¿La educación nunca fue menos exigente que hoy?
Docentes y especialistas debaten sobre las reformas introducidas en los últimos años
"Ya se hace la vista la gorda con las inasistencias, con las calificaciones y hasta con las faltas de conducta; si ahora tampoco se les puede pedir que aprueben un examen con contenidos básicos, ¿qué escuela les estamos ofreciendo a nuestros chicos?", se pregunta Silvia López, maestra de quinto grado de un colegio de Palermo al referirse a la decisión de convertir al primer y segundo grados una unidad pedagógica con un único docente y prohibir que los chicos repitan el primero.
La resolución del Consejo Federal de Educación difundida esta semana hizo resurgir la vieja discusión en torno al facilismo o rigurosidad necesarios en el sistema educativo.
"De esta forma, la escuela se afirma en el papel de guardería contenedora de los niños cuya educación en serio parece que ningún adulto se arriesga a asumir", dijo a La Nacion una profesora de matemáticas que dirigió el nivel primario de un colegio privado durante una década y ahora es inspectora de las escuelas públicas porteñas.
Pero "en un contexto como el actual donde todo vale, ¿se puede pedir a la escuela que sea más exigente?", se preguntó Eduardo Corbo Zabatel, director del Centro de Estudios Educación y Sociedad (CEES) y del programa de Acciones e Investigaciones Educacionales de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
"En un momento en el que la viveza parece ser un valor, la escuela tiene que mostrar que no todo vale y, en este sentido, tiene que ser contracultural para no ser más de lo mismo", dijo el investigador, que considera que la evaluación del alumno recién al término del segundo grado "no necesariamente implica una menor exigencia". Sí advierte menos exigencia en otros aspectos educativos, sobre todo, de los sectores más desfavorecidos socialmente.
"Muchos docentes están convencidos de que los chicos más pobres no van a llegar muy lejos y, por eso, les permiten estar más tiempo en el patio o en el comedor. No es una cuestión de piedad o de una mirada compasiva; esto no beneficia a chicos para los que la dureza de las reglas de la escuela no se pueden comparar con la dureza de la vida que viven en esos barrios", dijo Corbo Zabatel.
"Hay, de hecho, un clima más relajado y eso no contribuye en ningún sector, pero menos entre los más necesitados. Las medidas que buscan la inclusión tienen que educar, es decir, preparar para la vida real en la que se requiere capacidad de competencia", agregó.
Con otra mirada, además del ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, varios de sus pares provinciales descartaron que esta medida vaya a debilitar el sistema educativo o implique una disminución en las exigencias a los alumnos. "Muy por el contrario, se trata de garantizar una oportunidad para que todos los alumnos que inician la escolaridad puedan transitarla con el mejor acompañamiento posible", afirmó la secretaria de Educación de Santa Fe, Rosa Retana.
Reformas ¿facilistas?
Entre las modificaciones que se hicieron en los últimos años con intención de mejorar el sistema y que podrían haber provocado, en opinión de expertos, una menor rigurosidad, figuran las que afectaron los aspectos disciplinarios y académicos.
La anulación de las amonestaciones y otras medidas punitivas, hace una década y media, fueron reemplazadas por reglas de juego dispuestas por un nuevo órgano escolar, el "consejo de convivencia".
No es ajena a esta discusión el esfuerzo por mejorar la asistencia a una cantidad de jornadas escolares predeterminada. Por ley se había dispuesto la obligatoriedad de que los chicos tengan 185 días de clase en un ciclo lectivo. Ante los magros resultados y la comparación con sistemas educativos de otros países -muchos tienen ciclos lectivos más extensos que el argentino-, se aumentó, también por una decisión de las autoridades políticas, a 190. Pero "es sabido que hay chicos que aprueban de grado habiendo asistido a un cuarto de clases de este total", dijo a La Nacion un ex ministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires, y agregó: "Conozco casos de chicos que pasaron de grado habiendo ido a la escuela sólo 35 o 40 días durante todo el año".
La dedicación para que los alumnos escriban con corrección no sólo desde el punto gramatical, sino también ortográfico, muchas veces es reemplazada por otras urgencias. "Escriben muy mal, por ejemplo, Bartolomé [por Mitre] con «ve», o la palabra época con hache, pero si les bajo puntaje por cada error ortográfico, no tengo resto para descontarles por los errores de contenido", explicó Inés Chávez Méndez, profesora de Historia. Como docentes de otras disciplinas, Inés se lamentó: "A veces, me da mucha pena por los chicos y me pondría a enseñarles a escribir, pero no puedo porque no estoy en la escuela para eso".
Recuperar la asimetría
Para la psicóloga Claudia Messing, autora del libro Por qué es tan difícil ser padres y directora del Instituto para el Abordaje de la Simetría Inconsciente (IASI), hay un nivel de exigencia en el sistema educativo y otro que puede ser distinto en cada una de las escuelas. "Puede haber escuelas o padres más o menos exigentes, pero el verdadero problema es la exigencia interna de cada chico", señaló.
Y agregó que del modelo de relaciones autoritarias se pasó a vínculos más explícitamente afectivos, lo que produjo un cambio psíquico estructural.
"La educación está intentando manejar un cambio que aún no se conoce a fondo" y que se refiere a un proceso interno en el que los chicos desde que son pequeños están mimetizados inconscientemente con sus padres, a quienes copian, y con quienes se ubican en una posición de paridad. "Esta simetría se convierte en los chicos, con el tiempo, en una hiperexigencia interna; creen que tienen todo el saber y el poder, y no se dan tiempo para aprender", apuntó.
En este contexto, Messing afirmó que el chico "asimétrico" es el que más exige, es poco flexible y muy literal. Por lo que es menester "ayudarlo si requiere más tiempo para aprender algo y evitar que rápidamente adopte rótulos como puede ser el de repetidor".
SANTA FE DEMORA LA PROMOCIÓN DIRECTA
SANTA FE.- En la provincia de Santa Fe, la promoción directa del 1º al 2º grado, medida acordada por los ministros de Educación de todo el país, no se implementará desde el próximo ciclo lectivo 2013, según confirmó la ministra de Educación, Letizia Mengarelli. "Estamos hablando de procesos que hay que acompañar y que dan como resultado una decisión normativa. El hecho de no repetir no es algo que se deba resolver de un día para otro por decreto", declaró la funcionaria. Mengarelli consideró que "primero deberá darse un trabajo en las escuelas para que se ponga atención en el fenómeno de la repitencia, buscando caminos alternativos".
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