"No sé por qué a los judíos nos odian tanto"
Luego del informe de la DAIA y la UBA sobre el antisemitismo, conocé historias de quienes viven la discriminación en primera persona
Jonathan es empresario. Camina por Once, la oreja pegada al celular. Le cuesta detenerse a hablar de discriminación. Primero dice que nunca se sintió excluido en la Argentina, pero de a poco se dispone a conversar y finalmente se sincera: "A veces te discriminan, te gritan ‘¡judío!’ como si fuera un insulto, hay gente así de perversa. No sé por qué a los judíos nos odian tanto".
Luego de la difusión del informe de la DAIA y la UBA, que reveló una fuerte estigmatización de los judíos, LA NACION presenta historias de personas de la comunidad que cuentan cómo se sienten en la Argentina, a qué prejuicios se enfrentan a diario, cómo es la convivencia con las demás religiones y cuáles son las razones por las que muchos no se quieren integrar plenamente.
Según la encuesta, a los judíos se los considera "cerrados" y "poco solidarios". Esto se vincula con la percepción de que son "tacaños" y su principal interés en la vida es hacer buenos negocios y ganar dinero. Esas son algunas de las conclusiones a las que arribó este estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), denominado " Actitudes hacia los judíos en la Argentina ", especialmente elaborado para la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).
"¿Tacaños?. Al contrario, hay gente que despilfarra", dice Johny, empresario, 38 años. "Puede ser que seamos inteligentes en los negocios, que tengamos habilidad; eso sí, siempre decentemente, ¿no?".
Sobre el mismo tema, también se refiere Javier, treintañero, estudiante y comerciante: "A todo el mundo le gusta ganar dinero, no sólo a los judíos. Muchos dicen que somos amarretes, tacaños, eso depende de cada persona. La gente de antes era más así, pero hoy cambiaron las cosas". Salomón, su abuelo, jubilado, también niega este aspecto que se endilga a su comunidad. "El judío no es tan tacaño, es abierto completamente, compra lo que sea. Les gusta tener buena vida, disfrutar de su auto, de sus cosas", enumera.
Lo que todos admiten es que la comunidad es cerrada, pero explican que esto ocurre porque no se los integra completamente. Marga, ama de casa, unos 50 años, explica: "Hay demasiada ignorancia respecto del judío, y nos discriminan por esa falta de cultura. Ha resurgido mucho el antisemitismo y el nazismo, algo que es ancestral". Y concluye: "Como sentimos cierto rechazo, entonces eso hace que nos encerremos más y formemos una comunidad más cerrada".
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