
En un barrio de Madrid abren una sala para drogarse
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Los drogadependientes del poblado marginal de Las Barranquillas, en los alrededores de Madrid, podrán inyectarse droga bajo supervisión médica, en un ambiente limpio y seguro.
Para ello se inauguró un local de 200 metros cuadrados, con 10 cabinas individuales y 25 empleados, entre médicos, enfermeros y asistentes sociales. Es la primera sala de este tipo que se crea en España, aunque ya existían experiencias similares en Suiza y Holanda.
En su primer día, 50 toxicómanos se acercaron al local, dijo a La Nación la periodista del diario El País que cubrió la noticia. Una afluencia limitada, si se tiene en cuenta que puede albergar tres veces esa cifra. "Las costumbres no se cambian en un día", dijo uno de los enfermeros.
El proyecto surge para que haya un mayor control de las condiciones en las que los heroinómanos se "pinchan", según aseguró José Cabrera, gerente de la Agencia Antidroga española.
Con esta iniciativa el gobierno de la comunidad de Madrid, perteneciente al Partido Popular, pretende hacer efectiva la vigilancia sobre los materiales utilizados para evitar la transmisión de enfermedades infecciosas, al tiempo de permitir el análisis de la calidad de la droga y garantizar una dosificación adecuada, así como la intervención médica cuando sea necesaria.
El objetivo: que los drogadictos que usen la "narcosala" no se sumen a los muertos por sobredosis, que en el último año llegaron a 500 en toda España. La inauguración de la "narcosala", hecha realidad después de más de un año de debates en el Parlamento y en la calle, dividió a la opinión española.
Frente a los que defienden el proyecto están quienes consideran que aumentará la tolerancia hacia la drogadicción. Incluso, vastos sectores del Partido Popular mostraron reticencias.
El presidente del gobierno español, José María Aznar, inicialmente se opuso a la propuesta, pero luego redujo paulatinamente sus críticas, para terminar aprobándola desde la distancia.
La "narcosala" está situada en el centro de Las Barranquillas, en el barrio madrileño de Vallecas. El poblado es el principal mercado de la droga de Madrid, donde más de 4000 personas acuden a abastecerse de heroína y cocaína.
El local tiene como destinatarios a los drogadependientes desarraigados de la sociedad, aquellos que después de años de adicción y repetidos intentos de dejar la droga siguen atrapados por la heroína, la sustancia ilegal que más estragos causa en la sociedad española.
El establecimiento se divide en 10 cabinas individuales que rodean un espacio central, desde donde los médicos pueden controlar el estado de los usuarios y auxiliarlos en caso de sobredosis. Los toxicómanos, que deben ser mayores de 18 años para ingresar en la dependencia estatal, encontrarán en los habitáculos jeringas, agua destilada, una cuchara para diluir la heroína, un encendedor para quemarla, una goma y toallitas desinfectantes.




