
La droga que viaja en una mochila
La transportan los escolares y hay familias enteras que la fraccionan; una zona sin lugar para el espanto
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LA PLATA.- La villa Corea tiene un trazado y una ubicación que -según los investigadores consultados por La Nacion- la convierten en un territorio ideal para vender drogas. Es muy fácil llegar, en auto o en ómnibus y, pese a que la llaman villa, es un barrio de casas de ladrillo y calles angostas pero asfaltadas. Tiene una plaza con el pasto prolijamente cortado y mesas con tableros de ajedrez, una iglesia, una salita de primeros auxilios y una fábrica de fósforos. Frente a esta fábrica, cuentan los vecinos, vivía el abuelo de Candela Rodríguez.
Al mediodía, Corea no parece un lugar peligroso. "Cuando baja el sol cambia el horizonte", dijo una persona que acompaño a La Nacion a recorrer el barrio "para evitar problemas". Un día antes, contó ese guía, un grupo de periodistas fue expulsado a piedrazos.
Sentado a una de las mesas de la plaza bajo el sol tibio de septiembre, Eugenio Grance, de 74 años, relató a La Nacion la historia de la villa. El hombre, que vive allí desde hace 62 años, dijo: "El barrio iba a ser un cementerio alemán, pero el gobierno de Oscar Alende nos compró las tierras y nosotros hicimos la cooperativa Vivienda Villa Esperanza. Así se llama el barrio, pero le dicen Corea porque acá había dos bailes y siempre había pelea; como hacía poco había sido la guerra de Corea, le empezamos a decir así".
A Grance no le gusta que digan que su barrio es un territorio de narcos. "Esta es una cooperativa, una propiedad privada? viene a ser como un country. Tenemos profesores, estudiantes de periodismo, gente trabajadora. No somos un paraíso, pero tampoco somos el paraíso de la droga", dijo.
Angel Pena, de 76 años, que está sentado al lado de Grance, reconoció que, por las noches, hay problemas en el Pasaje 39. "Los vecinos dicen que no se puede dormir".
El Pasaje 39 está del otro lado de la plaza. El lateral izquierdo de la salita de primeros auxilios da a ese pasaje. A pocos metros hay un monolito del Gauchito Gil. "Donde hay un monolito, se vende droga. Fijate que más allá hay otro. Ahora deben estar todos durmiendo y no salen mucho porque, con esto de Candela, hay barullo", dijo a La Nacion un muchacho que suele visitar amigos en el barrio y que hace un tiempo fue dealer .
"Ponele que en el Pasaje 39 hay 20 casas; bueno, allanamos 18 y en todas encontramos droga. No hay grandes narcos ahí. Esos manejan el negocio desde otro lado, ni siquiera tocan la droga. El negocio se ha atomizado. Hay más gente que vende menos cantidad. Es una salida laboral, un negocio familiar. Hemos encontrado, en un allanamiento, a una familia entera fraccionando la droga", dijo a La Nacion. Y añadió que en el negocio también participan los niños. "Transportan la droga en la mochila. ¿Quién va a revisar a un pibito con guardapolvos?", se preguntó el funcionario.
Y luego contó que, en determinados puntos del pasaje -por ejemplo, el monolito del Gauchito Gil-, se paran los dealers en turnos de ocho horas. Llevan 100 bolsitas de cocaína de 100 pesos, 100 de 50 y 100 de 20 pesos.
Un muchacho que jura que no quiere vender más droga confirmó los datos de los investigadores judiciales. Y los completó: "Una bolsa de un gramo está a 50 pesos; una de dos gramos, 100. La de 20 ni la compres, es aspirina. Esa se la dan a los quemados. Y si vas con 150, pegás una piedra. Los 25 gramos de marihuana cuestan 150 pesos".
Los jubilados, en la plaza, no quieren hablar de eso y dicen que si ven a un chico fumando marihuana lo echan. Es como si tuvieran una misión: deshacer ese estigma que empezó hace tanto tiempo, tal vez cuando comenzaron a llamar Corea a la villa Esperanza.
PEDIRAN LA DETENCION DE UN TESTIGO
Matías Morla, abogado defensor del carpintero Ramón Altamirano, imputado de ser partícipe necesario del homicidio de Candela Rodríguez, adelantó que denunciará al testigo de identidad reservada, por mentir, y analiza la posibilidad de pedir su detención. Morla explicó: "El lunes [por mañana] vamos a presentar formalmente la denuncia y el pedido de detención del testigo por inculpar a alguien, en el marco del artículo 275, que tiene una pena de hasta 10 años de reclusión o prisión [si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal]".


