El misterio del cuerpo del mariscal que se rebeló ante Napoleón Bonaparte y enfrentó a San Martín

En una fecha como hoy, pero 200 años atrás, moría en la Argentina el general español y comandante militar de Chile que se enfrentó al General San Martín en la campaña Libertadora, Francisco Casimiro Marcó del Pont. El militar que se había atrevido a negarse a estar bajo las órdenes de Napoleón Bonaparte pasó sus últimos días de vida detenido como prisionero de guerra en una estancia de la localidad de Renca, en San Luis, pero el lugar certero donde yacen sus restos es todavía un misterio.

Dicen los descendientes e investigadores, a partir del registro de una carta manuscrita que pasó de mano en mano a través del tiempo, que Marcó del Pont fue enterrado en Renca con una cruz de oro. Ese parece ser hasta ahora el dato más concreto. A partir de esta información y otras tareas de estudio, la municipalidad local, con el aval de los familiares del general español, emprenderá en los próximos meses la tarea de hallar los restos para brindarle homenaje como parte de la historia.

“En principio, la investigación mediante el uso de un georadar se hará alrededor de la Iglesia Santuario Señor de Renca porque es donde antes se enterraba a los fallecidos. Nos puede pasar que encontremos los restos de Marcó del Pont debajo de la parroquia porque antes estaba construida a unos metros de donde está ahora”, contó a LA NACION Romina Peralta, la jefa comunal. Esta tarde, la funcionaria, junto a autoridades del gobierno provincial, de la Universidad Nacional de San Luis, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y una de las descendientes del Mariscal, suscribió el convenio que permite iniciar la investigación científica.

“Es buenísimo que se haga esto”, reafirma satisfecho Jorge Casabal, uno de los descendientes de Marcó del Pont que más sabe de la historia familiar. A los siete años de vida el hombre ya sintió curiosidad por ese militar que había sido hermano del tatarabuelo de su madre. De hecho, Casabal conserva como un tesoro un reloj que perteneció al general español y que detuvo su andar a las 10.29 de algún día tiempo atrás, según marca. ¿Será el horario de la muerte de su propietario?, se preguntan los estudiosos de la vida del militar.

Marcó del Pont nació en Vigo, Pontevedra, en 1765 y fue un hombre soltero. Formaba parte de una reconocida familia en la sociedad española, de una buena posición económica. Algunos de sus allegados se dedicaron al comercio naval; en tanto “Don Francisco”, como lo llaman hoy sus descendientes, dedicó su vida al servicio militar. Era un hombre devoto de la Virgen María. Una prima de Casabal tiene guardado un libro de oraciones que rezaba el mariscal y que se lo redactó, especialmente, uno de sus oficiales.

Un general español fiel al rey

El militar fue distinguido y promovido al rango de general en las campañas españolas antes de ser transferido al Nuevo Mundo como representante de la Corona Española. En 1811 fue tomado prisionero y juzgado por una corte militar francesa que lo condenó a muerte. “Fue en ese momento que Napoleón Bonaparte le ofreció ser jefe comandante de la fuerza francesa que ocupaba España, pero Don Francisco lo rechazó. Pudiendo ser beneficiado con la libertad y el poder eligió seguir siendo fiel al rey y a España”, relata, orgulloso, Casabal, en diálogo con LA NACION. La negación de Marcó del Pont le valió el respeto de Bonaparte “por su integridad”, aunque finalmente lo sentenció a cadena perpetua.

Cuando se declaró la paz general, Marcó del Pont fue liberado. El rey de España Fernando VII lo nombró primero Gobernador militar y político de la Plaza de Tortosa y luego lo designó capitán general de Chile y presidente de su Real Audiencia. Marcó del Pont gobernó en Chile en nombre de la Corona española hasta su derrota en la batalla de Chacabuco librada el 12 de febrero de 1817 en territorio chileno.

Marcó del Pont quedó detenido, junto a otros combatientes, como prisioneros de guerra en una hacienda llamada “La Estanzuela”, de una extensión de 8000 hectáreas y ubicada en los alrededores de Renca, donde se sabe que pasó sus últimos días de vida. Dos décadas atrás, Casabal y parte de su familia estuvieron en el lugar. La casa se conservaba prácticamente en el mismo estado. Recuerda el hombre: “Me gustó por lo que significaba para la historia familiar”. Los antecedentes del Archivo Histórico Provincial señalan que el militar falleció el 11 de mayo de 1821 a las 22.30 y recibió Santa sepultura en Renca, San Luis.