la Patria).
Trabajadores de los cuatro hospitales municipales del distrito -el Policlínico Central; el del Niño, de San Justo; el Materno Infantil José Equiza, de González Catán, y el Materno Infantil Teresa Germani, de Laferrere- junto con los dos especializados, Cemefir y el Centro Odontológico Municipal, y de las salas de salud reclaman una recomposición salarial. Analizan volver a las asambleas permanentes como a principio de año cuando el reclamo incluso llegó hasta movilizaciones y cortes de la ruta 3.
Los médicos explican la desproporción del personal disponible para atender y la demanda existente. Tras haber estado cerrada en 2023 por falta de personal, la guardia del Hospital del Niño está abierta gracias a una reorganización operativa con la que lograron alcanzar contar con dos pediatras por día para atender alrededor de unos 250 niños. Pero solo atienden urgencias y demanda espontanea hasta las 17. En el Germani y en el Equiza, sin embargo, dos días por semana no tienen guardias por falta de personal.

A su vez, la situación se ve empeorada por la crisis general que atraviesa el sistema sanitario. “El Posadas tuvo un éxodo de gente del servicio de traumatología infantil y también del de cirugía, entonces la mayor parte de los días no hay ni cirugía ni traumatología infantil. De por sí nosotros en el hospital atendíamos a la comunidad propia de La Matanza, más la gente que viene de Morón, de Cañuelas, de Merlo, de Pontevedra. Y ahora se sumó a un montón de chicos que absorbía el Posadas, sobre todo en estas dos especialidades, que redundan en el hospital. De hecho, nosotros estamos recibiendo solicitudes de derivación de Zárate, de Las Heras. El área de injerencia del hospital es cada vez mayor, con cada vez menos personal”, puntualizó a LA NACIÓN la pediatra Sandra Verta del Hospital del Niño, de San Justo.
“Lo que nos preocupa es lo que venimos advirtiendo desde hace tanto tiempo, en 2023 puntualmente fue un cimbronazo el aumento tan gigante de la demanda en relación al personal y a los sueldos que cobraban que hizo que hubiera que cerrar la guardia y estamos viendo espantados que hay determinados indicadores que se van repitiendo, sobre todo ahora en la época de invierno, que para la pediatría es más complicada”, describió.
Según señaló, la semana pasada se acabaron las camas de terapia del hospital, la única terapia pediátrica de la zona, y tuvieron pacientes con respirador en la guardia. No hay lugares de permanencia para abordar la crisis de salud mental de los adolescentes. “Son atendidos por los pediatras en la situación de emergencia hasta que un psiquiatra los pueda ver”, contó Verta.
El hospital tiene solo el 30% del personal que debería. Los turnos son limitados porque el personal es también limitado en todas las especialidades. Solo a modo de ejemplo, contaban con tres cardiólogos y solo quedó una; de los cuatro gastroenterólogos, ahora hay dos.
“Otros efectores tampoco pueden absorber la demanda de más baja complejidad, entonces todo redunda en el hospital. Del presupuesto de salud de La Matanza casi un 75% se deriva al hospital, si la situación que estamos pasando nosotros es calamitosa, si nosotros no tenemos recursos ellos tienen mucho menos. Esto empieza a generar un desgaste para el personal que se ve superado por la cantidad de pacientes que hace que la gente se canse y se vaya sumado a que tampoco el esfuerzo por sostener el sistema y la atención tampoco se ve reflejado en los sueldos que cobramos”, cerró. Por un cargo de 36 horas por semana, los médicos cobran $1.400.000.
Fuentes de la Intendencia de La Matanza contestaron a LA NACIÓN que en lo que va de este año el aumento salarial fue del 20%, superior al que otorgó el Gobierno nacional a sus trabajadores

Hoy la convocatoria de los trabajadores de Salud fue en el Policlínico Central, ubicado sobre la calle Almafuerte, al lado de la municipalidad. La zona está totalmente cortada por obras para hacer semipeatonal las calles de la plaza de San Justo. El Policlínico, en tanto, está empapelado por reclamos. “Peatonal nueva, sueldos viejos”, “Ya no es un reclamo, es un grito de auxilio”. “Necesitamos sueldos dignos”.
“No sé cómo llegamos a esto. Es una desidia total”, dijo a este medio Noelia Warner, administrativa de la institución hace 23 años. “Yo no llego a los $600.000 con 30 horas semanales, el cargo administrativo tiene ese valor en el municipio. Yo vivo acá a 20 cuadras, siempre pagué mis impuestos, todos pagamos. No es que el municipio no tiene plata, no sé qué hacen con la plata”, agregó.
A las complicaciones con las que se acostumbraron a trabajar, se le sumó desde la semana pasada la falta de sistema que obligó a tomar los turnos manualmente. Según fuentes del municipio, el sistema ya está funcionando. En el Policlínico, por ejemplo, apenas quedaron dos personas para atender por ventanilla. Los trabajadores, además, tienen miedo de no cobrar su próximo sueldo dado que la falla afecta a toda la red municipal.
“Tenemos una sala de parto inhabilitada, porque a la otra se le rompió el aire y no vienen a arreglarla. Si viene un parto simultáneo, estamos usando el quirófano de guardia, es una lotería”, describió Rosario, licenciada en enfermería que trabaja hace 15 años en el Hospital Materno Infantil Teresa Germani, de Laferrere. Por siete horas su sueldo alcanza los $700.000.
“Estamos trabajando horrible. No hay insumos, es una miseria lo que ganamos, da mucha bronca. Antes teníamos seguridad, ahora no. Hasta diciembre de 2024 el municipio compraba agua, después nos tuvimos que empezar a comprar bidones y los necesitamos para las mamaderas”, describió Jésica Ávila, también enfermera.
Coincidieron en que muchos trabajadores no se quejan por miedo a represalias. Las banderas con reclamos las sacaron más de una vez y también, según los trabajadores han controlado quiénes asisten a los reclamos. Además, estos sectores autoconvocados aseguraron que el Sindicato de Trabajadores Municipales de La Matanza no se involucra en las protestas ni tampoco colabora para solucionar el conflicto.
“Yo trabajo en imágenes, no tenemos películas. Para que los pacientes se la puedan llevar, lo que hacemos es pedirles su celular y le sacamos una foto”, describió la licenciada Mariela González que trabaja en el Materno Infantil José Equiza.
“Hace 10 años casi que no tenemos aumentos, se olvidaron. Los cargos que quedan libres no se vuelven a cubrir, no se hacen más concursos, no se recategoriza al personal y todos los que ingresan lo hacen como monotributistas”, describió Beatriz González, fonoaudióloga del Cemefir.








