
Turismo aventura: correr, escalar o ser yogui en las sierras
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CORDOBA. Correr, escalar, caminar o hacer yoga en las sierras son experiencias particulares de por sí y más todavía si se hacen en la noche o al amanecer, donde los paisajes cobran otra vida y se descubren otras características, todo lo que permite vivir el lugar de una manera diferente. Este año, en particular, se multiplicaron las propuestas y los entusiastas de este tipo de excursiones.
Caminatas gratis al Champaquí
Alejandro Bosh organiza caminatas en la zona de Traslasierra –al Champaquí, a Pueblo Escondido, a Quebrada de la Hornilla o a Sierra Embrujada- por pasión. “Disfruto de la actividad y me gusta que sea inclusiva, que cada vez se sume más gente, que unos amigos traigan a otros, que quienes vienen de veraneo se sumen”.

Sin costo, estas caminatas sólo requieren de “ganas y estado físico”. Bosh aclara que no hay que ser un gimnasta y que hay propuestas para los distintos gustos (y capacidades). “Es una pena no conocer parajes hermosos de esta zona y ese es el ‘gancho’ para que uno vaya trayendo a otro”.
La subida al Champaquí (2885 metros) es la de mayor exigencia. “Hay altura y muchos escalones, quien se suma al menos debe estar en condiciones de llegar al refugio donde solemos acampar, sino se pone en riesgo a él mismo y al grupo; es la salida menos inclusiva para evitar problemas”.
Ir al Uritorco de noche
Adriana Romano, guía de montaña habilitada e integrante de Magma Expediciones (organizan caminatas y trekking al Champaquí, el Uritorco y Los Gigantes en Córdoba y a diferentes picos y volcanes de los Andes), asegura que subir de noche es una experiencia “inigualable”.

Hace pocas horas bajó del Uritorco. “Se escuchan los grillos, los cantos de las ranas que parecen una sinfonía –describe-. Llegamos a la cumbre al amanecer; vamos despacio, parando, haciendo fotos, viendo las ciudades de noche; tomándonos tiempo para el relax y la meditación”.
De los ascensos participan desde deportistas a curiosos que quieren experimentar “de qué se trata el trekking”. Tampoco faltan los interesados en descubrir un ovni en el cerro que –según la leyenda que lo rodea- los convoca.
Este verano Romano ya recibió el tradicional mensaje de la temporada: “Mirá lo que apareció en la foto…es raro”. Admite que ella no cree que seres de otros planetas bajen en el Uritorco y que “nunca” sabe “cómo explicar que no es nada; es un punto que se forma en el contraluz”.

En Los Gigantes amanecen. Suben desde el mediodía, duermen en el refugio del Club Andino de Villa Carlos Paz y ven asomar el sol desde El Mogote. El paisaje se enciende cuando los rayos iluminan el macizo de 620 millones de años, donde vientos y lluvias moldearon las piedras que se elevan a 2400 metros sobre el nivel del mar. Una travesía por El Laberinto completa la aventura.
La ventaja de la noche es que hace menos calor; la temperatura baja bastante respecto al día (entre 10 y 15 grados menos) y eso facilita la caminata y los ascensos.
Correr a la luz de la luna
Punilla y las Sierras Chicas ya tiene tradición en carreras nocturnas; San Antonio de Arredondo y la reserva natural del dique de La Quebrada (Río Ceballos) son los escenarios que los runners atraviesan con linternas frontales. “Ya son un clásico del verano cordobés; una experiencia única y divertida”, comenta Soledad Garbini de Misión DXT, organizadora junto a las municipalidades.
Además de los corredores que llegan desde distintos puntos del país, participan veraneantes que se convencieron en los puestos de promoción que hay en los pueblos o se enteraron por los folletos y promociones que hay en los alojamientos.

Para los menos entrenados, pero que no se quieren perder la oportunidad está la posibilidad de recorrer sólo cuatro kilómetros y después sumarse a la fiesta de cierre. El 80% del camino es sendero de montaña y el paisaje va surgiendo bajo la luz de las linternas. El año pasado participaron unas 500 personas. La de Río Ceballos es el próximo 24 de febrero.
Estirar y admirar
Alelí Peiró es pionera en el yoga trekking (su empresa lleva ese nombre); combina las caminatas por montañas, sierras y quebradas con la milenaria disciplina. “Se potencian los beneficios para el cuerpo y la mente –dice-. Es un ejercicio físico más completo y permite con más facilidad llegar al estado de relajación, meditación, desbloqueo y apertura mental en entornos naturales hermosos”.

Profesora de yoga, montañista y prestadora de turismo alternativo, admite que al principio “costó” instrumentar la idea “pero rápidamente la gente comenzó a interesarse, a disfrutarlo, a tener una experiencia inolvidable. Las sierras cordobesas son un lugar ideal sin los riesgos de alta montaña y con paisajes imponentes”.
Apunta que el yoga y el trekking comparten el “buscar el equilibrio y vivir en el presente, no pensar, no juzgar, sólo en contacto con nuestro ser más profundo. Un día de relax, en armonía con la naturaleza y con uno mismo”. No son solo yoguis quienes se suman, van también quienes no tienen experiencia previa y gustan del trekking y quieren disfrutar de la combinación.

Así, se puede contemplar el amanecer o el atarceder en los Gigantes, la Pampa de Achala, la Cascada de los Chorrillos, La Escondida (La Cumbrecita), las Altas Cumbres o el Champaquí.





