Qué se necesita para navegar en una travesía oceánica
Para realizar un viaje a mar abierto es indispensable tener en cuenta la experiencia de la tripulación, el estado del barco y las condiciones meteorológicas
Expertos en navegación indican que para realizar un viaje largo, a mar abierto, es imprescindible contar con la información meteorológica actualizada, una considerable experiencia en ese tipo de recorridos y conocer el barco que se va a utilizar.
El cruce efectuado por el Maratonga, que desapareció en la zona del Triángulo de las Bermudas con sus tres tripulantes a bordo, es bastante común para quienes acostumbran navegar en mar abierto.
Por las condiciones del viento y por las corrientes favorables, habitualmente "los barcos parten desde alguna isla del Caribe o el sur de Florida, pasan por Bermudas, avanzan hasta las islas Azores y luego llegan a Portugal o España", indicó Nicolás Tromenzio, encargado del sector "Vela y motor" del Yatch Club Argentino.
Pese a la conmoción por la noticia de la desaparición del Maratonga, en la navegación argentina no es extraño que se emprenda un viaje de este tipo. Desde Buenos Aires parten anualmente entre 10 y 30 barcos hacia mar abierto, y el número aumenta en épocas de regatas.
Los destinos más elegidos son los de recorrido más corto. Colonia de Sacramento es uno de los puntos favoritos, durante el verano suelen partir alrededor de 300 barcos. En segundo lugar se ubica Punta del Este y en el tercer puesto, Mar del Plata. Para quienes se atrevan a un mayor trayecto, están las opciones de Angra dos Reis, Ilhabela y Río de Janeiro. Este último destino fue el elegido por los tripulantes de Tunante II, quienes se habrían encontrado con una fuerte tormenta y luego perdieron el contacto.
Los requisitos para salir al mar
Tromenzio señaló que es fundamental contar con tres condiciones para salir a navegar:
- La experiencia de la tripulación, más allá de los cursos de perfeccionamiento se valoran más la cantidad de viajes y recorridos y el conocimiento del barco.
- En segundo lugar, es necesario que la embarcación se encuentre en excelente estado general.
- El otro factor es el de la meteorología. Con las herramientas satelitales es posible acceder a las actualizaciones del clima para evitar inconvenientes o planificar una parada en puerto.
Andrés Bugarín, instructor del Yatch Club de Bariloche, coincide con las sugerencias anteriores: "Hay que tener experiencia previa. Con los cursos no sirve si no se tiene experiencia, es como con el auto, sacas el registro y decidís hacer un viaje largo. No se piden horas de vuelo como un piloto pero es necesaria cierta cantidad de tiempo navegando".
Luis Hernández, director de la Escuela del Yatch Club Argentino, subraya la importancia de que la embarcación cuente con un medio de comunicación acorde con la época. Recomienda el uso de la radiobaliza "Epirb", que es un dispositivo de localización de siniestros muy útil en la navegación. Para él, es una herramienta que "si Dios quiere, no la usás nunca, pero funciona como el cinturón de seguridad. No falla, se baja una palanca y sale una señal a los satélites que activan las alertas".
Hernández considera elemental, junto con el sistema de localización, "la experiencia previa en navegación y los buenos conocimientos náuticos y meteorológicos". Asegura que las horas en el mar, además de dar experiencia, ayudan a "entender los conceptos y a ejercitar la capacidad de resolver problemas".
Otras de las claves que menciona Hernández es "el seguimiento de los seres queridos en tierra". Esa forma de control permite tener una idea aproximada de los tiempos de navegación y las llegadas a destino en los puertos intermedios.
A criterio personal
"Habitualmente Prefectura Naval Argentina es quien otorga la autorización para zarpar, previa firma de la documentación pertinente", explica Tromenzio. Sin embargo, aclara:: "La potestad de salir o no está a cargo de quien maneja el barco; para zarpar cada uno tiene su criterio" y agrega que en otros lugares del mundo "ni siquiera existe un carnet habilitante".
Por lo tanto la decisión se salir al mar tiene que ver con la consciencia de quienes se animen a realizar el viaje que con trabas burocráticas o de control.
Bugarin cuenta al respecto: ""La náutica no tiene a alguien que la controle, si querés navegar, salís. Es como con el auto, si querés salir a pasear o a la ruta y hacer miles de kilómetros es lo mismo. No se controla si tenés experiencia o no, queda en cada uno".
Habitualmente quienes practican la navegación conocen los controles necesarios y la utilización de los roles, que son las actas donde figuran los tripulantes y se indica el rumbo y el tiempo de navegación hasta llegar al próximo puerto. Allí se realiza un nuevo rol, donde se vuelve a marcar el punto de partido y el puerto de destino.
Bugarín sostiene: "Hay que saber a dónde vas, el pronóstico, y las alternativas para parar, si es necesario. Ayudan mucho la cartografía y el instrumental satelital".
En los casos de emergencia se avisa a la Prefectura y a la guardia costera del lugar para que actúen inmediatamente en la búsqueda.
La tripulación desaparecida
Raúl Enriquez y su hijo Pablo son ingenieros navales. Se habían encontrado en Colombia con el escribano Raúl Echevarría para comenzar la travesía en abril pasado. Estuvieron en Costa Rica y llegaron al estado de Virginia, desde donde zarparon por última vez el 13 de julio pasado.
Nélida Mihailov, esposa de Raúl Enriquez, relató que el barco de matrícula costarricense es una especie "de tiempo compartido", dentro del cual su marido "tiene una parte".
La mujer aseguró que los desaparecidos "llevan tres años preparándose para este viaje, mi marido estudio astronomía para guiarse por las estrellas si fallaba el instrumental".
Cómo es el barco
El velero "Maratonga" es una embarcación de 52 pies, con casco de hierro, dos palos y bandera de Costa Rica. Los viajeros llevaban un GPS Messenger Spot, que dejó de funcionar justo trece días después de salir del último puerto donde habían estado. Además, tenían provisiones como para 90 días.
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