Un oficial políglota, muy preparado y con una excelente foja de servicio

Quienes conocieron a Iván Blizniouk por cuestiones laborales lo definieron con un término futbolístico: "Es un crack". Esta descripción, realizada por un uniformado que compartió dos meses de trabajo con ese hombre nacido en Rusia, que llegó a la Argentina cuando tenía 18 años, se funda en el nivel de conocimientos expuesto por el inspector de la Policía de la Ciudad, uno de los cinco detenidos, acusados de integrar una banda que intentó traficar cocaína por vía diplomática.
Al revisar los antecedentes de Blizniouk y su trayectoria como integrante de dos fuerzas de seguridad en la Argentina (antes de entrar en la Policía Metropolitana revistó en la Prefectura como oficial de inteligencia criminal), quedó expuesto que el imputado no se habría "chocado" en la vida con narcos internacionales. Parece haber acomodado su carrera para estar en un lugar que le permitiera poder enviar drogas a Rusia mediante rutas que nadie revisa: el canal diplomático y los viajes de capacitación de policías.
Antes de convertirse en asesor de seguridad de la embajada de Rusia en la Argentina Blizniouk forjó una impecable foja de servicios en la Prefectura. Se valió de sus estudios como técnico universitario en Seguridad Marítima con orientación en Protección Marítima y Portuaria y especialista en Patrullaje y Seguridad Pública. Según consta en su perfil de una red social, dichos títulos los obtuvo en cursos realizados en la Universidad de Moscú.
Hay otro elemento en el bagaje de conocimientos expuestos por Blizniouk que resalta su habilidad para moverse en el ámbito de las fuerzas de seguridad y conocer cómo y con quién relacionarse para conseguir sus objetivos: es especialista en Perfilamiento Criminal y Terrorismo, graduado en la Universidad de San Petersburgo.
Blizniouk tenía los conocimientos para avanzar en su carrera en las fuerzas de seguridad argentinas e impresionar a sus superiores, y poseía los contactos para organizar los viajes de los cadetes porteños a Rusia en programas de capacitación e intercambio.
En agosto de 2013, después de abandonar la Prefectura, Blizniouk ingresó en la Policía Metropolitana. Se desempeñó como oficial ayudante en la Dirección de Inteligencia Criminal. Luego, en la Policía de la Ciudad fue ascendido a inspector principal y trabajaba en la Dirección General de Coordinación y Enlace con el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP).
Según fuentes oficiales, en su foja de servicios no aparecen sumarios. Realizó dos viajes a Rusia para realizar capacitaciones, en 2015 y 2016. Según figura en el expediente, una escucha telefónica en la que quedó grabada una conversación con el supuesto jefe de la banda, "K", Blizniouk se refirió a dos funcionarios rusos que había conocido en uno de esos viajes que le facilitarían poder retirar las valijas con droga que habían quedado en la embajada de Rusia en la Argentina.
Anteayer, con su detención en el aeropuerto de Ezeiza, a Blizniouk se le abrió un sumario en Asuntos Internos de la Policía de la Ciudad y se lo retiró del servicio activo.
Su manejo del idioma ruso le permitió convertirse en el enlace de la Policía de la Ciudad con el Ministerio del Interior de Rusia. A partir del convenio entre ambos organismos, varios efectivos de la Policía de la Ciudad viajaron a distintos institutos de ese país para capacitarse y realizar cursos.
En la fuerza de seguridad porteña afirman que si bien Blizniouk se desempeñaba en el ISSP, no participaba en la formación de los cadetes.
Otro elemento que llamó la atención de los investigadores fue que en una de las conversaciones telefónicas con el señor "K", Blizniouk se jactaba de poder organizar viajes de 60 o 100 cadetes a Rusia, lo que supuestamente posibilitaría poder enviar las valijas con droga a través del canal diplomático si se pedía que aquellos contingentes tuvieran tal estatus.
Aparentemente, en su búsqueda para conseguir cadetes para llevar a Rusia, Blizniouk recaló en el Ministerio de Seguridad bonaerense, donde trabajó contratado durante dos meses en el área de capacitación. Su objetivo no se cumplió debido a que su vínculo terminó en enero pasado.
Resultó llamativo para los investigadores que, en diversas escuchas telefónicas, el imputado le pidió a su jefe ruso que le mandara las requisitorias para los viajes de estudio y que les atribuyera la condición de estatus diplomático. A medida que avanzó la investigación se confirmó la sospecha de que tal solicitud escondía otro objetivo, mucho más oscuro. Un fin criminal.
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