
La inversión privada operó como un lifting en el Delta
Revalorización: después de más de 50 años de letargo, el Tigre comienza a recobrar el protagonismo que tuvo a principios de siglo.
1 minuto de lectura'
Hasta hace tres años, un metro cuadrado de tierra en Tigre valía 50 centavos. Hoy, la misma porción de terreno -elevación de la cota de por medio- puede llegar a venderse a 70 pesos, lo que se dice un cambio de aquellos para este distrito del norte bonaerense donde apenas el diez por ciento de la población tiene cloacas y más de la mitad de sus habitantes vive sin agua corriente.
Varias razones convergen para que esto suceda: la remodelación de la Panamericana, que permite llegar desde la ciudad de Buenos Aires al Tigre en menos de 30 minutos; una moderna estación de ferrocarril, la llegada del no menos reluciente Tren de la Costa, las 15 hectáreas de parque de entretenimientos a orillas del Río Luján que se inauguró el jueves último y los barrios privados, una modalidad en constante crecimiento.
En la década del 80 algunos empresarios se animaron a apostar por el Tigre y concretaron proyectos como el Club de Campo Hacoaj y el Cardenal Newman. Pero las inversiones privadas más consistentes empezaron a mirar hacia la zona hace tres años.
"El hito que marcó el boom fue la remodelación de la ruta Panamericana -asegura el intendente Ricardo Ubieto-; gracias a la inversión privada, la zona se fue transformando y los terrenos que eran lagunas o pantanos hoy están urbanizados."
Ubieto, un dirigente vecinalista simpatizante confeso del gobernador Eduardo Duhalde, está al frente del municipio desde hace 14 años y revela que la fórmula del cambio que experimenta Tigre consiste en la eliminación de la burocracia con el sector empresario.
Durante el año último llegaron al municipio 32 proyectos para futuros barrios privados. Todos resultaron aprobaron. Por estos días suman 61 los que están en construcción.
Miami en el Delta
Marinas Golf es uno de los exclusivos barrios privados que está creciendo a orillas del río Luján. Los autores del proyecto prefieren llamarlo condominio, como en Estados Unidos, y se entusiasman comparándolo con algunos hermanos mayores en Miami, Florida.
De las seis torres de 14 pisos que incluye el proyecto, dos ya están terminadas, vendidas y habitadas, en forma más o menos permanente, por unas treinta familias. Sus habitantes se rindieron ante el llamado mal del sauce, pasión que atrapa para siempre a algunas personas que visitan el Tigre. Además comparten un decidido gusto por la náutica, prefieren sacrificar la vida nocturna de ciudad y en cambio poder amarrar sus barcos frente a la puerta de casa.
La torre número tres se comenzará a construir el mes próximo. Cada departamento -de 170 metros cuadrados- se venderá a 300.000 pesos, con opción de adquirir amarra y cochera. El campo de golf, las canchas de tenis y un sector de amarras están terminados. Pero el emprendimiento, que abarca 40 hectáreas en total y ronda los 200 millones de dólares, también incluye un hotel internacional, un helipuerto y un shopping con varias salas de cine.
El ingeniero Fernando Braslavsky, uno de los motores del proyecto, opina que la tendencia es "vivir a través de autopistas, lejos del downtown (centro de la ciudad). Antes uno podía tener su departamento en Buenos Aires y una casa de fin de semana, esto está reúne todo en una sola unidad".
Jorge O´Reilly y Patricio Lanusse desarrollaron un sistema muy particular de urbanización. Son los promotores de varios barrios que se están formando en el partido: Santa María, San José, Altamira y Santa Bárbara.
Casi una cooperativa
El método consiste en identificar una zona, desarrollar el plan urbanístico adecuado para el predio y contactar a la gente que podría estar interesada en invertir. "Se le da prioridad a la gente joven antes que a los inversores. Una vez que están comprometidos todos los interesados, se compra el terreno entre todos y se empieza a desarrollar el proyecto, que comienza elevando el terreno para estar a salvo de las inundaciones", explica.
"Esto es como una cooperativa, se va pagando todo entre los futuros habitantes del barrio, pero también están los que compran el metro de terreno por dos pesos, lo rellenan y se lo venden a algún distraído por cien pesos", comenta O`Reilly.
Una de las primeras empresas en dirigir su mirada hacia Tigre fue Comercial del Plata. Con una inversión de 130 millones de dólares, inauguró tres días atrás el Parque de la Costa: un parque recreativo de 15 hectáreas y el último eslabón del proyecto Tren de la Costa.
Además, y con el fin de optimizar creativamente el emprendimiento brindando más servicios a los vecinos, la misma empresa tiene casi cerrado un acuerdo con Buquebus para que comiencen a funcionar varios servicios fluviales diarios que unirán Puerto Madero con Tigre y también Colonia con el Delta.
Con visión de águila financiera, la empresa supo anticiparse a la tendencia y compró 22 hectáreas más frente al parque de diversiones -río Luján de por medio- para futuros proyectos.
Las 15 hectáreas que abarca el parque provienen de dos dueños: la mitad pertenece al ferrocarril y fue dada en concesión por treinta años al parque, igual que el trazado del Tren de la Costa. La otra mitad está constituida por terrenos de la Municipalidad de Tigre que se cedieron a Comercial del Plata a cambio de la nueva estación de trenes en la estación Tigre de la línea Mitre.
Disney, también
El complejo recreativo tiene shows y música propios inspirados en el estilo Disney pero con personajes del Delta.
De hecho, el director del parque es Larry Núñez, un hombre con trece años de trayectoria en el parque de Orlando. La admisión general al parque vale nueve pesos para los mayores y siete para los menores durante los fines de semana y feriados, y seis y cinco, respectivamente, de lunes a viernes. El pasaporte, que incluye la entrada a todos los juegos y shows vale, 19 y 15 pesos, respectivamente.
"El parque tiene capacidad de procesamiento para 22.000 personas, pero los días pico esperamos entre 50 mil y 60 mil visitantes diarios", pronosticó el gerente del parque, Oscar Bonta.
El grupo Soldati apuesta a recuperar la inversión inicial en un plazo de menos de cinco años, a razón de 3.600.000 visitantes por año.
Más de 2000 personas participaron en la construcción del parque y hoy, con 1100 empleados, el complejo recreativo quintuplicó la dotación del Tren de la Costa.
Sálvese quien pueda
Tigre tiene habitualmente 270.000 habitantes, pero la invasión se produce los fines de semana, cuando llegan 60.000 visitantes.
De acuerdo con el comportamiento de la población durante el último tiempo y con la creación de los nuevos condominios, en la intendencia estiman que dentro de tres años habrá 30.000 vecinos nuevos.
Hoy, sólo el diez por ciento de la población tiene servicio de cloacas y menos del 50 por ciento recibe agua potable, lo que hace pensar a los vecinos más antiguos qué será del futuro del distrito con 30.000 almas más.
"Para el año 1999 ó 2000, Aguas Argentinas va a tener construidas las redes para todo el distrito", soltó el intendente Ubieto.
Mientras tanto, los barrios privados llegan con sus propias plantas depuradoras de desechos y en poco tiempo se comenzará a construir la primera universidad: la casa de altos estudios Lynn, en Benavídez.
Seguramente será otro incentivo para dejarse seducir por el llamado mal del sauce.
La isla de la fantasía y Las Vegas, pero en el río
La controvertida ciudad que se proyecta construir en el Río de la Plata y que la opinión pública -y los medios- bautizaron como la Isla de la Fantasía, está en un paréntesis judicial.
Dicha ciudad estaría ubicada en la primer sección de Islas del Delta, que corresponde a Tigre.
El arquitecto Beccar Varela, uno de los socios que desarrolla el proyecto, informó a La Nacion que todavía sigue firme la medida judicial de no innovar.
Mantener la costa intacta
"Las dos primeras instancias se resolvieron a favor nuestro y estamos esperando la tercera. Mientras tanto estamos perfeccionando el proyecto. Queremos mantener la costa tal cual está, con sus pastizales para no afectar el paisaje y porque, además, el pastizal sirve para disminuir el oleaje. Más adentro estará la parte civilizada", explicó el arquitecto.
Beccar Varela subrayó que "no se descartó la idea ni mucho menos. Seguimos firmes y estamos mejorándola".
El esperado casino
"Uno de los temas que falta definir en Tigre es el del casino. Tendría que haber varios, no uno", se entusiasmó el ingeniero Fernando Braslavsky, a cargo del proyecto y dirección de la obra de Marinas Golf.
"Es una atracción para el turismo, por eso debería haber varios, aunque sabemos que con la legislación actual eso no es posible", agregó Braslavsky.
"Nosotros nos jugamos a que la importancia de la obra pueda dar lugar a que el casino se haga acá. Pero sabemos que también hay muchos otros lugares que quieren tenerlo", deslizó el ingeniero.
Por su parte, el intendente Ubieto prefiere ser cauto con el tema: "Se va a hacer, eso es seguro. Pero todavía no se sabe dónde. La idea es que se empiece a construir cuanto antes".
La otra cara
Cualquiera que se acerque a Tigre notará que es una zona de contrastes donde conviven armoniosamente el pasado y un presente que se abre paso con la más moderna de las perspectivas.
Hay palacios de estilo victoriano venidos a menos que conviven con construcciones futuristas como el Parque de la Costa y proyectos de hoteles cinco estrellas.
Pero la modernidad todavía no sacó pasaporte en el delta. A sólo cinco minutos del continente el panorama es totalmente distinto.
Hasta ahora, la mayoría de las inversiones se realizó en tierra firme, pero la municipalidad espera obtener un crédito del Banco Mundial para construir un puente sobre el Río Luján y un camino entre los ríos Caraguatá y Carapachay, que unirá el continente con las islas y llegará hasta el Paraná de las Palmas.
En la primer sección de islas -la que corresponde a Tigre- viven 4000 pobladores en forma permanente. Están acostumbrados a compartir su paraíso con los 60.000 turistas que se acercan por fin de semana.
Los habitantes de las islas añoran la belle époque, cuando el delta tenía 70.000 habitantes permanentes y unos 130 recreos, de los que quedan apenas 30.
En la primer sección de islas, los padrones cuentan apenas 2900 votantes, ni un tercio de los que se necesitan para que gane un concejal en Tigre.
"Somos la colonia del municipio. Sólo nos usan como atractivo y no tenemos ni voz ni voto", opinó Mario, al frente del recreo La Riviera.





