El Museo Güiraldes sufrió pérdidas casi completas
SAN ANTONIO DE ARECO.- Cecilia Smyth no podía contener las lágrimas. Una parte de sus diez años de trabajo y el de otros tantos que dirigieron, desde 1938, el Museo Ricardo Güiraldes se fue con el agua.
La mujer de ojos azules miraba el cielo y la lluvia que ayer volvió a caer en esta ciudad y no ocultaba su desazón. "¿Sabés el esfuerzo que cuesta mantener un museo seco? ¡Imaginate lo que va a costar con todo mojado!", repetía Smyth indignada.
Es que la copiosa lluvia que comenzó el sábado pasado en San Antonio de Areco y los desbordes del río que lo cruza barrieron con todo lo que encontraron a su paso. Y la suerte del histórico museo no fue distinta de la que vivieron más de 3000 vecinos de la zona. Cuando el domingo el agua entraba en las casas, el museo era una pecera. En ella flotaban sobre un metro treinta de agua sillones y muebles que pertenecieron a Ricardo Güiraldes, Juan Manuel de Rosas y Valentín Alsina, entre otros.
"Perdimos muchos documentos y objetos históricos que no se van a recuperar y otros que nos va a costar meses volver a restaurar", contó a LA NACION.
Entre los objetos de mayor valor que lamenta Smyth haber perdido se encuentra un dibujo en lápiz que Güiraldes hizo durante sus últimos días de vida mientras se encontraba enfermo en París. En él retrataba una ventana y la vista parisina que se veía desde ella.
El olor a pasto, bosta y barro se podía sentir ayer en el museo. A pesar de que empleados y vecinos se acercaron a ayudar con la limpieza del lugar con una hidrolavadora que quitaba las manchas de las paredes, la mayoría de las habitaciones estaban devastadas, llenas de barro y humedad.
Mientras Smyth hablaba, dos empleadas del museo secaban documentos históricos y recortes de periódicos de 1938 como podían. Algunos, colgados con broches como si fueran ropa recién limpia, y otros con papeles de diario sobre las mesas donde reposaban los documentos mojados.
A pocos metros del museo se encuentra la Pulpería La Blanqueada, que Güiraldes nombra en los primeros capítulos de Don Segundo Sombra . Es un monumento histórico y soportó 80 centímetros de agua.
Las figuras de cera que se encuentran adentro simulaban ser gauchos que tomaban alcohol mientras el pulpero las servía. Ahora todos los gauchos han quedado de cabeza a la mesa y el que se mantiene en pie es el pulpero. En la pulpería todavía queda un salón anegado al que ni los encargados del museo pueden ingresar porque no hay luz eléctrica y el lugar está completamente oscuro.
El museo recibió llamadas solidarias de personas y entidades vinculadas a la cultura y vecinos que se ofrecen para ayudar. Juan Carlos D´Amico, titular del Instituto Cultural de la provincia, se puso en contacto ayer para que la semana próxima comiencen trabajos en conjunto para evaluar el daño e iniciar la restauración de las piezas.
Fin de año complicado
"Seguramente éste será un fin de año muy triste", dijo Aldo Menconi, presidente del Concejo Deliberante e integrante del comité de crisis de San Antonio de Areco. Con estas declaraciones, Menconi no sólo se refería a las pérdidas del museo, sino de toda la comunidad. Si bien no hay un número exacto de evacuados, todavía las 3000 personas que desde el primer día fueron evacuadas o se autoevacuaron ayer no habían vuelto a sus casas. Si el agua continúa bajando, "[hoy] pueden llegar a entrar a sus casas el 90% de los evacuados. Y ahí es donde se van a ver cosas mucho peores que las que se vieron en estos días. Porque esas casas fueron tapadas completamente por el agua", indicó Menconi.
Ayer, miles de vecinos decidieron sacar sus muebles y artefactos de cocina a la calle para secarlos. Pero la lluvia los sorprendió al mediodía, y ahí, para ellos, la pesadilla volvió a comenzar.
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