Profundizar la eficiencia

La persistencia de altas temperaturas ha despertado mayor atención sobre el cambio climático y se acusa a la ciudad de haberse tropicalizado. Los científicos son renuentes a vincularlo con los fenómenos de la temperie en plazos cortos. El clima se analiza en décadas y centurias, pero la frecuencia y severidad de fenómenos que vemos parecen las consecuencias del cambio climático que nos anunciaron.

Ese cambio no es solamente más calor, aunque frecuentemente se lo llame calentamiento global. Es una modificación abrupta de las condiciones climáticas, provocada por actividades humanas de producción y consumo.

Las ciudades contribuyen significativamente y pueden experimentar con agobio sus efectos negativos. Para mitigar el cambio es preciso reducir emisiones de gases; para enfrentar las consecuencias se requiere adaptar las ciudades. ¿Lo estamos haciendo? Creo que no nos encontramos a las alturas de las circunstancias.

En mayo, el gobierno de la ciudad publicó un programa de respuesta al cambio climático para mejorar la eficiencia energética, incluida la iluminación pública y utilizando energía solar, para ordenar el transporte, cuidar los árboles y el manejo de los residuos. Esas medidas no han dado frutos que se perciban.

La ciudad necesita regulaciones y estímulos que cambien los comportamientos. Por ejemplo, actualizar el código de edificación para hacer obligatoria la eficiencia térmica y lumínica en los nuevos edificios y crear incentivos fiscales y crediticios para los existentes. Los impuestos y los créditos deben utilizarse para crear premios y castigos que estimulen la eficiencia en el transporte urbano de personas y mercaderías.

El autor es presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente