Otros doce bares son patrimonio histórico
Intentan conservar los usos, las costumbres y el valor arquitectónico de una época de cambios sociales en el país
Doce bares porteños pasaron a formar parte del patrimonio artístico y cultural de la ciudad. Se sumarán a los 38 bares notables, a los que consideran casi una prolongación del espacio público de la ciudad. Cada uno de ellos tiene una historia particular y características que los hacen únicos. Reflejan los usos y costumbres de una época; tienen valor arquitectónico, o fueron protagonistas de cambios sociales o políticos de nuestro país.
Son el Café Margot, El Federal, la Esquina Homero Manzi, el bar del hotel Alvear, la confitería del hotel Castelar, el bar Don Juan, el Café Café, El Estaño, El Coleccionista, El Banderín, Los Galgos y Mar Azul.
En estos 50 bares notables se desarrollará a lo largo de este año toda la programación que la Secretaría de Cultura porteña tiene prevista para este año, que incluye espectáculos de tango, de jazz, de música brasileña, de folklore y otros géneros.
Para esto hicieron una selección entre una gran cantidad de solistas, dúos o bandas que se presentaron a concurso, algunos de los cuales, muy conocidos y otros, desconocidos.
Marikena Monti, Ana María Cores, el dúo Mizrahi-Longhi (Demoliendo Tangos), La Coartada, Mimí Kozlowski, el cuarteto de saxos Chamuyos, Alicia Berdaxagar o Caracol son algunos.
Unas 10.100 personas disfrutaron de los espectáculos durante 2002 y 16.000, durante 2003. Silvia Fajre, a cargo de la Dirección General de Patrimonio del gobierno porteño -dependiente de la Secretaría de Cultura-, confía en que esa cifra sea este año aún mayor.
"La idea es rescatar la identidad de estos bares porque parte de la historia pasó por ahí. No todos tenían shows pautados, sino que la mayoría ofrece los espectáculos de nuestra programación. También, en algunos casos, los ayudamos con algún tipo de intervención en la arquitectura, para que no pierdan su fisonomía original", dijo Gustavo López, secretario de Cultura de la ciudad.
Identidad
Horacio Spinetto, autor del libro "Cafés de Buenos Aires", trabaja en la Dirección General de Patrimonio y fue uno de los que participaron de la selección. "Café Café tiene una arquitectura maravillosa. Se restauró y mantuvo una gran cúpula en vitraux y la boiserie. Está ubicado en la estación terminal de la ex línea Mitre y funciona en lo que era la confitería del ferrocarril", dijo.
En el tradicional cruce de la avenida San Juan y Boedo está Esquina Homero Manzi, que cambió de nombre varias veces: El Aeroplano, El Japonés o Canadian son algunos de ellos. Allí concurría Homero Manzi, y se supone que en ese bar escribió la letra del tango "Sur", el que inmortalizó esa esquina. Acostumbraban ir también algunos jugadores del Club San Lorenzo e integrantes del grupo literario de Boedo.
Don Juan, en Camarones y San Blas, barrio Villa Santa Rita, es un típico café de barrio en el que sus propietarios supieron mantener las características desde los años ‘30. "Tan auténtico es, que allí se firmaron una gran cantidad de escenas de películas nacionales", dijo Spinetto.
Frente al parque Rivadavia, en Caballito, suelen reunirse los coleccionistas de estampillas, monedas y medallas. Allí funciona, precisamente, El Coleccionista, bar ubicado en la planta baja del edificio en que vivió el poeta Conrado Nalé Roxlo y donde antes funcionó El Cóndor, explicó el especialista de la Dirección de Patrimonio. Hoy trabaja las 24 horas.
Fines de los 40
Hay un bar de fines de la década del ‘40 que mantiene un revestimiento de vidrio pintado de los que quedan muy pocos en la ciudad, dijo Spinetto. Es Mar Azul, en la esquina de Rodríguez Peña y Tucumán, donde el poeta Arturo Cuadrado se inspiró para escribir un poema al que le puso el nombre de ese bar y que más tarde dio título a un libro. Hoy es muy concurrido por estudiantes de la Universidad Católica, que se encuentra muy cerca.
La confitería del hotel Castelar comenzó a funcionar en 1929, junto con el hotel, y por allí pasaron personajes de nuestra vida cultural, como Oliverio Girondo, Alfonsina Storni o Federico García Lorca, contó Fernando Ruano, gerente de ventas del Castelar. Arturo Frondizi era otro de los habitués, ya que durante su presidencia tenía reservada una suite del hotel para dormir la siesta.
El apoyo del gobierno porteño se centra en la difusión de los shows, el otorgamiento de subsidios, la ayuda para el gerenciamiento de los bares y la puesta de los espectáculos. Cada bar tiene asignados distintos shows.
Con un presupuestos de 300.000 pesos por año, la Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables les paga a los artistas un monto mínimo y se ocupa de la puesta en escena, el sonido y la iluminación.
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