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“La depresión es una pesadilla, así la vivo”, afirmó M.D.Q., de 24 años, que fue diagnosticada en septiembre pasado y está en tratamiento psicológico desde entonces. “Ni dormida estoy en paz, porque sueño mucho y duermo muy poco. Sentís que no valés, que tenés culpa de todo y llorás cuando estás sola. Los pensamientos suicidas siempre están ahí. Pedís a gritos ayuda”, relató.
El trastorno mental de depresión afecta a 300 millones de personas en todo el mundo y es la principal causa de discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En algunos casos puede llevar al suicidio, que es la segunda causa de muerte por lesiones externas entre los 15 y 29 años en la Argentina, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, que fueron consignados en un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Una problemática de salud pública que vuelve a salir a la luz a raíz de la muerte de Gustavo Martínez, de 62 años, ex pareja de Ricardo Fort, que sufría, según su entorno, de una severa depresión. “Este caso salió a la luz por ser alguien reconocido, pero hay muchos más. La depresión es el trastorno más frecuente en mi consultorio. Se observa más en los adolescentes, en los que generalmente genera conductas autolesivas o deriva en trastornos alimenticios. También en los adultos mayores de 70 años”, aseguró Cynthia Zaiatz, jefa del área de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros.
Aunque no existen cifras oficiales, los expertos afirman que desde el inicio de la pandemia por Covid-19 se incrementó el número de pacientes de ansiedad y depresión. Así lo ratificó la OPS en un comunicado difundido el 10 de septiembre pasado: “La pandemia por Covid-19 ha exacerbado la situación y está afectando la salud mental de muchas personas en todo el mundo”.
“La depresión es una pandemia silenciosa. En esta etapa empieza a haber un aumento de consultas. Antes, quien sufría depresión pasaba inadvertido porque el aislamiento era obligatorio. Con la vuelta a la rutina de a poco, mucha gente se ha visto forzada por la vuelta a la normalidad a pedir ayuda, ya que les resulta más difícil sostener una rutina de horarios o volver a trabajar”, explicó el psicólogo Andrés Davidson.
“El no poder salir de casa y el miedo al virus influyeron en estos trastornos. Se dejó de lado la salud mental por priorizar la física, pero la mental también es parte de todo este contexto, porque si uno está deprimido, tiene también síntomas físicos e incluso puede generar un suicidio en última instancia ”, agregó Zaiatz.
"Con la vuelta a la rutina de a poco, mucha gente se ha visto forzada por la vuelta a la normalidad a pedir ayuda, ya que les resulta más difícil sostener una rutina de horarios o volver a trabajar"
“Aún siguen apareciendo casos de depresión, aunque menos que el pasado año, pero mucha gente quedó muy dolida y perdió mucha gente por Covid-19. También ocurrió que no se trató en su momento y se acrecentó la depresión, y ahora no salen de su casa”, añadió Zaiatz.
“Tengo muchos ataques de pánico, que me toman de la nada. No puedo respirar ni controlar mis nervios. La sociedad cree que tener depresión es solo llorar, no comer, ‘estar de bajón’ y que con una salida con amigos se pasa. Pero no es así”, contó M.D.Q.
A.G., de 48 años, señaló que la despidieron del trabajo tras dos meses de licencia, porque estuvo internada en un centro de salud mental por depresión. “Volví y me dijeron que ya no había lugar para mí, después de 17 años trabajando allá. Tampoco hubo comprensión por parte de mi familia, porque no lo entendían. Las personas ignoran totalmente lo que es la depresión y te juzgan sin razón. Incluso a mí misma me costó. Yo era el alma de la fiesta siempre y de un día para el otro no quería estar más en esta tierra, se me quitaron las ganas de todo”, contó a LA NACION.
“Debemos concientizar sobre que la depresión no se trata de llamadas de atención. No somos personas locas o tóxicas, tenemos un trastorno de salud mental. Aunque cada caso es diferente. Ojalá algún día me sintiera diferente”, aseveró M.D.Q.
“La detección temprana es muy importante. Es fundamental que, como parte del entorno, se acompañe a la persona. Los síntomas principales para detectar la depresión son la falta de placer en actividades que anteriormente lo provocaban, fatiga, abulia [ausencia de ganas], aumento o disminución del hambre o del sueño, aparición de culpa o, incluso, pensamientos suicidas”, explicó Zaiatz.
Los expertos coincidieron en que es fundamental acudir a un psicólogo y a un psiquiatría apenas aparecen los primeros síntomas. “Muchos pacientes aseguran que no se reconocen, porque eran muy activos y ahora no tienen ganas de salir de casa o levantarse de la cama. La depresión es muy invalidante y muchas veces al mismo paciente le resulta extraño lo que le está pasando. Como entorno, podemos ayudar estando atentos a cambios en la rutina, si dejan de lado sus actividades, la tendencia al aislamiento, los pensamientos negativos o el abandono de los hábitos de higiene. El primer punto es establecer un diálogo y una charla sincera, mostrando empatía, y acudir a un profesional de psicología o psiquiatría”, apuntó Davidson.
Y enfatizó en la importancia de no minimizar este trastorno: “Ni la sociedad ni la familia saben todo el sufrimiento que hay detrás de la persona con depresión para hacer algo cotidiano, como salir a trabajar o, incluso, sonreír. Hay un esfuerzo enorme de esas personas por salir adelante que no es visto ni oído”.