El Mitre "vip", donde las puertas cierran
El tren salió a las 18.09, en horario, y "por milagro" Pilar Martínez Frugoli, de 36 años y de San Isidro, pudo conseguir un asiento, algo que no es habitual en hora pico, cuando muchos estudiantes y trabajadores regresan desde Retiro a sus hogares, en la zona norte de la Capital y otros nueve municipios del Gran Buenos Aires.
"Este supuestamente es el tren «vip»", dice con un dejo de ironía Roberto Fernández, un jubilado de 84 años, respecto del ramal de la línea Mitre que une Retiro con Tigre. Roberto vive en Martínez y viaja hasta Retiro para realizar "changas" en el centro y a la tarde vuelve a su casa en el mismo medio de transporte.
Es que en este tren las puertas se cierran, los pasajeros hacen fila para subir en vez de amontonarse y entrar a presión y, como si eso fuera poco, en verano suelen viajar frescos gracias al aire acondicionado, lo que a la vista de muchos pasajeros convierte al Mitre, ramal Tigre, en "lo mejorcito" en ferrocarriles urbanos. Aunque "un día llovía y acá adentro eran las Cataratas del Iguazú", cuenta Roberto, y pinta un panorama un tanto distinto.
Los que lo usan con frecuencia saben que el aire acondicionado muchas veces no funciona -o funciona en algunos vagones y en otros no-, que las demoras son habituales, que muchos días de lluvia los trenes no salen -y cuando salen no arrancan hasta que no estén llenos-, que a veces un desperfecto técnico los obliga a bajarse antes de llegar a una estación y que la falta de mantenimiento y limpieza es evidente.
Pero en un país en donde tomarse un tren a veces significa sufrir heridas o perder la vida, las quejas por irregularidades en la frecuencia de los servicios, por fallas en el aire acondicionado y por la suciedad de los vagones, parecen de poca entidad.
Nicolás Fijman, de 24 años, toma este tren dos veces por día, de lunes a viernes, para viajar desde Martínez a su trabajo, en el centro. "En vez de venir cada diez minutos, como tendrían que venir, vienen dos juntos cada veinte. Cuando se demoran nunca te informan qué es lo que pasó y te tienen esperando", dice.
"Casi siempre llegan tarde y llenos de gente -se queja Pilar Martínez Frugoli, que prefiere esperar dos o tres trenes para viajar sentada. Lo único bueno es que es barato, pero preferiría pagar más y viajar mejor."
En su primer viaje después de un año de no usar el tren, Mauricio Buceta, de 44 años y de San Isidro, lo notó bastante deteriorado y se sorprendió por el "estado calamitoso" de los asientos, por donde asoman pedazos de gomaespuma. Teresa Aguirre, de 25 años, toma el tren en Acassuso hasta Retiro para ir a su trabajo, en una empresa de publicidad. "Si el aire no funciona, no se puede respirar porque las ventanas están selladas y no pueden abrirse", explica.
La línea Mitre, concesionada por TBA (Trenes de Buenos Aires), que también gestiona la línea Sarmiento, comprende, además, dos ramales electrificados que recorren 58 kilómetros (Retiro-Tigre y Retiro-José León Suarez/Bartolomé Mitre) y dos ramales diesel con 127 kilómetros (Victoria-Capilla del Señor y Villa Ballester-Zárate).
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