
Tiroteo y muerte en el supermercado Coto de Floresta
Enfrentamiento: un policía mató a uno e hirió a otro de los delincuentes que irrumpieron en el local; no hubo víctimas inocentes.
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Entró gateando, pateó el arma de uno de los delincuentes que yacía herido, al lado de otro que ya estaba muerto en la entrada del supermercado, y gritó: "Todos al piso". La orden del sargento primero Ricardo Minquevich fue contundente. Los clientes y empleados obedecieron.
La escena no pertenecía a una película de Clint Eastwood, ni a un capítulo de "Poliladron".
Se trataba de un asalto en plena hora pico -las 15.50- en la entrada del supermercado Coto situado en la calle Segurola al 1700, en el barrio de Floresta.
El robo duró unos minutos y terminó con un tiroteo que dejó como consecuencia un delincuente muerto, otro herido y detenido, y dos prófugos, que lograron huir en un Peugeot 406 bordó.
Por obra de un milagro no murió ninguno de las cientos de personas inocentes que estaban en ese momento en el supermercado, que ocupa más de media manzana y cuenta con varios niveles.
A esa hora es habitual que un camión de Juncadella pase a retirar la recaudación de las cajas. Los delincuentes sabían eso. Tres de ellos ingresaron en el supermercado unos minutos antes de las 15.50. Vigilaron el lugar e hicieron tiempo.
Un asaltante bien vestido
Uno de los delincuentes se acercó a un stand de fotografía situado junto a la puerta de entrada principal.
"Me preguntó cuánto costaban los rollos Polaroid y si había de 20. Estaba muy bien vestido, con campera de corderoy, afeitado y con el pelo engominado. Hablaba muy bien", dijo a La Nación Javier, empleado del local.
Minquevich cumple servicio adicional, contratado por Coto, para custodiar el supermercado. Cuando llegó el camión de caudales y estacionó en la entrada, el suboficial tomó posición como para observar el movimiento.
En ese momento vio que tres hombres arrinconaban a los empleados de Juncadella, que salían con una saca que contenía 63.000 pesos.
Entonces, Minquevich se tiró al suelo en la pequeña escalinata que está a diez metros de la entrada principal. Hizo dos disparos: uno hirió en un hombro a un delincuente y el otro impactó en la cabeza de otro asaltante.
A gatas
Luego entró gateando en el supermercado, pateó el arma del delincuente herido y ordenó a todos que se tiraran al piso.
Minutos más tarde ya habían llegado móviles de la comisaría 43a.
Carlos Basualdo, titular de esa comisaría, explicó la razón por la que Minquevich se tiró al piso para disparar: "En caso de errar, los disparos hubieran impactado en el techo. Como había mucha gente en el lugar, no podía arriesgarse a otra cosa".
Los dos delincuentes que huyeron dejaron abandonado el Peugeot a cinco cuadras del lugar.
La gente que estaba en el supermercado tuvo que salir por el sector de pescadería, que da a la calle Sanabria. El local estuvo cerrado entre las 16 y las 18.45. A esa hora retiraron el cadáver del delincuente.
"Todos nos tiramos al suelo cuando escuchamos los disparos. El patio de comidas y el bar estaban llenos de gente, lo mismo que en la guardería. Esto pudo haber sido un desastre, pero entre lo que hizo la policía y los guardias del supermercado todo estuvo controlado en unos pocos minutos", explicó Alberto Messoulam, empleado de un local de promoción de teléfonos celulares.
"Me tiré al piso y me asusté mucho. El lugar estaba lleno de gente", contó Gerardo Gómez, todavía agitado por el momento que le había tocado vivir.





