Enfrentamientos entre manteros y policías en Retiro por el desalojo
Los vendedores quieren seguir trabajando en la vía pública y amenazan con cortar calles
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La zona de Retiro está completamente vallada. El cerco amarillo no solo cubre el ingreso a la terminal de ómnibus, sino que se extiende por la avenida Ramos Mejía e incluye la cabecera de la línea de trenes San Martín. Probablemente permanecerá así por los próximos dos meses.
“No nos avisaron nada y no sabemos hasta cuándo va a estar así; esto apareció el domingo”, dijo a LA NACION el dueño de un comercio adentro de la terminal ferroviaria, cuya puerta quedó tapada.
El gobierno porteño desplegó hoy a la mañana un operativo de seguridad en las inmediaciones del sector afectado por un programa de reformas, luego del desalojo de trabajadores ambulantes que tuvo lugar el sábado a la madrugada y la posterior protesta registrada el domingo. Hoy al mediodía, hubo incluso forcejeos entre policías y manteros, que terminaron con un detenido de 26 años por resistencia a la autoridad y obstrucción de la vía pública. De acuerdo con fuentes de la Ciudad, se le secuestró un palo de madera y dos botellas plásticas y se lo trasladó a la Comisaría Vecinal 2ª, donde permanece todavía alojado.
Los vendedores ambulantes, cerca de 60 según los cálculos de la administración porteña, se habían previamente concentrado en la Plaza Canadá a la espera de una respuesta de las autoridades sobre su relocalización, tras ser desplazados del lugar donde trabajaban. Luego del enfrentamiento, se trasladaron a la calle San Martín y prometieron levantar el corte cuando liberaran al detenido.

“Vinimos acá porque íbamos a cortar allá y no nos dejaron. No nos dan solución. Pedimos un lugar de trabajo. Tenemos hijos que van a la escuela y están empezando las clases. No cobramos planes, queremos trabajar”, dijo a LA NACION Elizabeth Medina, que vendía ropa usada en las veredas que fueron desalojadas.
“Señor Larreta, necesitamos trabajar. Queremos comer”, decía el cartel apoyado sobre el asfalto de Kati Campos, de 47 años. “Nos dijeron que al mediodía íbamos a tener una respuesta y todavía nada. Nuestro pedido es que nos habiliten un lugar para trabajar. Como sobre Ramos Mejía no se puede, ofrecimos ubicarnos sobre la Avenida de los Inmigrantes”, contó la mujer, que hace años vende ropa usada. “Esto fue imprevisto, de madrugada. Nos dejaron sin trabajo de la noche a la mañana”, agregó.
Eran cerca de 20 las personas sentadas en ronda sobre el asfalto que reclamaban por otro espacio donde desplegar sus mantas. Detrás de ellos, un cerco policial de 15 efectivos cortaba el tránsito de la calle San Martín.
El reclamo se repetía. “Que nos dejen por lo menos trabajar en un horario. O reubicarnos, pero en un lugar donde circule gente porque te mandan a un desierto. Esto es mercadería nueva, no robamos, que nos dejen llevar algo a nuestras casas”, dijo a este diario Carmen, que está a cargo de un puesto de venta de gorras. Al igual que varios de sus compañeros, se movió hacia el ingreso del Barrio 31. “Por eso estamos todos amontonados”, señaló, y agregó: “No es lo mismo, no pasa nadie”.
Su vecina, que vende empanadas y prefirió no dar su nombre, acotó: “La gente tiene miedo porque esto ya es villa, por eso ni se acercan. Que nos dejen trabajar”.
Según dijeron fuentes de la administración porteña a LA NACION “no se va a normalizar la ilegalidad”, por lo que relocalizarlos no es una opción que se esté evaluando y la Ciudad planea sostener que no regresen con “mucha presencia”.
“Cada uno de estos operativos representa un golpe a las mafias que operan detrás y se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente para hacer negocios. Por eso, al que quiere trabajar en el marco de la ley les damos todas las herramientas para que puedan hacerlo”, apuntaron. “La situación de cada una de las personas es muy particular, por lo que desde el Ministerio de Desarrollo Humano hacemos una evaluación detallada de cada caso y brindamos diferentes soluciones y tipos de asistencia a través de los diferentes puntos de orientación que tenemos habilitados”, añadieron.
En ese sentido, detallaron los programas con los que cuenta la cartera (subsidio habitacional, asistencia alimentaria y social) y los centros. Como opción de trabajo ofrecen registrarse en las Unidades Productivas de la Economía Popular y Social para ser beneficiarios de los programas y participar de cooperativas como proveedoras del gobierno de la ciudad.
También apuntaron contra el gobierno nacional. “Sabemos que la situación del país es muy complicada, que la inflación en los últimos tres años fue de casi el 300%, que la pobreza está al borde del 50% y que hay mucha gente que no llega a fin de mes, que el Gobierno no genera las condiciones para que tengan trabajo. Pero en la Ciudad de ninguna manera vamos a normalizar la ilegalidad”, sostuvieron.
Al cierre de esta nota, un grupo de venderos ambulantes continuaban con la protesta sobre la calle San Martín y anunciaban que mantendrían el corte hasta la liberación del mantero detenido. Prometieron, además, que mañana sus compañeros de la zona de Once se sumarían al reclamo.
Los desvíos
Las vallas que desplegó el gobierno porteño solo se interrumpen para el ingreso a las calles que cortan la avenida Ramos Mejía. En cada una de ellas había alrededor de seis policías con escudos. Tanto en la puerta de la cabecera ferroviaria como de la terminal de ómnibus eran más y los oficiales aumentaban a 15.
Al gran despliegue policial se sumaban otros oficiales identificados con chalecos celestes de la Policía de la Ciudad que caminaban por la avenida. También agentes de tránsito que intentaban colaborar con la organización y personal de la Agencia Gubernamental de Control. Agrupados de a cuatro, en cada una de las esquinas había también personas identificadas con chalecos amarillos de la administración porteña: son empleados de la Secretaría de Transporte y estaban encargados de ayudar a los peatones, que principalmente preguntaban dónde se ubican ahora las paradas de colectivos que fueron relocalizadas.
Las veredas de la avenida Ramos Mejía, donde solían ubicarse los manteros, estaban totalmente vacías y valladas. “Estamos mejorando el Centro de Trasbordo Retiro para que puedas moverte mejor y de forma más segura”, informan los carteles pegados sobre las vallas. Mientras tanto, los pasajeros, muchos de ellos con valijas, circulaban por la calle.
Ese mismo mensaje transmitió Horacio Rodríguez Larreta que afirmó en LN+ que las obras en Retiro tardarán dos meses y se están haciendo “para seguridad de la gente”. “Entiendo la situación social, pero la gente tiene que circular. Es una decisión del gobierno de la ciudad porque estamos convencidos”, sostuvo.
El plan de reordenamiento en el espacio público de Retiro implica la intervención de 4500 metros cuadrados de veredas, para “resguardar la seguridad y accesibilidad de los 200.000 vecinos que se mueven diariamente por la zona”. Según informó la Ciudad, incluye el reemplazo de luminarias y puestos de diarios y flores que no estén en condiciones; refuerzo de la iluminación LED; un plan de higiene específico para la avenida Ramos Mejía, que será repavimentada. También se intervendrán la Plaza Canadá y su entorno.
Según difundieron desde la administración porteña el esquema de contingencia de obra implica un espacio para la circulación peatonal, modificaciones en las paradas de colectivos y el traslado de paradas de taxis. Para ello desplegaron 70 agentes del Cuerpo de Agentes de Tránsito pertenecientes a la Secretaría de Transporte y Obras Públicas. Además, prometieron que habrá “mayor presencia de efectivos policiales, que reforzarán la seguridad en la zona”.
Según se informó en un comunicado, mientras duren los trabajos habrá un corte parcial en avenida José María Ramos Mejía, entre avenida Antártida Argentina y el acceso a la estación de subte de la línea C, y la circulación peatonal se desviará hacia los dos carriles adyacentes a la vereda del lado de las estaciones ferroviarias y de ómnibus. Se trasladarán siete paradas de colectivos y dos de taxis.
En cuanto a la reubicación de las paradas de colectivos, se anulan las paradas de las líneas 28, 70, 75, 92, 100, 101 y 150 ubicadas sobre esa avenida, entre avenida Antártida Argentina y Padre Mugica, y se reubican sobre los paradores que están frente a Plaza Canadá.
Así, la línea 28 tendrá la misma ubicación de la parada de la línea 143; la línea 70 igual que la línea 33; el colectivo 75 parará donde actualmente lo hace el número 20 y la línea 92 coincidirá con la parada del 91. En tanto, la línea 100 tendrá la misma ubicación de la parada de la línea 115; la 101 en el parador de la línea 5 y los colectivos 150 se detendrán donde actualmente lo hacen los de la línea 108. El resto de las líneas y sus paradas no fueron afectadas por las obras
Los ingresos a las estaciones ferroviarias Belgrano Norte y San Martín quedan habilitados por las puertas laterales. En tanto, la parada de taxis ubicada frente a la estación ferroviaria de la línea Mitre continúa en su ubicación habitual y la ubicada frente a la estación ferroviaria del Belgrano Norte opera en paralelo a los vallados. Las paradas ubicadas frente a la terminal de Ómnibus estarán en la avenida Ramos Mejía frente a avenida Antártida Argentina.
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