Piden investigar a Oyarbide por el intento de asesinato a Garbellano
Relación: la defensa del proxeneta quiere saber si el juez estuvo involucrado en el ataque que aquél sufrió cerca de Zárate.
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La defensa del proxeneta Luciano Garbellano pedirá que se investigue la vinculación del juez federal Norberto Oyarbide con el intento de asesinato sufrido por su cliente, a principios de año.
Garbellano recibió varios disparos en la noche del 24 de marzo último en un oscuro y desierto paraje cerca de la ciudad de Zárate, cuando era conducido en automóvil -según su testimonio- por Hernán Cattáneo, un cliente habitual de su prostíbulo Spartacus .
Cattáneo declaró dos veces ante la justicia de Zárate, que al día siguiente del atentado visitó a Oyarbide en su despacho, dijo Víctor Stinfale, defensor de Garbellano.
Ahora, el abogado reclamará que se investigue la relación entre ambos, ya que cree que Cattáneo es sospechoso del atentado y está relacionado con los socios de Garbellano en Spartacus , Antonio y Daniel Soldano.
La posibilidad de que Garbellano hubiera sido atacado porque poseía el videotape donde se veía a Oyarbide mientras tenía relaciones sexuales con un joven es una de las hipótesis que los investigadores consideraron desde un principio. Esta pista se reforzó al comprobar que los atacantes de Garbellano emplearon el celular que éste abandonó en el lugar para comunicarse con el Departamento Central de Policía.
Oyarbide se ha enorgullecido de su estrecha relación con la Policía Federal. Tanto él como Garbellano mantenían un vínculo personal con el ex jefe de la División Seguridad Personal, Roberto Rosa, quien fue puesto en disponibilidad cuando La Nación difundió sus reiteradas comunicaciones telefónicas con el proxeneta. La posibilidad de que las relaciones entre Rosa y Oyarbide tuvieran un cariz delictivo es investigada por el juez federal Carlos Liporaci.
Extorsión, sin pruebas
No es la única mala noticia para Oyarbide, que está pendiente de un juicio político en su contra en el Senado de la Nación. Ha sido acusado ante el Congreso de mal desempeño y actualmente está de licencia.
Un fallo judicial resolvió, hace dos días, que no hay pruebas suficientes para demostrar que haya sido víctima de una extorsión.
Oyarbide había realizado esta denuncia como contraataque del escándalo desatado en mayo último, cuando La Nación publicó que existía una investigación judicial sobre su presunta amenaza contra el recepcionista de un restaurante, Zinnedine Rachem.
Según Rachem, Oyarbide le habría advertido que le quedaban 48 horas de vida porque estaba al tanto de su relación con Garbellano y de la existencia del video. Oyarbide respondió con una denuncia contra Rachem y Garbellano por extorsión. Según dijo, el difunto abogado Luis Darritchon le habría sugerido que "podía parar todo" si pagaba 150.000 pesos, porque "lo que quiere el muchacho es dinero y no seguir con el tema".
Oyarbide presentó la denuncia ante su colega federal Carlos Liporaci, quien luego se declaró incompetente. El caso fue a manos del juez de instrucción Fernando Rodríguez Lubary, quien también investigaba las amenazas contra Rachem.
Rodríguez Lubary resolvió, el lunes último, la falta de mérito para procesar o sobreseer a Garbellano y a Rachem en este caso. Según se desprende del fallo, el único elemento para sostener la acusación son los dichos de Oyarbide, que, por otra parte, fueron en parte desmentidos por su secretaria y por otros dos testigos.
Oyarbide aseguró que Garbellano llamó por teléfono a su despacho y fue atendido por su secretaria, a quien le habría advertido que "si no depositaba el dinero divulgaría el cassette".
Pero Ana Iglesias, su secretaria, dijo que el "Luciano" que llamaba sólo anunció que si Oyarbide no lo atendía difundiría el cassette, sin referencia a dinero alguno. Además, Oyarbide declaró que su secretaria podía reconocer la voz de Garbellano porque lo conocía, mientras que ella testificó que no recordaba a ningún "Luciano".
Por último, el abogado Pablo Jacoby y un testigo de apellido Chiaradía declararon que vieron en forma separada a Oyarbide minutos después de que Darritchon se retirara de su despacho y que Oyarbide les comentó que había ido a solidarizarse con él, tal como luego declararía el propio Darritchon ante la Justicia.
Por todo ello, Rodríguez Lubary ordenó tomar una nueva declaración testimonial a Oyarbide y someterlo a un careo.
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