La madre de Cecilia Strzyzowski se quebró en el juicio cuando escuchó audios de su hija
Gloria Romero continuó con la declaración iniciada el viernes; también se esperan las palabras de un amigo y la psicóloga de la joven asesinada, y de dos empleadas del clan Sena
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RESISTENCIA, Chaco (De una enviada especial).– “¡¿Por qué, díganme por qué?!”, gritó Gloria Romero y se quebró. Fue después de haber escuchado un audio de su hija Cecilia Strzyzowski, a los 20 minutos de haber retomado su testimonio.
La declaración de Gloria empezó cerca de las 9 y así se reinició el juicio contra el clan Sena por el femicidio. Al igual que el viernes, ingresó acompañada por su hija Ángela y su mamá Mercedes. “Todo ese hollín era mi hija”, dijo Gloria al recordar cuando tuvo que reconocer los restos de su hija.
“No tengo más vida. Si me pegan un tiro me hacen un favor. Me fui porque me pusieron una bolsa con la cara de mi otra hija. Pero a mí, si me pegan un tiro, me hacen un favor”, apuntó.
“Nadie tiene derecho a que alguien pase por lo que yo pasé. Nadie tiene derecho a transformar una persona en hollín”, siguió.
Las defensas objetaron y consideraron que las querellas buscan ganarse al jurado. “No solo me quitaron a mi hija, sino también el desarraigo. Me fui, tuve que vender mi casa. También siento que me tomaron el pelo. Me metieron en una pelea política, dijeron que yo pude voltear una PASO. Me han destruido mi vida. Por eso les digo, si me pegan un tiro me hacen un favor. No les tengo miedo”, contestó Gloria, ante la pregunta sobre cómo cambió su vida.
Los acusados no estaban en la sala porque pidió no verlos. “Espero justicia, que no salgan más. No saber por qué, no saber cómo. Esto no tiene que pasar nunca más. Nadie más puede decir que alguien desapareció porque tenían el poder para hacerlo”, dijo.
Y remató: “Quiero perpetua para esas tres personas. Nadie tiene que pasar por lo que yo pasé. Nadie tiene derecho a transformar a una persona en hollín”. Describió a su hija como una persona histriónica, alegre, que amaba a los animales. “Era muy chiquilina, muy nena, era una persona muy crédula”, señaló.
Después contó que César la aisló y no la dejaba ver a sus amigas. Respecto al clan piquetero dijo que “Marcela era el cerebro y Emerenciano el ejecutor”.
Volvieron a repasar los chats en los días previos y luego de que se Cecilia desapareciera, con foco en el viaje Ushuaia que ella creyó que emprendería al salir de su casa. Gloria insistió en que “la única que sabía la dirección a donde irían era Marcela”. Su defensa planteó una contradicción y dijo que hay diferencias en sus declaraciones respecto de cuándo se enteró.
Un encuentro el fin de semana
Desde temprano, un encuentro durante el fin de semana entre el fiscal de Cámara, Juan Martín Bogado, y Gloria tensionó la jornada. Aunque Ricardo Osuna, que encabeza la defensa de Emerenciano, había anunciado ante un medio local que pediría la nulidad del juicio, finalmente no hicieron el planteo en la audiencia.
“Que esté legalmente habilitada no es cierto. Mientras está en curso la declaración ella no puede estar siendo asesorada por nadie”, dijo Osuna, en una entrevista con Alerta Urbana. Precisó en qué horario el fiscal habría llegado al hotel de Gloria y cómo estaba vestido.
Finalmente fue la abogada Olga Mongelós quien lo llevó a la audiencia. “¿Se encontró con algún funcionario judicial después del viernes?”, le preguntó a Gloria. Pese a las reiteradas objeciones de Bogado, la jueza permitió la pregunta porque “la credibilidad siempre es pertinente”.
“Sí. Me quería ir. No soportaba más la presión, porque soy una persona”, contestó Gloria. “¿Por qué? No entiendo por qué César mató a Cecilia. ¿Cómo siendo mujer podés defender a un femicida?”, le gritó. La mujer se descompuso, dieron por terminada su declaración y dispusieron un cuarto intermedio.
“Ayer quería irse y le tuve que hablar. Le dije que era necesario terminar su declaración si quería justicia”, dijo Bogado a LA NACION, y marcó que “no está prohibido entrevistar” a sus testigos.
Un vínculo tóxico
Después fue el turno de Ronan Amarilla, el testigo de identidad reservada conocido como “Papa”, presentado por la fiscalía para evidenciar el contexto de violencia y control de César Sena sobre Strzyzowski. Comenzó relatando su vínculo con Cecilia, dijo que se conocieron por Instagram y, después de haber sido pareja por unos cinco meses, siguieron siendo amigos.
“Le preocupaba que los hombres no querían estar con ella, que era una opción más”, contó sobre su amiga. Y luego ahondó en la relación con César: “Cuando lo conoció le dijo que era mayor que ella, que era ingeniero. De a poco empezó a descubrirle mentiras”.
César se presentaba como Alejandro-su tercer nombre-, un arquitecto de 27 años, en Tinder. Algunos creían que estudiaba medicina y en su Facebook decía que estaba cursando ingeniería. Tenía 17 y nunca terminó el colegio.

“Me sorprendió que estuviera con él porque Ceci siempre fue una mujer que no se dejaba pisar. Pero con él decía que lo amaba, que lo veía y no lo podía soltar. Y yo le decía: ‘salí de ahí, ya te fue infiel una vez’”, relató.
Amarilla señaló que Cecilia en ningún momento dijo que estaban divorciados. Sí le había contado que su suegra, Acuña, quería que se separaran. “En serio creí que podía ser feliz. Pero un día duró mi matrimonio. Mi suegra le ofreció dejarle todo y darle todo si nos divorciamos”, decían los chats que aportó el testigo y le hicieron en la audiencia.
“Me bloqueó de Facebook la loca. César sabía que podía pasar y no me dijo nada”, agregó Cecilia. “César quiere todo y no va a poder tener todo”, decía. Después le contaba que iba a hablar con Acuña: “No sabe ni la mitad de las mentiras que yo aguanté. Así que mañana voy a hablar con ella y decirle todo lo que es su hijo de la A a la Z, y decía “quiere todo y no va a poder tener todo”.
También ahondó en el carácter violento del joven. Leyeron los chats incorporados al expediente, en donde Cecilia le contó en octubre de 2022 que César se había peleado con su madre.
“Sabés que no perdono la violencia. Si él le pegó a su mamá, no se lo voy a perdonar, porque si le pega a la vieja, qué me espera a mí, me va a cagar a trompadas”, escribió. También consideró que “era de esperar que reaccione así” porque no estaba “tomando sus pastillas”.

En mayo del año siguiente, Cecilia le escribió a su amigo porque estaba muy triste: “Se arruinó todo, todooo, y ahora no sé qué hacer. Siento que desperdicié casi dos años de mi vida, que todo daba vueltas alrededor de él. No me di cuenta de que dependo tanto de él hasta hoy. Si él se va, me quedo sin nada; todo, incluso mi trabajo, depende de él. No solo mi vida emocional, el amor que le tengo, los sueños que teníamos juntos. Pero si me quedo puede volver a pasar lo de hoy, y tengo miedo de que vuelva a pasar”, le dijo. Amarilla, quien agregó que Cecilia tenía “un contrato” con los Sena.
Relató que, durante una discusión, cuando quiso bajarse de la camioneta, César la metió de nuevo a la fuerza: “Me hizo una guillotina y, como tiene mucha fuerza, me lastimó. Es la primera vez que es violento conmigo y me dio miedo”.
Y siguió: “Te juro que no sé qué hacer, ahora él pidió turno para ir al psiquiatra porque no está bien, pero yo no sé. Siento que se me viene el mundo encima”.
Ese mismo episodio se lo relató a su psicóloga, María Eugenia Álvarez Piccilli, según declaró la profesional. Dijo que la pareja había iniciado terapia conjunta. También dijo que su paciente mencionó “no ser aceptada” por los Sena y que se había distanciado de sus amigos.
Respecto del viaje a Ushuaia, la psicóloga contó que Cecilia le dijo que fue César quien decidió el viaje. “Nos vamos a Ushuaia”, le habría dicho, lo que le hizo sentir que él “tenía el control de la relación” y “le generaba ansiedad” tener pocas precisiones sobre el nuevo proyecto.
Amarilla dijo que le “sorprendió” que Acuña dejara que su hijo se fuera tan lejos ante el control que ella tenia. Se retiró movilizado. “No me siento cómodo hablando de esto. Que se haga la Justicia que se merece”, dijo al salir del Centro de Estudios Judiciales de Resistencia.
Después del cuarto intermedio, declaró Carolina Pasarelo, perito informática del Gabinete Científico Judicial del Poder Judicial chaqueño, que aportó chats del teléfono de Cecilia y Carlos Manuel Zárate, médico forense. Completaron la lista Melani Macksimchuk y Rita Alejandra Romero, ambas empleadas de los Sena, que relataron los movimientos de César Sena, procesado como autor del asesinato, la tarde del 2 de junio de 2023, horas después de cuando se presume ocurrió el hecho, cuando ya tenía rasguños en su cuello.
El clan Sena
César Sena y sus padres, Emerenciano Sena y Acuña, son los principales acusados del caso. Los tres están imputados por homicidio doblemente agravado por el vínculo en contexto de violencia de género. César, como autor; y sus padres, como partícipes primarios. Además, están imputados sus colaboradores Fabiana González, José Obregón, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso por encubrimiento agravado.
Las declaraciones empezaron el viernes pasado con la abuela y la madre de la joven asesinada ese día, a los 28 años. Luego de más de dos años de espera, Mercedes Valois Flores y Gloria Romero pidieron justicia por Cecilia ante el jurado, que deberá definir la culpabilidad o la inocencia de los acusados. “Espero justicia por mi nieta y por todos los desaparecidos en democracia. Que no haya nunca más una Cecilia”, dijo la abuela, mientras miraba al jurado.
Ambas repasaron la última vez que vieron a Strzyzowski, quien se despidió porque se iría de viaje a Ushuaia. Contaron además que su suegra, Marcela Acuña, le habría conseguido a la joven y su marido, César Sena, un trabajo en el área de “planificación” del Gobierno, por el que les pagarían $350.000 a cada uno y les darían una vivienda.

También detallaron los días posteriores en los que intentaron comunicarse con ella –y creen que era César quien le contestaba– y cómo se enteraron de que a Cecilia le había pasado “algo grave” por la advertencia de dos hombres de “investigaciones” que las guiaron para realizar la denuncia.
Los investigadores creen que la joven fue asesinada en la que era la residencia de los Sena en esta ciudad y, luego, quemaron el cuerpo en el predio de una chanchería de la familia. Durante la pesquisa, restos incinerados fueron hallados en el Río Tragadero, pero no se logró obtener ADN de Cecilia por el estado en que se encontraban.

Cuando el viernes Romero empezó a declarar en torno de cómo César usaba el WhatsApp de Cecilia, una de las abogadas objetó. Decidieron terminar la audiencia por el horario previamente acordado, a las 17.
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